El Holandés Errante, por César Leo Marcus
El Holandés Errante era un barco, bautizado así por su capitán Bernard Fokke, nacido en La Haya, Holanda.
Gran marino e inventor, era capaz de realizar viajes a enorme velocidad, con tecnología creada por él. A raíz de esto, las habladurías sostenían que tenía un pacto con el diablo.
El buque El Holandés Errante desapareció en 1680, al ser sorprendido por una gran tormenta en el Cabo de Buena Esperanza. Quienes lo conocían, dedujeron que por haber pactado con el diablo, Dios lo castigó por toda la eternidad, con esta palabras… “Nunca llegarás a puerto ni conocerás el descanso”.
Dicen que la respuesta de Bernard Fokke fue… “Desafío al poder de Dios a detener el curso de mi destino y mi exitosa carrera. Nada ni nadie despertará mi temor. Aunque tenga que surcar los mares basta el día del juicio”. Y acto seguido se amarró al timón, entonando canciones sacrílegas
Malos Augurios
A partir de allí, el Holandés Errante, se transformó en sinónimo de malos augurios, desastre y muerte. Los marineros y pescadores aun hoy sostenían que ver al buque fantasma en alta mar atrae el infortunio. Los barcos encallan o quedan varados por su culpa.
Incluso sostiene que el Holandés Errante anuncia su llegada, agriando el vino y pudriendo el agua para llevar a la tripulación a la hambruna.
Nada puede borrar la idea de la mente de los marineros. De los holandeses la creencia pasó a los marineros ingleses, europeos, hindúes y orientales,. Y muchos de ellos creen realmente que vieron personalmente la aparición.
El 11 de julio de 1881, a las 4 am, frente a la costa de Australia, fue el primer avistamiento registrado, “siendo la noche clara y la mar en calma, trece personas vieron como un buque aparecía en el horizonte para luego desaparecer repentinamente, sin explicación alguna”..
Del mito a la literatura, la música y el cine
Esta historia, difundida de boca en boca a lo largo de más de un siglo, es la que inspiró la leyenda que todavía sigue circulando, que se supone tiene como base una historia real, aunque deformada por la imaginación y el tiempo.
La primera referencia impresa aparece en “Viajes” de John Mac Donald, publicado en 1790.
En 1795 se publica Voyager, atribuido a George Barrington, donde hace referencia a la historia.
En 1804, Thomas Moore sitúa el barco en el Atlántico Norte, cuando dice «Deslizándose rápido, un sombrío ladrar / Sus velas están llenas, aunque el viento está quieto, / Y no sopla ni un soplo para llenar sus velas»
En 1812, Sir Walter Scott en su obra Rokeby explica que, “la aparición del barco es considerada por los marineros como el peor de los presagios posibles».
En 1821, una revista británica dando pie, recopila un resumen de la historia, de la tradición oral
En 1832 el escritor August Jal, de origen escandinavo, publicada la novela “El Holandés Errante”, en base a los trabajos anteriores.
El novelista y marino Frederick Marryat, de origen inglés y destacado en escrituras marinas, publica en 1847, la novela The Phantom Ship, El Barco Fantasma, con base en el relato de August Jal, pero cambia el nombre del Capitán por el de Vander Decken.
En 1848, Richard Wagner inmortalizaría la historia en la ópera Der Fliegende Holländer (El Holandés Errante o El Buque Fantasma).
En 1998 se estrena la película Flying Dutchman (El Holandés Errante).
Incluso personajes para niños, como Bol Esponja, toma la idea del Holandés Errante, para alguno de sus capítulos.
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