Lo que el fuego se llevó, por Mayron Payes

La vida cambia de un día para otro. Aquí en Pasadena, California, el día 6 de enero de 2025 muchas familias y los miembros de iglesias celebran el Dia de los Reyes, con la tradicional rosca y chocolate caliente.
Con gusto departían un dia mas de vida.
Al día siguiente, el 7 de enero, la destrucción del cambio climático, un cambio climático causado principalmente por tanta suciedad artificial y la sobreexplotación de la madre naturaleza por parte de los grandes negocios y ricos del planeta, no se hizo esperar.
Vientos de hasta 100 millas por hora se juntaron con un incendio que empezó en una de las torres de conducción eléctrica en Altadena. Supuestamente los cables estaban fuera de uso; pero aparentemente no. Unas horas más tarde, unas 15,000 viviendas fueron consumidas por un fuego voraz que únicamente se detuvo cuando los vientos se calmaron.
El incendio se le conoce como “Eaton fire” por un famoso cañón natural llamado Eaton en Pasadena/Altadena.
Los días subsiguientes fueron una incansable serie de eventos, limpieza de las calles, corte del suministro de agua potable para tomar, cortes de energía eléctrica, y otros servicios básicos de la vida urbana como de internet, de gas, además del cierre de escuelas, y muchos negocios. En sí, el paso del incendio fue devastador, para Altadena principalmente, pero para Pasadena también. Miles de familias sin viviendas y sin trabajo se levantaban cada día preguntando: ¿Y ahora qué haremos?
Las respuestas de ayuda no se hicieron esperar, los bomberos y servicios ambulatorios y otros agentes públicos respondieron en su mayoría a la altura de la catástrofe. La comunidad se organizó en estacionamientos de iglesias y negocios que se convirtieron en centros de acopio. La gente llegaba y donaba cosas de necesidad básica, y al igual llegaban personas que necesitaban y recogían lo que ocupaban.
Un ejemplo galante, los y las trabajadores jornaleros, junto a cientos de voluntarios que llegaron de todas partes – se ocuparon de limpiar las calles, las avenidas. De esa manera, la gente pudo regresar a sus lugares.
¡Qué ejemplo de dignidad de parte de gente que tiene tan poco! Muchos de ellos también habían sido impactados por el incendio, perdieron viviendas y trabajos, pero aun así tuvieron el liderazgo y la fuerza necesarios para ayudar a los demás. En esos días la muestra de solidaridad humana fue algo bello de ver en medio de tanta destrucción y sufrimiento.
Abril ha llegado y con él, el brillo del sol y su tranquilo clima. En la memoria del público en general el incendio “ya pasó”. La atención prestada en las primeras semanas por luminarias – artistas, políticos, ricos, grandes agencias públicas y privadas, comerciantes y muchos otros, pues la atención de ellos “ya pasó”.
El incendio ya terminó. Les hicieron muchas promesas: “les ayudaremos, llenen este formulario aquí” decían. Pero la tragedia humana, la pérdida de tantas viviendas y trabajos, es algo que las personas afectadas lo viven cada día. Esas personas y familias cada día se levantan y se preguntan: ¿y ahora, qué haremos? Para ellos el fuego se llevó sus casas, sus pertenencias, sus fotografías y sus memorias de lo que un día fue. Para muchos el fuego se llevó sus trabajos.
La pregunta queda para el resto de nosotros: ¿será que el fuego se llevara también nuestra solidaridad con ellos?
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