Facebook, arma de destrucción masiva

Recuerdo cuando en 1996, Samuel Huntington, explicaba en su libro “El Choque de las Civilizaciones” que “La política mundial está entrando en una nueva fase en la que la fuente fundamental de conflictos no será ideológica ni económica; las grandes divisiones de la humanidad y las principales fuentes de conflictos serán culturales, entre naciones y grupos de civilizaciones diferentes», todo el mundo le dio la razón, más aun, cuando el 11 de septiembre del 2001, es atacado el país más poderoso de la tierra por terroristas islámicos.

Samuel Huntington no estaba lejos de la realidad, aunque no podía comprender el alcance de sus palabras, porque en verdad actualmente “los conflictos son culturales”, pero no como lo veíamos hace quince años, ni siquiera como lo creíamos hace tres años, hoy los conflictos son entre jóvenes profesionales, tecnológicamente adaptados al siglo XXI, que no soportan más las dictaduras ni a los dictadores del siglo XX.

Túnez

Todo comenzó en Sidi Bouzid, una ciudad del interior de Túnez, cuando los jóvenes vencieron la fuerte censura y la represión policial para asegurarse que su levantamiento no pasara desapercibido. Los manifestantes salieron a las calles con “una piedra en la mano, y un teléfono móvil en la otra”, todo esto ocurrió el mismo día que Mohamed Bouazizi, un ingeniero sin trabajo de 26 años, se autoinmoló cuando intentaron arrestarlo por no tener permiso de vendedor ambulante, “Como le daré de comer a mis hijos, sino me dejan trabajar”, fueron sus furiosas palabras.

Esta gran verdad fue el inicio que provocó los disturbios que llevaron al gobierno tunecino a huir del país, y todo gracias a los familiares y amigos de Mohamed, que utilizaron Facebook para compartir las noticias de lo que sucedía en Sidi Bouzid con los medios internacionales.

“Podríamos haber protestado durante dos años aquí, pero sin vídeos nadie hubiera prestado atención”, dijo Horchani, quien filmaba con su teléfono celular, enviando los videos a Facebook.

El primero fue el 17 de diciembre, cuando subió un vídeo de una protesta pacífica encabezada por la madre del joven muerto, frente al ayuntamiento. Este y muchos más comenzaron a recorrer la red  y fueron levantados por varias cadenas de noticias, y los 3,6 millones de usuarios de Internet de Túnez, un tercio de la población, pudieron seguir las noticias del levantamiento en las redes sociales gracias a un núcleo sólido de activistas.

Durante todo el levantamiento, los manifestantes tunecinos se basaron en Facebook para comunicarse entre ellos. Facebook, a diferencia de la mayoría de los sitios para compartir vídeos, no estaba incluido en la censura en línea de Túnez.

Muchos activistas de la red debieron soportar la represión, incluso el 7 de enero, varios blogueros y un rapero que había publicado una canción criticando al gobierno en YouTube, fueron arrestados. Pero a pesar de los intentos de silenciarlos, los estudiantes, maestros y profesionales desocupados, unieron fuerzas colgando sus vídeos en la red, enfrentando torturas y arrestos, y gracias a la comunicación vía Facebook, Túnez se liberó del dictador.

Ahora saben que el camino a la democracia será largo, pero casi tres mil millones de cibernautas los están acompañando.

Egipto

La historia de la revuelta en Egipto, realmente comenzó el 7 de junio de 2010. Khaled Said fue a su habitual café Internet en Sidigaber, un barrio de intelectuales de Alejandría, cuando dos policías/detectives, Mahmoud Alfallah y Awaad Elmokhber, ingresaron al café y pidieron las identificaciones a las personas, lo que está totalmente fuera de su autoridad y sin permiso legal.

Khaled Said rechazó esa forma de trato y como consecuencia fue atacado ferozmente. Lo patearon fuertemente en el pecho y estómago, y su cráneo fue aplastado con la barra de mármol delante de todas las personas en el café. Acto seguido los policías se llevaron el cuerpo de Khaled Said y lo arrojaron a la calle para alegar que fue atacado por extraños.

Lo que no sabía Khaled Said es que el opresivo sistema de Mubarak, había creado una ley de emergencia para controlar Egipto, y le daba a la policía la ventaja de tratar a los ciudadanos como esclavos.

A partir de allí comenzaron las revueltas callejeras, donde la policía, haciendo uso de una ley anticonstitucional, detenía y torturaba a quien quisiera. Hasta que el 28 de enero del 2011, Google lanzó una alerta a todos los medios internacionales: Wael Ghonim, Presidente de Google para Medio Oriente y Sudáfrica, había desaparecido.

“Un empleado de Google en Egipto está en paradero desconocido”, dijo Google a través de un comunicado. “La seguridad de nuestros empleados es muy importante por lo que nos gustaría que nos ayudaran a difundir este mensaje, de forma que si alguien tiene cualquier tipo de información que pueda ayudar a localizarle, pueda ponerse en contacto con nosotros”, el alerta funcionó, y a los siete días, el sábado 5 de febrero, las autoridades egipcias dieron a conocer el paradero.

Wael Ghonim, de 30 años, de origen norteafricano y padre de dos hijos, fue encontrado en una cárcel de Egipto, tras ser identificado como uno de los líderes de la revolución en el país.

Wael Ghonim se ha convertido en un símbolo, su nombre está en una de las banderas de los manifestantes, que se negaban a salir de la plaza central de Tharir hasta que no se supiera su paradero y se liberara de la cárcel.

De acuerdo con el gobierno egipcio, Wael Ghonim fue uno de los cuatro administradores de la convocatoria virtual que se hizo a través de Facebook, para levantarse en contra del actual sistema político del país. Esta convocatoria virtual contó con la participación de varios voluntarios y un consultor técnico.

Wael Ghonim en su perfil de Facebook escribió: “Dije hace un año que Internet cambiaría el clima político en Egipto. Muchos amigos se burlaron de esto”… Días después, desapareció.

Wael Ghonim no fue el único personaje involucrado en la revuelta, con un puesto importante en el sector de tecnología e Internet. Mohamed Mustafa ElBaradei, Premio Nobel de la Paz y ex director general de la Agencia Internacional de Energía Atómica, también es considerado como uno de los organizadores de la revuelta.

Se especula que Ghonim y ElBaradei crearon dos páginas comunitaria en Facebook, “Mi nombre es Khaled Said” y “Todos somos Khaled Said”, con mensajes de protesta, que lograron captar incluso la atención de asociaciones internacionales, ya que publicaron fotos de irregularidades cometidas en Egipto por parte del gobierno, despertando la ira del pueblo egipcio que por la censura desconocía las injusticias del gobierno.

Líbano, Jordania, Siria, Venezuela, Nicaragua, Cuba…

Al tener su nacimiento en Túnez, esta epidemia de protestas vía Facebook, contra los dictadores del mundo árabe, se la denominó “La Revolución del Jazmín”, y gracias al éxito logrado en Túnez y ahora en Egipto, está provocando un efecto dominó en varios países del Medio Oriente y África del Norte. Los gobiernos de Yemen, Libia, Jordania, Líbano, Argelia, Sudán, Omán, Reino de Arabia Saudita, Marruecos, Djibouti y Mauritania, están analizando la implementación de sistemas democráticos. No sé si lo llevaran a cabo, pero el hecho que lo analicen o lo piensen ya es un paso gigantesco.

Pero esta revolución no es exclusiva de los países islámicos, otros dictadores están sufriendo los embates de la tecnología, que desnuda las atrocidades cometidas por sus regímenes. El caso más conocido es la bloguera cubana Yoani Sánchez, de 34 años, ganadora de varios premios internacionales, quien fue maltratada muchas veces por la policía cubana, con procedimientos similares al aplicado frecuentemente a disidentes políticos, en lo que la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (Ccdhrn, no reconocida por el gobierno) llama «represión de baja intensidad».

En Venezuela, Bolivia, Argentina, Ecuador y Nicaragua, la situación es muy similar, y las redes sociales se han convertido en aliados indiscutidos de los ciudadanos comunes, que ven en Facebook o YouTube lo que realmente ocurre en sus países, y que los multimedios controlados por el gobierno no le informan.

Cuando en1996, Samuel Huntington, hablaba de “El Choque de las Civilizaciones”, nunca soñó que las armas serian un teléfono, un teclado, un ordenador, y un desconocido de ese entonces, llamado Facebook, que se transformó en el arma de destrucción masiva más importante del siglo XXI.

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Autor

  • Cesar Leo Marcus, nació en Buenos Aires, Argentina. Doctor (PhD) en Logistica Internacional y Comercio Exterior, y Máster (MBA) en Sociología Económica, fue profesor de ambas cátedras en las Universidades de Madrid (España) y Cordoba (Argentina). Periodista, publica en periódicos de California, Miami y New York. Escritor, publico 12 libros, y editor literario, director de Windmills Editions. Actualmente reside en California.

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