Mis fugas en la noche sola: 5 poemas de Roberto Álvarez Quiñones
Tocar el alma
El alma, ¿qué es?, ¿dónde se esconde?
Es sólo una palabra etérea, religiosa, espiritual,
Sin esencia ni entorno, que es, pero no está.
Es una aureola mística que huele a Litz
Lejana, distante de lo que sentimos a diario.
Besas, amas, gozas, te elevas, suspiras,
Pero tocar el alma, ¿llegar a ella?, ¿sentirla?
Un día, la conversación atrapa tu yo interno, se hunde,
se lanza e inflama en una espiral inédita.
De pronto, una palabra mágica, una mirada, llegan como un rayo,
invaden un lugar que no sabías existía.
Y te sientes tocado en el núcleo de tu persona.
Una vergüenza repentina fluye, te cubre.
Has quedado desnudo ante ella, te han despojado de todo,
no hay nada que pueda ocultarse ya.
Eres ahora el secreto revelado.
La esencia primigenia se te ha escapado asustada
y surge un temor sin velo, ni mesura.
Has perdido tu envoltura en ese desgarramiento interno de ¿dolor?
Esas cuidadas capas de imagen son polvo esparcido al viento.
Alguien ha tocado tu semilla, recóndita.
Te estremeces desde tu piedra genésica,
como un torbellino sin contornos,
híbrido de dolor… y de placer
***
La tarde nerviosa
¿Qué puedo yo decirte que ya no sepas?
Tanto, mucho, muchísimo.
Entre recovecos alucinantes,
envidiosos, atónitos,
siempre presto está el filme sinfín,
de estreno una y otra vez,
que estremece y deja quedo, muy quedo
arropa y canta pianissimo
el célebre tango de Gardel
con el soplo vital que brotó de la nada
aquella mañana soleada, muy soleada
y se afincó en la tarde nerviosa,
muy nerviosa,
en tú a tú con las nubes más empinadas.
De tu mano dúctil y húmeda
el vencido tiempo se escapa,
desafía, y raudo retrocede
mientras arrastra todo lo que encuentra
en su carrera impiadosa hacia lo desconocido.
Tozudo goza, sonríe, hace un guiño,
y eterniza a los encendidos colegiales,
perdidos en la Vía Láctea
con su insólita pasión
***
Cuando de veras sale el sol
Cualquier tiempo pasado fue peor.
Si lo sabré yo.
Si de dogmas absurdos del corazón
y viudas añoranzas
se puede vivir estando muerto, es sólo eso
luz postiza que huye asustada
cuando de veras sale el sol.
Si a mitad de la rutina, el ya me da lo mismo
y el pétreo cerco propio,
brota inesperada la flor total
y sonríe,
estallan al viento las máscaras desnudas
se empina al fin desde su hondura infinita
la dicha plena,
para quedarse.
Vuelven los días adolescentes en que no importa nada,
por tenerlo todo,
las galaxias en un puño.
Colma y alienta el futuro restaurado,
incitante,
sin espejismos tramposos.
Si luego de domar el tiempo enfurecido
logro rebelarme además contra el espacio que me estruja,
y venzo,
habré nacido otra vez.
***
Mis fugas en la noche sola
Aquí, en esta vigilia inabarcable,
en cópula con mi amiga fiel la noche,
no me vacío.
Disfruto de tus rosas sensuales.
Sin pretender impedirlo
se me fuga el alma,
se independiza gozosa
y como relámpago del silencio va y viene
con mis labios que rozan tu hombro desnudo
con tu azabache a mi cintura
y mis deseos volcánicos
en la frontera contenidos.
Aquí, en esta vigilia infinita que paraliza los minutos
se me hincha como nunca el corazón.
En apacible sueño milenario
me besa lentamente mi otro yo.
***
Soy libre
Ayer descubrí que soy libre,
porque estoy atado.
Ya no cruzan más mis neuronas en desorden
mil procesiones cargantes.
Ayer supe que quiero vivir sin estar muerto,
que tu rostro desbordado
infla luz a mis entrañas
Ayer me asaltó tu aurora
Me enseñó la ignota flor que no he tenido
y anhelo tener.
Ayer me vapuleó tu frescura alucinante,
tu vitalidad
Sin pedir permiso, rauda y decidida
te introduces en mí, hipnotizante.
Como un huracán arrollas a diestra y siniestra
Y yo feliz como nunca jamás grito al cielo