Tijuana Blues / Marga Britto

Chilangos go home y otras aberraciones en Tijuana

Se les negaba el derecho a adquirir un inmueble en renta, porque “eran chilangos”; de igual manera aparecían sus llantas navajeadas y sus vehículos con rayas en la carrocería si tenían con placas del DF.

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La niña mala de la piscina en Colonia Cacho, Tijuana

Pronto una explosión de burbujas y espuma. Luego un rostro y un par de gigantescos ojos verdes aparecieron frente a mi, para después tomarme entre sus brazos y sacarme del agua.

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La exmujer del judicial de Tijuana

La ex mujer del judicial era una mujer que se mantenía siempre muy guapa, vestía impecablemente, aunque para ser sinceros, con su cuerpo y estatura podría verse bien hasta metida en un costal de harina.

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Tijuana Blues: Malditos Vecinos

Este tema del derecho a la portación de armas en Estados Unidos, es uno de los temas que encuentro totalmente incoherente. No puedo concebir como un derecho inalienable, como algunos suelen argumentar cada vez que se “insinúa” un intento por controlar y regular mejor el acceso de armas a particulares…

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Asesinan en Tijuana y el gobierno qué

Para nuestra mala suerte en México  los secuestradores ampliaron su mercado. Vieron que era más fácil secuestrar al taquero que al banquero.

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TIJUANA BLUES: Víctor Hugo y el conjuro

Mi padre se dio vuelo esa noche culpando a mi madre de haberme abandonado en la escuela. Aquella noche no pude pegar los ojos escuchando a mis padres discutir, hasta que recordé a Víctor Hugo y su “conjuro mágico”.

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Tijuana Blues: La noche mojada del 93

Las escenas que vimos los tijuanenses durante este diluvio fueron realmente dantescas: coches arrastrados por la imparable corriente de agua, junto a piedras y lodo.

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El donador, un cuento de Marga Britto

Esta es la historia de una época donde las personas sostenían conversaciones de más de 140 caracteres y los amigos se encontraban en la calle y no una foto en un libro virtual

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El mudito, un cuento de Marga Britto

Jesús era mudo, pero tenía una capacidad extraordinaria para comunicarse. No se separaba de Marianita, salvo cuando ella estaba en la escuela. Jesús se quedaba en su casa con su madre. No había escuela para él.

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Tijuana Blues: La Chola de la Liber

Se llamaba Ana y vivía en la Colonia Libertad, iba a la Prepa Federal y tenía quince años, una voz ronca y un lenguaje florido lleno de interjecciones graciosas y municiones verbales que despilfarraba sin ningún reparo a la menor provocación.

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Tijuana Blues: Cartografía de nuestra desventura

Matar por matar parece ser el nuevo modus operandi de los criminales, poniendo en la mesa un nuevo problema social y de salud mental por resolver: ¿qué hacer con un ejército de psicópatas y asesinos seriales?

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Tijuana Blues: la resbaladera de Playas

Siempre había pretexto para ir a Playas, porque según mi padre lo mejor estaba ahí: las mejores pizzas y el golfito todo el año, el Nacimiento gigante y las fotos con el Santoclós más bronceado del Polo Norte.

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Tijuana Blues: Julián el Terrible

No podemos convertirnos en los salvajes que nos están azotando. Eso sí sería perder la guerra contra el narco de manera irreparable.

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TIJUANA BLUES: El Camellón de Violeta

Lo primero que captaba la atención era un par de ojazos negros de un bebé cachetón. Lo segundo: la sonrisa franca de su madre ofreciendo una revista, goma de mascar, el periódico del día o unas paletas de caramelo.

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Los alemanes en la Casa de los Pobres de Tijuana, por Marga Britto

En la Casa de los Pobres alimentan a la gente y muchas veces, cuando hay suficientes donaciones, reparten ropa. No es un hospicio propiamente dicho, sino más bien un lugar en donde se puede recurrir en busca de alimentos, ropa o atención médica, pues también tienen una clínica

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