Una larga noche

Un análisis de Adriana Briff del cortometraje "Tardes de sol, noches de agua" en el contexto de una América Latina que sangra en Bolivia, que sangra en Chile.

Llevo semanas acallada. Sin poder escribir. Acallada como si un callo protector me hubiera cubierto la humanidad. 

Son los féretros tirados en la calle de la ciudad de La Paz, Bolivia.  Son los llantos. Las imágenes de violencia, la brutalidad, la infamia. 

Espantados, desolados. Así estamos. 

¿A dónde poner este sentimiento de miedo y rebeldía que nos atraviesa el cuerpo…?

Toda palabra me resulta insuficiente, todo pensamiento banal. 

Trato de cuidar de mi hijo, trato de cuidar de mis afectos. Camino y pienso, ¿a dónde vamos; desde qué palabra, desde qué frase se puede recuperar la esperanza?

¿Quién es dueño de la fe?

Siento una enorme impotencia ante este secuestro de la fe. Hay una  fuerza humana que vive adentro de nuestros corazones para ir a los lugares imposibles. Colonizados por ese sistema de creencia blanco y occidental, rezamos, invocamos a un Dios, pedimos protección en una Iglesia, ante una cruz, hablando con un Santo. 

Una larga noche

Algo cultural, más allá de la religión profesada, los que somos creyentes, creemos. Y ahora en nombre de Dios, esgrimiendo una cruz, matan, violan, destruyen. 

Se adueñan del concepto de Dios. Desde los sentimientos más bajos del ser humano,  justifican la discriminación, la vejación y la muerte con “la ley de la cruz”. 

Mujeres violadas, masacradas, niños asesinados, hombres muertos por desear y tratar de conseguir una vida digna. 

Un mensaje inesperado

 En medio de todas estas cavilaciones y estos pensamientos, recibo este mensaje. Es de un grupo de artistas que no conozco.

“¡Hola! Somos C.A.Y., una productora audiovisual constituida por estudiantes de la ciudad de Rosario, Argentina. Te interesaría ver nuestro primer cortometraje y darnos una devolución?”.   Es un cortometraje de casi menos de veinte minutos.  Su título es: “Tardes de sol, noches de agua”. 

Lamia. Una mujer con la mentalidad de una niña. Esa inocencia considerada por en este sistema como una discapacidad.  

Ella ama a un hombre, con la fe devota de los absolutos. Lo evoca y lo construye en su mundo imaginario desde los ritos, desde esa fe pagana que le da un universo en donde refugiarse. Una vela prendida, en honor a este hombre y la cera cayendo sobre su piel.   Lamia va sellando su mundo lejos de la malicia de los otros, de la mirada todo poderosa y lascivia de su madre, lejos de ese Dios que castiga. 

Ella busca protección para su amor idealizado en la imagen de una santa. Santa Rosa de Lima… ¿es Lamia?

Un universo de objetos. Imágenes que van conduciendo la mirada hacia el misterio de esta vida.. 

Lamia escribe y dibuja en su diario. Una intimidad que se va construyendo desde los rasgos de los dibujos y las palabras, esa simbología de su universo  “I love you, love you, so”… las palabras su amado, son su oración, su plegaria. El sostén de su vida.  

Un medio de denuncia

Producida por Fiama Donnet y escrita y dirigida por Vicente Menzella, esta opera prima del grupo audiovisual C.A.Y. se transformó para mí, en una catapulta para procesar el dolor de estos últimos meses. 

La sólida transparencia de las actuaciones, la universalidad de las imágenes y la humilde grandeza de los diálogos, abren una puerta al espectador a una lengua de denuncia frente al patriarcado, la discriminación al diferente y la violencia de las costumbres institucionalizadas.  

Desde la belleza de lo creativo, este grupo de jóvenes artistas, logra una herramienta de cambio.  Un grito silencioso, quizás por eso tan poderoso y fuerte, en el marco de la naturalización de la perversidad. 

¿Es la fe de los pueblos un territorio por donde camina la inocencia? La universalidad de la historia de Lamia, quizás nos permite imaginar también el destino de esta nuestra America Latina, ultrajada por sistemas totalitarios y avasalladores. Violando, matando, discriminando desde la crueldad de una cruz sostenida desde la verticalidad machista del poder. 

Como si nuestra llama interior hubiera sido secuestrada por estos poderes reinantes, miramos la vida desde la agonía de Lamia. También nosotros repetimos “Santa Rosa de Lima abandonó nuestros corazones”. 

En estos días no sale el sol

Latinoamérica vuelve a doler. Ya no se puede decir “Gracias a Dios es otro día”, ya no se puede, al menos hasta que nuestro Dios, quede liberado de los infames que asesinan en su nombre. 

Después de Chile y Boliva….

El amor tiene forma asimétrica.

Desde ese lugar de ceguera, han disparado a los ojos. Ya no importan los números, las cifras. Uno, diez, mil, da igual. Su impotencia ante el abrir de los ojos de un pueblo que cambia una fe impuesta. La profanación inventada del milagro. “El milagro chileno”, como un bicho podrido desde las muertes de las entrañas de los desaparecides. Desde los polvos de los asesinades volando en las partículas de viento del desierto de Atacama, abre sus ojos. Ven, despiertes, esa pesadilla de esclavitud. Entonces la obviedad, mutila la mirada, imaginando, desde la mediocridad del que sólo cree en la realidad que se mira con los ojos.

Lo que ellos no saben o sí (qué nos importa lo que ellos sepan), es que se ha liberado la estética. Que ahora amamos más que nunca la belleza de la asimetría y que los ojos nos brotan desde el alma.

Construiremos otra fe, una fe liberada, una fe que hermane y no separe. Para que el ruido del aire, no sea el vuelo pútrido de las moscas y podamos torcer el mandato de la madre de Lamia, donde el hombre no sea “el bicho más malo que existe por naturaleza”. 

Este bellísimo trabajo de autogestión, con fotografía de Victorio Parodi y la dirección de arte a cargo de Antonela Solier, ha sido ya seleccionado en los festivales de cortos de Manchester, Inglaterra; Veracruz, México;  Caserta, Italia; Cusco, Perú; y Madrid, España. El link está disponible en internet con subtítulos en inglés. 

Una vez más, el arte, viene a darnos las respuestas que la realidad se esmera negar. El arte es la revolución de la esperanza.  La verdad es mucho más que la realidad. 

Gracias a todo el equipo de C.A.Y Productora y Anfibia Productora por abrir esta puerta para procesar lo terrible desde la belleza. Juntos volveremos a escribir el diario de Lamia, sin que esta vez sea destruido por la mirada de los que no pueden tolerar la inocencia que encierra la esperanza. 

Ficha Técnica:

Título original: Tardes de sol, noches de agua

Año: 2019

Duración: 19:58

País: Argentina

Productora: Fiama Donnet 

Dirección: VD Menzella

Guion: VD Menzella

Fotografía: Victorio Parodi

Arte: Antonela Solier

Sonido: Aldo Dignani

Montaje: VD Menzell

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Perfil del autor

Adriana es educadora en el Distrito de San Carlos, California.Tiene una licenciatura en Comunicación Social de la Facultad de Ciencias Políticas, de la Universidad Nacional de Rosario. Madre de Dante, un joven autista de 23 años, Adriana disfruta en escribir crónicas diarias, que ella ha titulado "Fotos con palabras". Sus textos pueden verse en Facebook. También ha publicado en las revistas Urbanave y en Brando, del Diario Nación y Página 12 Rosario.

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