California defiende libertad de expresión, mientras Florida censura
Uno de los libros prohibidos en un distrito escolar de Florida, And Tango Makes Three (´Y Tango hace tres´), es una obra de literatura infantil basada en la historia real de dos pingüinos del sexo masculino que formaron pareja en el zoológico de Nueva York
Si bien California y Florida son dos estados de la unión americana, en realidad parece que fueran parte de dos universos diferentes. Nada más explícito de esta dicotomía que cuando se trata de libros.
Mientras en Florida hay una campaña de caza de brujas que incluye la prohibición de libros, especialmente aquellos conectados con temas de la comunidad LGBTQ+, en California se motiva a que las editoriales publiquen textos en los que se resalta la diversidad racial y de género que existe en nuestra sociedad y en instituciones específicas como la familia.
DeSantis
No hay que olvidar que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, es candidato presidencial del partido republicano y como tal ha venido centrando su campaña electoral en hacer énfasis en temas de moralidad que le han producido el aplauso de los sectores más conservadores del partido al igual que fundamentalistas religiosos que están enfrascados en lo que algunos definen como una guerra cultural.
En marzo, DeSantis aprobó legislación, HB 1557, que prohíbe que los maestros hablen sobre temas de orientación sexual, en los primeros grados de la escuela primaria.
Tango
Uno de los libros prohibidos en un distrito escolar de Florida, And Tango Makes Three (´Y Tango hace tres´), es una obra de literatura infantil basada en la historia real de dos pingüinos del sexo masculino que formaron pareja en el zoológico de Nueva York. En el relato, de Peter Parnell y Justin Richardson, el cuidador del zoo les provee un huevo que terminará siendo su hija Tango, una pingüinita con todo un carácter que había nacido de una pareja heterosexual que abandonó el huevo.
Desde su publicación en 2005, el libro ha recibido numerosos premios literarios. En numerosas instancias, estos reconocimientos recuerdan que uno de los aportes más valiosos del trabajo de Parnell y Richardson es el de presentar de manera equilibrada la diversidad de familias que no solo se da en el contexto de pingüinos, sino que también en la sociedad humana. Una diversidad que incluye familias heterosexuales como homosexuales. Pero ni premios ni reconocimientos han impedido que el texto haya sido prohibido en muchos lugares de Estados Unidos.
Un grupo de estudiantes y los autores del libro han iniciado acción legal contra el Distrito Escolar de Lake County y el Consejo de Educación del estado porque que han removido el libro de los estantes para cumplir con la ley del gobernador DeSantis.
California
California es otra historia. En vez de prohibir libros, los líderes gubernamentales crearon un grupo de tareas que parece una respuesta a la ofensiva que en estados como Florida y Texas censuran libros. En una reunión del grupo, el superintendente de Educación Pública Tony Thurmond , motivó a las editoriales a que publiquen materiales escolares “libres de discriminación y que incluyan las diversas narrativas que reflejan a los estudiantes de California”. En otras palabras, información e instrucción que hable sobre las historias de la comunidad LBGTQ+, personas con discapacidades, afroamericanos, latinos, asiáticos y de las islas del Pacífico. Algo fundamental si se considera que 77% de los estudiantes en las escuelas públicas de California son niños y jóvenes de grupos minoritarios.
El estado de California tiene mucha influencia con las editoriales ya que les paga alrededor de $500 millones anuales por la publicación de textos escolares. Por eso es que los administradores de las editoriales seguramente prestaron mucha atención cuando Thurmond les advirtió que si se rinden ante las presiones de otros estados en donde “se remueve la historia de la gente… no esperen poder hacer negocios en el estado de California”.
El gobernador Gavin Newsom no se queda atrás. Ha criticado duramente la legislación del estado de Florida y la censura de libros. Incluso se ha prestado a que le saquen fotos leyendo libros prohibidos como Beloved, de Toni Morrison.
“No puedes reescribir la historia en una trastienda”, le dijo Newsom a DeSantis. “No puedes borrar hechos elementales sobre la segregación, el Holocausto o la historia de Rosa Parks”. Sin embargo, en la misma California liberal hay resistencia y la voz conservadora suena clara y fuerte, como en Temecula donde un consejo de educación se opuso a que se usara un texto que mencionaba a Harvey Milk, un líder histórico del movimiento LGBTQ que fuera asesinado en 1978. Algo parecido ocurrió en Murrieta donde se trato de evitar que se utilizara el texto Give Me Liberty, del historiador Eric Foner, ganador de un Pulitzer, porque se alegó que se presenta una imagen negativa del expresidente Donald Trump. Y en Glendale un grupo de voces conservadoras protestaron contra el uso de material relacionado con la identidad sexual y el tema de transgéneros. Para que no haya dudas sobre dónde se ubica California en este controvertido debate nacional, el fiscal general Rob Bonta envió una carta a los distritos escolares en los que les recuerda que se debe respetar las protecciones garantizadas por la Constitución Nacional respecto a la libertad de expresión.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.