El monumental fracaso de Donald Trump
El General Confederado Henry Benning se ganó la fama de ser uno de los defensores más fanáticos del esclavismo en el Sur. Justificando la rebelión contra su propio país, Benning dijo que “una separación del Norte es lo único que podría evitar la abolición de la esclavitud”. Hoy, una de las mayores bases militares de Estados Unidos, Fort Benning, lleva su nombre.
Más de siglo y medio después, Donald Trump se ha convertido en un fiel sucesor de Benning y la causa racista. Ya ha amenazado con vetar la renovación del presupuesto del Pentágono si las Fuerzas Armadas cumplen con su intención de retirar estos vergonzosos nombres de sus bases.
Este fervor se desvanece a la hora de preservar la herencia natural de nuestro país. Trump se ha convertido en un bulldozer humano al haber arrasado más monumentos nacionales que cualquier otro presidente. Su administración ha reducido los monumentos nacionales de Bears Ears y Grand Staircase-Escalante en dos millones de acres, incluyendo lugares sagrados para al menos cinco tribus indígenas.
Pero cuando se trata de destruir, nada supera la devastación de su medieval muro fronterizo. Este tajo en el espíritu y decencia de nuestro país está asolando algunos de los parajes naturales más bellos del hemisferio, y tumbas y lugares sagrados de la tribu Tohono O’odham en el Monumento Nacional de Organ Pipe Cactus.
Incalculable es también el daño que el muro está causando a la flora y fauna de la frontera, incluyendo la interrupción de las migraciones de decenas de especies y la destrucción de cientos de cactus ancestrales.
Aún y así, Trump ordenó la aceleración de la construcción de su muro para usarlo como cizaña racial. En celebración de la construcción de 200 millas de barreras, viajó a Arizona para visitar el muro en medio de una pandemia que solo en ese estado ha matado hasta ahora a cerca de 2,000 personas e infectado a más de 105,000. Echando sal a la herida, Trump eligió Yuma, la cuna de César Chávez, héroe de los derechos civiles de nuestra comunidad, para estampar su firma en su muro racista y antiinmigrante.
Este enorme despilfarro del erario público se ha apropiado de unos $18,500 millones, incluyendo $13,300 millones en fondos usurpados del presupuesto del Pentágono.
Pero a la administración se lo estamos haciendo lo más difícil posible. Recientemente, la Corte Federal de Apelaciones del Noveno Circuito dictaminó que el intento de Trump de sortear al Congreso y transferir $2.500 millones en salarios y pensiones de las Fuerzas Armadas para la construcción del muro es ilegal.
Un país en medio de la peor pandemia y recesión económica en un siglo delata el monumental fracaso de la presidencia de Donald Trump.
Javier Sierra es columnista del Sierra Club. Sígalo en Twitter @javier_SC