El odio, esa otra pandemia que ataca a los hombres
Raza o cultura, religión o ideología, idioma o costumbres, cualquier ítem puede convertirse en excusa para el desprecio más visceral. Pero, ¿qué es exactamente ese sentimiento? ¿Y en qué se convierte cuando deja de ser individual y pasa a ser colectivo? En ese caso, “¿pueden las comunidades sanar”? Ethnic Media Services se hizo esa pregunta y, para responderla, propuso una conferencia y preguntas con especialistas en el tema
Hay muchos tipos de odio y racismo, de segregación y violencia. Sin embargo, todos convergen en un mismo punto; la incapacidad absoluta de aceptar “al otro”.
Haciéndose eco de esta constatación, el moderador Julian Do abrió el “zoom” de Ethnic Media Services (EMS) subrayando una cruel estadística, “el alza en los crímenes de odio en los Estados Unidos; como el tiroteo masivo que se produjo en Atlanta contra los salones de belleza asiáticos, los ataques contra estadounidenses de origen asiático en el metro en New York, tiroteos selectivos contra afroamericanos en una tienda de comestibles en Boulder, la masacre en la Iglesia Episcopal Africana de Charleston (Carolina del Sur) y los muertos de la comunidad LGBTQ en un boliche de Colorado Springs, junto al genocidio cultural que se está perpetrando cada día contra las diversas comunidades indígenas. La pregunta es ¿cómo hacen esas comunidades y esas personas para conciliar esos actos horribles con su vida cotidiana? ¿Cómo compaginar la vida de cada uno con el racismo estructural y las guerras de genocidio, muchas veces inducidas desde el propio Estado? ¿Hay alguna manera de sanar? Todos nos estamos haciendo estas preguntas, y no sólo como periodistas sino como seres humanos”.
De Vincent Chin a los salones de belleza de Atlanta
La primera ponencia fue de Helen Zia, escritora, periodista y fundadora de The Vincent Chin Institute.
“Hoy está sucediendo un cambio que, desgraciadamente, tiene que ver con la violencia», dijo Zia. «Un buen ejemplo es lo que sucedió con el Covid. Cuando el virus fue identificado en el mundo, los acosos violentos contra las comunidades asiáticas fueron sistemáticos. Sin embargo, esto no es algo nuevo en los Estados Unidos… Si vemos la documentación, entendemos que el Covid sirvió como detonante. Y se volvió a la retórica de que las personas de origen chino son una amenaza existencial para los Estados Unidos. Esto genera un trauma en nuestra comunidad que va más allá de la violencia física. Sabemos que muchos chinos, japoneses y vietnamitas han llegado a este país como inmigrantes o refugiados, huyendo de la violencia en Asia. Pero hoy, la violencia contra la comunidad es tan grande como desmedida en los Estados Unidos… Si tu abuelo o tu abuela salen a caminar, te preguntas realmente si van a volver a casa”.
Acto seguido, Zia se refirió a la historia que le da nombre y sentido al instituto creado en 2021.
“Quiero hablar un poquito sobre 1982. Esto ocurrió durante otra pandemia de odio. Un joven descendiente chino, Vincent Chin, fue asesinado por dos ciudadanos estadounidenses con un bate de béisbol. Lo acusaron de que, los de nuestra comunidad, les estaban quitando el trabajo a los jóvenes blancos… Como ven, por esos días China no era el enemigo sino Japón, a quien le enviaron dos bombas nucleares también. Pero la retórica era la misma; echarle la culpa al enemigo externo por los problemas internos del país. Eso fue algo traumático para todos los asiáticos, dejando el sentimiento de que cualquiera de nosotros podía ser el próximo…”
Helen Zía relató que “conocí a la mamá de Vincent Chin. Y el juez le dijo que a los asesinos no se los podía sentenciar. Así que les dieron libertad condicional y no estuvieron un solo día en la cárcel. Y luego tenemos a personas afroamericanas o asiáticas en la cárcel por cruzar mal una calle… Hoy eso es parte de mi trabajo; documentar estos casos, pero también ser un agente activo para el cambio, utilizar mis conocimientos periodísticos para hacer que la comunidad sea escuchada, como le pasó a la mamá de Vincent Chin. Esto no le debería pasar a nadie más en nuestro país. Hoy, la comunidad asiática se fortaleció y se ha unido a la afroamericana y latina contra la discriminación y la xenofobia. La prensa étnica fue muy importante para visualizar casos como este, en esta nueva pandemia del odio”.
-¿Qué piensa de las reparaciones?
-Dicen que el tiempo cura todas las heridas, pero también es cierto que no es suficiente. Tiene que haber, además, acción. Tenemos que mirar el pasado, reconocer los errores y cambiarlos para que no volvamos a repetir el mismo horror. Hoy, la hija del juez que dio libertad condicional a los asesinos de Vincent Chin es profesora en San Francisco. Y dice que la acción de su padre es un ejemplo de justicia reparativa, al no haber enviado a los asesinos a la cárcel. Este es un claro ejemplo de no haber aprendido de los errores del pasado. Y quienes no aprendieron, no fue solo un individuo, sino un país entero.
“CONOCÍ A LA MAMÁ DE VINCENT CHIN. Y EL JUEZ LE DIJO QUE A LOS ASESINOS NO SE LOS PODÍA SENTENCIAR. ASÍ QUE LES DIERON LIBERTAD CONDICIONAL Y NO ESTUVIERON UN SOLO DÍA EN LA CÁRCEL. Y LUEGO TENEMOS A PERSONAS AFROAMERICANAS O ASIÁTICAS EN LA CÁRCEL POR CRUZAR MAL UNA CALLE… HOY ESO ES PARTE DE MI TRABAJO; DOCUMENTAR ESTOS CASOS, PERO TAMBIÉN SER UN AGENTE ACTIVO PARA EL CAMBIO”.
HELEN ZIA
De la esclavitud afroamericana a los tiempos de George Floyd
El segundo orador, James Taylor, es profesor de Historia Afroamericana en la University of San Francisco. Y al hablar de los actos de odio que han dañado a las comunidades, se refirió a su grupo racial.
“La esclavitud duró tres siglos pero sus estigmas aún continúan… Sin embargo, la esclavitud es sólo uno de los actos de odio que hemos sufrido los afro-descendientes», dijo el profesor Taylor. «Por eso deben existir medidas legales que busquen reparar estos actos, no como un favor sino como una compensación necesaria por el daño recibido. Y para eso trabajamos desde la Universidad de San Francisco, alineados con el Comité Afroamericano y el Comité de Reparaciones de California, por un proyecto de ley. Esperemos que un día este proyecto gane las calles como la ganó la protesta por el asesinato de George Floyd. Los actos de reparación ya están presentes y no hay nada que los pueda detener”
Taylor dijo que “debemos apoyar a todas las comunidades a seguir avanzando en materia de reparaciones y derechos, como nos apoya la comunidad japonesa y la comunidad judía a nosotros; no sólo a nivel social sino también a nivel legal y ante el Estado. También debemos seguir luchando para que no se impongan, en el presente, nuevas formas de segregacionismo; como lo que sucedió con George Floyd y que está emparentado con la masacre de 1921 en Oklahoma. Como dijo Martin Luther King, “quiero que mis cuatro hijos sean juzgados por sus acciones, no por el color de su piel”. Y las personas afroamericanas necesitamos que continúe la Acción Afirmativa en los Estados Unidos, para que se mantenga el cupo de ingreso de la comunidad en las universidades del país”.
-¿Las reparaciones aún no alcanzan?
-No de momento. Creo que hasta ahora, las únicas reparaciones fueron algunas reintegraciones. Martin Luther King habló de eso también. Hoy, el salario básico para un afroamericano en San Francisco es de 100 mil dólares menor por año que el de un blanco. Tener reparaciones de a poco, no nos sirve. Necesitamos levantar de una vez la calidad de vida de toda América y de todas sus comunidades. Pero, aunque sea de a poco, las reparaciones continúan sucediendo y eso es bueno. Alguien escribió un libro sobre lo que América le debe a las personas de color y es muy conmovedor. Te permite tomar conciencia de todo lo que el Estado aún le debe a los afroamericanos en igualdad y dignidad.
“DEBEMOS APOYAR A TODAS LAS COMUNIDADES A SEGUIR AVANZANDO EN MATERIA DE REPARACIONES Y DERECHOS, NO SÓLO A NIVEL SOCIAL SINO TAMBIÉN A NIVEL LEGAL Y ANTE EL ESTADO. TAMBIÉN DEBEMOS SEGUIR LUCHANDO PARA QUE NO SE IMPONGAN, EN EL PRESENTE, NUEVAS FORMAS DE SEGREGACIONISMO; COMO LO QUE SUCEDIÓ CON GEORGE FLOYD Y QUE ESTÁ EMPARENTADO CON LA MASACRE DE 1921 EN OKLAHOMA”.
JAMES TAYLOR
Argentina 1976, un país de exiliados y desparecidos
Sociólogo, activista y ex preso político en la Argentina de la década de 1970, Néstor Fantini abrió su ponencia comentando que “como coeditor de la revista online HispanicLA.com que fundó Gabriel Lerner, somos parte de una campaña que se realiza en California llamada ´Stop the Hate´ (Frenar el Odio)”.
«Cuando hablamos sobre reconciliación y reparaciones, no sólo hablamos de temas racionales sino que estamos lidiando con emociones; emociones intensas», dijo Fantini. «Por eso me gustaría compartirles mi historia personal y la de la Argentina de los años ´70, antes de hablar de justicia restaurativa”.
“En esos años yo tenía 22 años, era un estudiante en la Universidad de Córdoba y trabajaba en IKA-Renault», comentó Fantini. «Me arrestaron debido a mis actividades políticas y me torturaron en el Departamento de Informaciones. Y a pesar de no haber cargos en mi contra, estuve encarcelado durante casi cuatro años en tres prisiones políticas hasta que, en 1977, fui adoptado como “prisionero de conciencia” por Amnistía Internacional, que en 2019 produjo un video sobre mi experiencia«.
«Para que se entienda, en 1976 en Argentina los militares dieron un golpe de estado; arrestaron a la presidenta, cerraron el Congreso y comenzó una ola de terror», continuó Fantini. «No fue una ´guerra sucia´ como se suele decir, sino puro terrorismo de Estado. Muchos fueron secuestrados y llevados a más de 360 campos de concentración que se establecieron en todo el país. Hubo más de 30 mil desaparecidos, o sea personas ejecutadas extrajudicialmente. A algunos prisioneros los drogaban y tiraban de aviones en el Océano Atlántico. Y unos 500 bebés fueron apropiados”.
“Voy a hacer una pausa y voy a llevarlos a la mañana del 5 de julio de 1976″, dijo Fantini. «Córdoba estaba bajo la jurisdicción del general Luciano Benjamín Menéndez, uno de los militares más crueles del proceso. Unos soldados armados llegaron al pabellón donde estábamos prisioneros. A 50 de nosotros nos llevaron al patio. Era una mañana de invierno muy fría y estábamos totalmente desnudos, con las manos contra la pared y en una posición muy difícil de mantener. Los soldados pasaban y nos pegaban con palos de goma. Fue entonces cuando un compañero, Raúl Bauducco, al que llamábamos ´Paco´, cayó al piso. El suboficial Miguel Ángel Pérez le dijo que se levantara, pero ´Paco´ no se podía mover. Entonces el oficial a cargo del operativo dio una orden y Pérez volvió hasta donde estaba Paco y le disparó en la cara frente a todos nosotros. El joven estudiante de periodismo murió casi inmediatamente. Luego, otros compañeros se sumaron a la horrible lista… En esos meses de 1976, hubo 30 presos políticos asesinados por los soldados del general Menéndez en la prisión política de Córdoba. Yo estuve en Argentina en el juicio realizado en julio de 2010, cuando el expresidente Jorge Rafael Videla y el general Menéndez tuvieron que comparecer ante el tribunal. De 31 oficiales y policías, 26 fueron condenados por crímenes de lesa humanidad”.
A modo de cierre, Fantini explicó: “No quiero que me malentiendan. Yo apoyo la reconciliación y también la justicia restaurativa pues tal vez sea la alternativa más humanista al actual sistema de justicia criminal que se basa en el castigo y la venganza. En Estados Unidos, tenemos más de 2 millones de personas en las cárceles. Algo que tiene mucho que ver con el racismo institucional. Consideren que casi 60 por ciento de los presos son miembros de las minorías afroamericanas o latinas. Pero quiero hacer énfasis en que lo primero que debe existir para que haya reconciliación es que la persona que genera el daño, lo debe reconocer. Y en Argentina, en cada uno de los juicios contra los militares que se realizaron desde 1985, los acusados sistemáticamente se rehusaron a admitir sus crímenes y asumir culpas».
-¿Cuál es su visión sobre la justicia restaurativa, entonces?
-Lo voy explicar con palabras de Martha Minow, una voz legal y moral destacada en materia de derechos humanos. Cuando la profesora de Harvard University habla de los crímenes de lesa humanidad, diferencia entre el Estado y el individuo. El Estado tiene la obligación de que se castigue a los perpetradores porque los crímenes de lesa humanidad nunca pueden quedar impunes; pero en el caso del individuo, todo es diferente. Minow dice que “solo el individuo que sufrió el daño tiene la autoridad de perdonar; nadie más que él o ella”. Por lo tanto, pedirle a una víctima que tome ciertas decisiones… es revictimizar a la víctima. El Estado debe juzgar, pero solo el individuo puede perdonar».
-¿En Argentina pasa lo mismo?
-En Argentina no hubo reconciliación. Los militares nunca reconocieron sus crímenes; ningún tipo de reconocimiento, ninguna señal de vergüenza, ningún pedido de disculpas. Las instituciones y grupos de derechos humanos, como las Madres de Plaza de Mayo, tienen la posición de no perdonar hasta que los militares no reconozcan sus crímenes, hasta que no digan a dónde están los 30 mil desaparecidos, a dónde están los 500 bebés apropiados.
-¿Y el futuro?
-Es muy importante mantener la memoria, asegurar que las futuras generaciones sepan lo que realmente sucedió. Hoy existen sectores en Argentina que están intentando negar lo ocurrido, como aquellos que niegan el Holocausto. Dicen que “no fueron 30,000 desaparecidos” o que fue «una guerra y no terrorismo de estado”. Es importante sobreponerse al odio, pero para eso es necesario hablar de lo que realmente sucedió y enfocarnos en los hechos. Tenemos que alejarnos del odio y acercarnos a la reconciliación, pero esto no significa que a los culpables no se los castigue.
-¿Cuál es la solución, entonces?
-Es muy importante seguir documentando y hablando de lo que pasó para que no se olvide, para que no se repita… Pero respecto a los Estados Unidos, es muy importante continuar reclamando restituciones para los afroamericanos y solidarizarnos con minorías raciales, étnicas y la comunidad LGBTQ+ que sufren actos de intolerancia. Es muy importante documentar los incidentes de odio, los crímenes de odio, y enfocarnos en educar a la gente joven. Porque a menos que abordemos estos temas de manera urgente y con la idea de generar una nación más inclusiva, vamos a seguir reproduciendo estas prácticas de intolerancia. Y no podemos permitir que eso continúe.
“ES MUY IMPORTANTE MANTENER LA MEMORIA, ASEGURAR QUE LAS FUTURAS GENERACIONES SEPAN LO QUE REALMENTE SUCEDIÓ. HOY EXISTEN SECTORES EN ARGENTINA QUE ESTÁN INTENTANDO NEGAR LO OCURRIDO, COMO AQUELLOS QUE NIEGAN EL HOLOCAUSTO. DICEN QUE “NO FUERON 30,000 DESAPARECIDOS” O QUE “FUE UNA GUERRA Y NO TERRORISMO DE ESTADO”. ES IMPORTANTE SOBREPONERSE AL ODIO, PERO PARA ESO ES NECESARIO HABLAR DE LO QUE REALMENTE SUCEDIÓ Y ENFOCARNOS EN LOS HECHOS. TENEMOS QUE ALEJARNOS DEL ODIO Y ACERCARNOS A LA RECONCILIACIÓN, PERO ESTO NO SIGNIFICA QUE A LOS CULPABLES NO SE LOS CASTIGUE”.
NÉSTOR FANTINI