Somos lo que soñamos
Todos los animales son capaces de transformar su biología mediante los sentimientos. Algunos son como el camaleón que cambia de color y se mimetiza con el medio ambiente cuando tiene miedo de ser atacado.
Camaleón, lagartija
Otros son como la lagartija que es capaz de perder su cola para salvar su vida. Algunos, como el oso polar que controla su ritmo cardiaco, para dormir y no pasar hambre en invierno. Y algunos animales viejos prefieren morir para no ser una pesada carga para la manada. Todo esto ocurre porque prevalecen miedo, terror, angustia, amor, compasión, desesperación que son sentimientos que tienen todos los animales.
Y el ser humano no escapa a esta experiencia, y somos capaces de variar nuestra biología mediante los pensamientos y los sentimientos. Nuestras células, a su modo, están constantemente observando nuestros pensamientos y nuestros sueños, y reaccionan frente a ellos.
La industria del cine es llamada “hacedora de sueños”, porque nos hace soñar con los ojos abiertos. Cuando vemos una película de terror, nos sudan las manos, nos duele el estomago, a pesar de que sabemos que es ficción, que la sangre es salsa de tomate, los monstruos son de goma espuma y el resto son efectos espaciales. Pero nuestras células y nuestro sistema nervioso creen en lo que sentimos y no en los que vemos.
Luchemos contra el león
Supongamos que caminamos distraídamente por una calle en una mega ciudad como México, Miami, Madrid, Caracas, New York, Bogotá o Buenos Aires, y que de pronto nos encontramos frente a un león hambriento que nos muestra sus colmillos y nos mira como si fuéramos su almuerzo. Por supuesto que nuestro sistema nervioso reaccionará inmediatamente preparándonos para la huida, nuestro corazón bombeará más rápido, nuestra presión sanguínea se elevará y la sangre se concentrará en los músculos para que podamos correr más rápido. Por supuesto que al bombear más rápido el corazón, la respiración también se acelera y toda la energía se concentra dejando de funcionar todos los procesos metabólicos del cuerpo. Todo esto ocurrirá en una fracción de segundo. Para cuando comprendamos que ingresamos, sin querer en un set de filmación callejero, y que este león es un animal entrenado incapaz de atacar a nadie, ya será tarde y necesitaremos varias horas para desacelerar nuestro ritmo cardiaco, respirar normalmente y volver al estado de relajación que teníamos antes de lo sucedido.
Por supuesto que no todos los días encontramos un león hambriento en la calle, pero seguramente todos los días nos toparemos con situaciones angustiantes, atemorizantes, desesperantes, que nos harán reaccionar como si viéramos un león, y sufriremos este estado de alteración física que describimos anteriormente.
El cerebro y el sistema nervioso están conectados individualmente a los ojos, los oídos, la nariz, y reaccionan a los estímulos de estos, pero a velocidades diferentes. Si el cerebro hubiera sido más rápido que el sistema nervioso, probablemente hubiéramos analizado que no es lógico que un león salvaje estuviera en la calle de una gran ciudad y que debería haber alguna explicación a esto. Pero el cuerpo no funciona así, ni con el león, ni con las situaciones angustiantes, atemorizantes, desesperantes.
Estado de alerta
A fuerza de tener el sistema nervioso en estado de alerta, no liberamos los recursos bioquímicos ni energéticos que hemos acumulado para producir respuestas saludables, y lo único que obtenemos es un sistema nervioso desequilibrado, hiperactivado y vigilante, que produce ansiedad, angustia, y nerviosismo, con reacciones fisiológicas desde un punto de vista bioquímico con la alteración de los niveles de hormonas y neurotransmisores.
Se ha estudiado casos frecuentes de mujeres que viven en estado de alerta, y su cuerpo reduce el nivel de estrógenos que son importantes para regular el ritmo cardiaco y hasta afectan la fertilidad. Incluso se intensifican los dolores menstruales, tanto antes como durante, y en casos extremos los niveles elevados de cortisol pueden evitar la menstruación y hacer que se deje de menstruar durante meses. Existen casos que afectan el embarazo con mucho riesgo de aborto o nacimientos prematuros, porque las alteraciones del sistema nervioso pueden causar efectos fisiológicos, como mayor nivel de la hormona adrenal y resistencia en las arterias, lo que puede interferir con la circulación normal a la placenta.
Sueños o pesadillas
Como analizamos, todos estamos sometidos a acontecimientos estresantes a lo largo de nuestra vida, y las personas sienten ansiedad, angustia o temor, ante estos acontecimientos, que derivan en una serie de síntomas físicos, como palpitaciones y liberación de las llamadas hormonas del estrés. Cuando todo esto se produce muy a menudo y es repetitivo, no es extraño que pueda acabar en enfermedades físicas o alteración del funcionamiento de determinados órganos, porque nuestros estados emocionales influyen en nuestro cuerpo, como el caso de la depresión, que suele debilitar el sistema inmunológico.
Un buen recuerdo es curativo, una mala experiencia altera el sistema celular, liberando hormonas y sustancia biológicas destructivas. Así como una pesadilla, una discusión o una depresión puede alterar el ritmo del cuerpo negativamente, atacando nuestro sistema, un buen sueño, buena noticia o un día de campo puede reforzarlo, e incluso revertir alguna enfermedad.
La depresión, la tristeza o el enojo, aunque algunos creen que son estados de ánimo psicológicos, realmente son golpes directos al sistema celular, porque se altera la producción de neurotransmisores del cerebro, varía el nivel de hormonas, interrumpe el sistema de sueño y descanso, despertándonos o creando pesadillas, modificando los receptores neurolépticos de la piel, tornando viscosas las plaquetas sanguíneas, al punto de formar grumos, en este punto estamos al borde de un ataque cardiaco o una embolia cerebral.
Cuerpo y mente
Nunca crea que su cuerpo esta aislado de su mente, y que no sentirá ni sufrirá por la información que recibe, por el contrario, el cuerpo aunque reciba datos aislados y no del todo ciertos, los tomara como reales, e interpretara todo como una agresión. Las células trabajan constantemente en el proceso de los pensamientos y los sueños, metabolizando las experiencias de acuerdo al punto de vista que usted les envía, si es una experiencia positiva generaran armonía, pero si su visión de los hechos es negativa sus células se alteraran y hasta pueden degenerarse. Un ejemplo práctico es la composición química de las lágrimas, ya que es muy diferente cuando lloramos de alegría o de pena (las lagrimas de alegría son más dulces, las lagrimas de pena o sufrimiento son más acidas).
Soñar en positivo… es una orden
Debemos “convencer” y si es necesario “obligar” a nuestro sistema nervioso para que se descomprima y reduzca su actividad vigilante, y de esta forma permita funcionar, debidamente, a todos los demás sistemas de nuestro cuerpo, para ello hay algunas formas de aprender a ver la realidad desde nuestros sueños o deseos más íntimos. Esto se puede hacer en cualquier momento del día y si es posible varias veces por día, son tres pasos y para ello debe apartarse por cinco minutos a un lugar tranquilo, (un parque, una plaza o puede ser el baño del trabajo), debe recostarse en el piso y cerrar los ojos:
1- “Obligue a su corazón a relajarse”, imaginando un lugar tranquilo, un lugar que hemos estado o algún lugar que vimos en fotos y deseemos estar, centremos en controlar la respiración, retardando el ritmo cardíaco, tratando de sentir diferentes sensaciones físicas, como la relajación de cada uno de los brazos y las piernas.
2- “Obligue a sus músculos a relajarse”, concéntrese lentamente en tensar y después relajar cada grupo muscular, esto ayuda a manejar la diferencia entre tensión y relajación muscular, le ayudara a ser consciente de las sensaciones físicas, y consiste en comenzar por tensar y relajar los músculos de los dedos del pie y de forma progresiva llegar hasta el cuello y la cabeza, tensando los músculos durante al menos cinco segundos, después relajarlos y repetir.
3- “Obligue a su cerebro a relajarse”, formando imágenes mentales para hacer un recorrido visual de un lugar tranquilo, usando los sentidos tanto como sea posible, incluyendo el olfato, vista, oído y tacto, si usted se imagina en un campo con flores de colores, por ejemplo, “sienta en su nariz” el olor de las flores, “escuche” el canto de los pájaros, “mire” como la brisa del aire mueve las flores, “sienta” en su piel el calor del sol.
Los sueños positivos
Obliguemos a nuestro cuerpo a soñar en positivo, inyectar pensamientos positivos en nuestro sistema. El poder de cada pensamiento positivo posee una frecuencia elevada de ondas que no sólo distribuyen por el organismo elementos químicos curativos como las endorfinas, sino que crean una corriente que se regenera en sí misma.
La ciencia ha demostrado los beneficios de los sueños positivos, la actitud positiva, un pensamiento positivo y una vida positiva, somos nuestro propio laboratorio medicinal, nuestra mente tiene la capacidad de enfermar y hasta envenenar nuestro cuerpo, pero también nuestra mente tiene esa gran capacidad de regenerar y curar nuestro cuerpo. Todo depende de nosotros y nuestros sueños.
Muy bueno y muy cierto este post, qué buena onda que ayudan a otros con este tipo de posts, hace falta a veces recordar que podemos mejorar tan sólo con el pensamiento.
Saludos!
Mi Maseca USA (http://www.mimaseca.com)
Muy interesante como nuestros pensamientos positivos o negativos impactan a nuestro cuerpo y salud.