Aristegui: Su fuerza es su debilidad, una mirada diferente

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Comienzo por aclarar que coincido con quienes piensan que la salida de la periodista Carmen Aristegui de la empresa MVS Noticias propiedad de la familia Vargas, es un golpe certero contra la incipiente democracia que a paso lento hemos construido los mexicanos. Sin embargo, no quiero hacer una lectura visceral o apasionada del hecho, y por ello expongo aquí mi perspectiva del tema que ha acaparado la atención de amplios sectores de la sociedad mexicana.

Comienzo entonces por sostener que la manta expuesta en la cámara de Diputados que denunciaba el alcoholismo de Felipe Calderón y el (supuesto y violado) código de ética de la empresa Multivisión son sólo los instrumentos visibles que sirvieron para echar a la periodista de los micrófonos de la radiodifusora. La realidad es un asunto que trasciende la relación de una periodista con los dueños de la empresa para quienes labora; se trata de un acoso del sistema de gobierno con un medio de comunicación que en los últimos lustros le ha resultado incómodo en diversas medidas.

Recordemos que la astucia e inteligencia de los Vargas los ha llevado a convertirse en el primer grupo de medios que ha visto en las nuevas tecnologías un gran negocio.

Las frecuencias con que actualmente opera sus sistemas de trasmisión de datos fueron otorgadas cuando nadie creía en el negocio del internet inalámbrico, por ello, el gobierno ignorante le otorgó a MVS las frecuencias para ser explotadas sin ningún problema, hasta que se dieron cuenta que esas frecuencias tenían un potencial mayor para ser explotadas en el nuevo negocio del triple play.

El gobierno comenzó a acosar a MVS para quitarle el uso de dichas frecuencias ante la presión de los principales competidores, la historia es conocida…

Ahora bien, en tiempos políticos todo se vale, y las concesiones actuales de MVS están en periodo de renovación, por ello, el gobierno de Felipe Calderón sólo estaba esperando un error de la empresa, para iniciar su aniquilación (esta historia ya la conocimos con el periodista José Gutiérrez Vivó), así las llamadas telefónicas de la Presidencia a las oficinas de MVS que la periodista Lidia Cacho reporta se dieron la tarde del domingo 6 de febrero, son la conjetura precisa del intercambio mafioso que ofreció el gobierno de Calderón: las renovación de las concesiones por la cabeza de Carmen Aristegui.

Insisto, la manta, el código de ética, el comunicado que Aristegui se negó a leer, son sólo el argumento visible que oculta la verdadera amenaza de Calderón.

Evidentemente, los dueños de los medios son lo que son por astutos y políticos, y si algo tiene la familia Vargas es conservar el negocio que fundara Don Joaquín Vargas a como dé lugar, porque, de qué les serviría jugársela con Carmen Aristegui y perder la renovación de las concesiones para después no tener frecuencias por donde transmitir.

Quienes conocemos la dinámica de los medios sabemos que los concesionarios son realmente quienes fijan los márgenes de aquello que llamamos libertad de expresión o de prensa; la libertad periodística es relativa, nunca será absoluta, mientras exista una concesión de por medio.

Por ello, no creo que lo más conveniente sea tirarle suciedad a los dueños de MVS, si realmente fueran unos empresarios deshonestos o tapetes del sistema de gobierno (como ahora muchos visceralmente aseguran), la misma Aristegui nunca hubiera convenido trabajar con ellos. Sin embargo, luego de su salida de WRadio, la empresa que se la jugó sin recato fue precisamente MVS.

Ahora bien, lo más importante de este llamado atentado contra la libertad de prensa, es conocer el suceso por la misma Carmen Aristegui, quien al menos todo este lunes 7 de febrero no se pronunció al respecto, y no por falta de medios o espacios (en su emisión de CNN Español repitieron un programa), sino simplemente porque al igual que en su salida de WRadio, el silencio es su mejor arma. Las especulaciones y los calificativos en torno a su despido la fortalecen.

El radioescucha promedio no cuestiona el periodismo de Aristegui, cuestiona su salida inesperada. Con su silencio, Aristegui acumula un capital invaluable que puede ofrecer a otro concesionario radiofónico, garantizando altos índices de audiencia. Esa es precisamente su fortaleza, pero paradójicamente su debilidad, porque quienes la siguen lo hacen sólo porque ven en ella a la periodista capaz de hablar de temas que nadie más aborda, como lo fue el caso de Marcial Macie, l un trabajo periodístico abundante que dio para la redacción de un libro. Pero también se debe entender que la sed de la primicia hizo del noticiario de Aristegui el exceso del escándalo.

Las conversaciones que hicieron a Luis Téllez renunciar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, o las declaraciones superfluas del senil Miguel de la Madrid que no sorprendieron a nadie, o bien, el excesivo encono en contra de la empresa Televisa, hicieron del informativo el escándalo mediático que para muchos es necesario y para otros intrascendente.

Carmen Aristegui debe pronunciarse, decir qué contenía ese documento que se negó a leer, porque al final del día, es un asunto de interés público. En esa medida podremos apreciar qué tanto fue MVS quien se tiró al suelo, o bien, conoceremos las mañas desde los más profundo de las entrañas de cómo se las gasta el repudiado Felipe Calderón par aniquilar a una periodista y diluir a un poderoso medio.

Pero es urgente esa posición, porque sólo así conoceremos en la justa media la dimensión de los hechos.

Entiendo que para muchos es un sacrilegio criticar a la crítica, pero justamente esa sería una operación que podría fortalecer nuestro sistema de medios de comunicación.

No sólo se debe criticar a quienes son sumisos al poder gubernamental, en una democracia es sano criticar también a quienes el exceso los desborda y juegan con esos índices de aceptación convirtiéndose en víctimas mediáticas de la censura, sin dar explicación de por medio. La transparencia no sólo hay que perseguirla sino también ejercerla.

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Autor

  • Juan Jose Solis

    Juan José Solis Delgado (Ciudad de México, 1973) Es licenciado en Comunicación Social por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco. Cursó estudios de Economía en la UAM-I. Tiene un diplomado en creación literaria por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Cuenta con una especialidad en Desarrollo de Habilidades Docentes por la Universidad Tecnológica de México y cursó la maestría en Comunicación en la Universidad Iberoamericana, especializándose en la comunicación política. Por más de 12 años ha trabajado como productor y locutor de radio en emisoras como Radiofórmula, Cambio 1440, Radio Capital, Radiorama y ABC Radio. Ha sido coordinador de producción en programas de televisión en las empresas Televisa y Tv Azteca. Ha sido responsable de la Comunicación Social de la Subprocuraduría de Justiticia del Estado de México sede en Tlalnepantla. Fue coordinador de comunicación social en campañas políticas en las elecciones federales intermedias del 2003. En el campo editorial, se desempeñó como Director Editorial y editor responsable de la revista Alas de papel de Editorial Noctua. También ha laborado como docente en diversas instituciones de educación superior, como la Universidad de la Comunicación, la Universidad del Claustro de Sor Juana, la Universidad Tecnológica de México y actualmente en Escuela de Periodismo "Carlos Septién García" y en la Universidad Iberoamericana. Su principal afición es la lectura y en particular las novelas de escritores iberoamericanos. Sus autores favoritos son Mario Vargas Llosa y Juan Carlos Onetti. Actualmente está encargado de la difusión de la investigación en la Universidad Iberoamericana, Ciudad de México.

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