Somos viejos. ¿Desde cuándo? ¿Y quién lo dice?
Somos viejos, ¿no? ¿Quién lo dice, y por qué? Y, ¿es ofensivo o respetuoso?
Van en tren. Ella es joven, bonita, atractiva, un ensueño. Lo está mirando fijamente, con interés poco disimulado. Y él piensa en una posible aventura, se apoya en el otro pie, se dice que con 62 años y todo, se ve bien. Sin duda se ve bien.
De pronto la muchacha se levanta y le cede el asiento.
Mi amigo lo tomó con humor, pero la anécdota no deja de despertar las preguntas: ¿A quién se considera viejo?
¿Cuándo se es un adulto mayor? ¿Qué dicen las sociedades, los países; qué decimos nosotros mismos?
Según las Naciones Unidas, “mientras que la definición [de vejez] es de cierta manera arbitraria, está asociada muchas veces con la edad en que se comienza a recibir beneficios de pensión”. Pero inmediatamente, el texto se contradice cuando admite que aunque en la mayoría de los países desarrollados la edad de 65 años define la ancianidad, la Naciones Unidas considera la edad límite de 60 años. ¿Por qué la confusión?
Porque es incómodo. Porque asociamos la vejez con debilidad, con derrota.
Esas cualidades adjudicamos a la aparición de la Enfermedad, al cansancio que nos caracteriza, a la visión más bondadosa y menos crítica del prójimo, a que desde donde estamos comenzamos a atisbar el abismo del Fin.
País por país
Y si Naciones Unidas tiene su definición, por conflictiva que sea, los distintos países varían en las suyas. En todos los casos, la establece el retiro del trabajo fijo y el derecho a recibir una pensión, bonificación o jubilación.
En Venezuela, los trabajadores estatales se pueden jubilar a los 55 años, si son mujeres, o a los 60, si son hombres.
En Chile, las mujeres se jubilan a los 60 y los hombres a los 65. En Colombia, “a partir del 1° de enero de 2014 la edad para acceder a la pensión de vejez es, para mujeres, de 57 años y 62 años para los hombres.
Y en México, la ley “establece como edad para el retiro de un trabajador los 65 años. Aunque eso casi nunca sucede. La edad promedio de retiro para los hombres es de 72 años; las mujeres dejan de trabajar a los 69.5 años”. Por increíble que parezca.
Pero muchas veces, una cosa son las leyes y otra, la práctica social.
Hace unos meses, terminé un trámite en el dentista. Era la mañana de un día de semana, cuando por lo general se trabaja. Sin perder tiempo en mirarme, la secretaria se despidió diciendo: “Gracias, Gabriel, y que goce de su jubilación”. Todavía me faltan 5, 6, 10 años para ello. Todavía no somos viejos.
Entonces, ser un adulto mayor es una cuestión de definiciones del grupo donde uno vive.
La asociación estadounidense de personas jubiladas, AARP, publicó los resultados de una encuesta sobre las actitudes de estadounidenses tocante a la vejez (en inglés). El 85% de los encuestados dijo que todavía no era viejo -entre ellos, ¡una mujer de 90 años!
A qué edad somos viejos
Cuando se les preguntó a qué edad un hombre es “viejo”, los hombres dijeron 70, la misma respuesta que dieron las mujeres. Pero cuando la misma pregunta se hizo sobre las mujeres, los hombres respondieron 68 años y las mujeres dijeron 75.
En definitiva: depende de la cultura, de quién lo diga, del día, de la otra gente. No hay un número exacto.
Así como las palabras vejez, senectud, ancianidad, ciudadanos senior, que en nuestros días perdieron el aura de respeto y se ubicaron entre los términos negativos, ceden su lugar a términos neutros como «personas mayores» o «adultos mayores».
En última instancia, quizás sea algo subjetivo, según como se sienta uno.
¿Y tú qué piensas? ¿De qué depende ser una persona mayor? ¿Y cuándo nos sucede? ¿Cuándo, cuándo somos viejos?
Publicado inicialmente en el blog de la AARP.