El dirigente mapuche Nilo Cayuqueo en la ONU
Intervención del dirigente mapuche en la XIII sesión del Foro Permanente para Cuestiones Indígenas de la Organización de las Naciones Unidas, el 20 de mayo de 2014, en Nueva York
Sra. Presidenta y distinguidos miembros del Foro Permanente:
En nombre de la Mesa de Pueblos Originarios de la Provincia de Buenos Aires, Argentina, del Consejo de Notables Ancianos Indígenas de 1977 y 1981, y del Indigenous World Association, deseamos felicitarla por su designación, también por el excelente trabajo en la conducción y moderación del Foro Permanente.
También queremos agradecer al hermano James Anaya por todo el trabajo en favor de los Pueblos Indígenas. Asimismo, queremos felicitar y desear éxitos en su gestión a la hermana Victoria Taulis Corpus por su designación como nueva Relatora Especial de la ONU sobre los Pueblos Indígenas.
Nos referiremos al tema de la implementación de la Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas aprobada por las Naciones Unidas en septiembre del año 2007.
Señora Presidenta, como usted lo sabe pues también estuvo presente, soy una de esas personas indígenas que participó por primera vez en las Naciones Unidas en 1977 y uno de los temas discutidos aquel año fue el cómo implementar leyes internacionales dentro del sistema de Naciones Unidas en favor de los Pueblos Indígenas.
Luego, la Segunda Conferencia sobre los Pueblos Indígenas y la Tierra del año 1981 retomó el tema y se propuso formar un Grupo de Trabajo para elaborar propuestas a las Naciones Unidas.
El esfuerzo de todos esos años de lucha y cabildeos en el sistema de las Naciones Unidas, dio como fruto la aprobación del Convenio 169 de la OIT en 1989 y, como mencioné, la aprobación de esta Declaración de la que hablamos hoy día aquí en este Foro Permanente.
La implementación de la Declaración en los países donde vivimos los pueblos indígenas del mundo casi no se ha podido llevar a cabo, por varias razones.
Los estados coloniales, de donde provenimos los pueblos indígenas, hacen oídos sordos e ignoran esta declaración que ellos mismos firmaron y se comprometieron a cumplir. Gozan de impunidad absoluta en no cumplirlas, pues son estados donde casi los pueblos indígenas no están representados.
Hay una concepción paternalista y asistencialista de que los pueblos indígenas son pobres y necesitan ayuda. Estos prejuicios culturales heredados de la colonia, impide un diálogo serio de igual para hablar de los derechos que tenemos como pueblos originarios, muchos de esos derechos consagrados en esta Declaración.
El proceso globalizador capitalista de acumulación de riquezas en manos de unos pocos y empobreciendo a las mayorías, ha llevado a la situación en que los gobiernos en general responden a los intereses de las empresas transnacionales y no a los que dicen representar.
La globalización no solo ha traído la explotación económica indiscriminada, sino también destrucción de la biodiversidad y la contaminación y la salud de la gente. Vengo de una comunidad llamada Los Toldos donde el 80% de los cultivos son de soja transgénica y donde las fumigaciones aéreas y terrestres envenenan a los animales y también a la gente. incluso se fumiga cerca de las escuelas primarias.
En el caso de Argentina, donde habitamos más de 25 Pueblos Indígenas, el estado no solo se niega a cumplir con la Declaración de la ONU, sino que ha implementado una política agresiva de explotación de los llamados recursos naturales. La mayoría de esos recursos están hoy en territorios indígenas.
Cuando los indígenas exigimos que se cumpla el Derecho a la Consulta y al Libre Consentimiento previo e informado de acuerdo con las leyes como el Convenio 169 de la OIT y la UNDRIP y nos oponemos a la implementación de esos proyectos destructivos, somos víctimas de represión, judicialización y criminalización de las demandas.
Hoy en día, más de 400 líderes y lideresas indígenas están procesados por defender sus territorios ancestrales. El pueblo mapuche de donde provengo y que hemos vivido por miles de años en lo que hoy es Argentina y Chile, sus derechos no se respetan de acuerdo con lo que dice la Declaración en ambos lados de la Cordillera de los Andes.
Para dar un ejemplo, compañías multinacionales como Chevron, que explota el petróleo en muchas partes del mundo y que ha sido condenada por la justicia de Ecuador por daños ambientales y contaminar a más de 20 mil personas, puede hoy operar impunemente en suelo argentino.
Esto es así porque a través de jueces que sirven a los intereses de esas compañías, en una medida sin precedentes y violando los acuerdos comerciales y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el gobierno argentino levantó el embargo a esta multinacional para que pueda operar con un enorme proyecto petrolero y gasífero, con el sistema llamado fracking en territorio mapuche, en la provincia de Neuquén.
Podemos seguir hablando de todas estas violaciones que ocurren en casi todos los países por parte de multinacionales, con el apoyo de gobiernos corruptos y de las minorías poderosas que oprimen a nuestros pueblos.
Por último, Sra. Presidenta, y aprovechando este debate sobre la implementación de la Declaración, deseamos proponer a las Naciones Unidas y a todos los hermanos y hermanas indígenas del mundo, comenzar un debate tendiente a transformar la Declaración en una Convención Internacional similar al Convenio 169 de la OIT, sin cambiar el contenido de la misma.
Esta Declaración convertida en Convención Internacional, tendrá la fuerza jurídica y el respaldo del derecho internacional necesario para hacer respetar en los estados, los derechos de los pueblos indígenas del mundo.
Muchas gracias, Sra. Presidenta.
Originalmente publicado en Alen: Claridad de Pensamientos