Estados Unidos: fronteras abiertas, futuro incierto

La tragedia histórica que es la pandemia del COVID-19 continúa. De hecho, los científicos saben que la enfermedad no se irá. Tendremos que aprender a vivir con el riesgo. Pero debemos permitirnos señalar una nueva noticia en ese frente tan trágico cuando la hay. 

Este lunes 8 de noviembre, Estados Unidos reabrió sus fronteras internacionales a viajeros de 33 países para pasajeros vacunados. Entre ellos están México, Canadá y la mayor parte de Europa, aunque la Organización Mundial de la Salud ha designado recientemente al Viejo Continente como el nuevo foco de contagios. 

Pero nos consuela, nos anima, nos da esperanzas que a partir de ahora, los familiares separados durante más de 18 meses podrán volver a conectarse con sus seres queridos. Los turistas podrán retomar los viajes que se retrasaron por tanto tiempo y las industrias nacionales que dependen del movimiento de personas, como las aerolíneas y la hotelería,  que lograron sobrevivir hasta ahora después de perder billones de dólares y un millón de empleos, podrán resarcirse. 

Los viajes no son para cualquiera. Antes de abordar el vuelo se requiere presentar evidencia de vacunación completa con cualquiera de las vacunas aprobadas para uso de emergencia por la Organización Mundial de la Salud, así como el resultado negativo de un test hecho dentro de los tres días previos. Los ciudadanos estadounidenses sin vacunar deberán presentar un test negativo hecho 24 horas antes.

Estas limitaciones asegurarán que los que llegan no porten el virus. Ojalá también lleven a que más personas decidan vacunarse. 

La COVID-19 ha causado más de cinco millones de muertes y más de 250 millones de contagios. Para ellos la noticia llega demasiado tarde, sin embargo, los detalles del cambio son alentadores. Quienes vengan de México y de Canadá  por tierra solo tendrán que presentar evidencia de vacunación. Será más fácil entonces para nuestras familias renovar sus visitas, después de que los seres queridos se han perdido vacaciones, cumpleaños y funerales. Y será posible para la economía fronteriza renovar sus actividades. 

La reapertura del país al mundo y el reinicio del movimiento de pasajeros son un gigantesco paso adelante, pero todavía no podemos bajar la guardia.

La experiencia con la variante Delta nos ha enseñado que este virus es capaz de mutaciones imprevistas y peligrosas. El camino para el regreso a la normalidad que perdimos en marzo de 2020 pasa por acciones individuales: la vacunación, el uso de mascarillas y el distanciamiento social. Y nuestra nueva gran esperanza son los tratamientos médicos que se desarrollan actualmente y que alivian la trayectoria del mal, previniendo la hospitalización y la muerte. 

Lamentablemente, existe en nuestro país una gran minoría que se niega a aceptar los hechos y las medidas que tienen que tomar para que salgamos del peligro porque sus líderes políticos los usan para desestabilizar al sistema democrático para volver al poder con un gobierno autocrático. A causa de la enorme popularidad del ex-presidente Trump y su control absoluto de lo que fue el partido Republicano, todavía podemos perder esta batalla.

Afortunadamente el cambio en las restricciones de viajes se produce en momentos en que la administración Biden está por establecer una regla que requerirá a empresas con más de 100 empleados exigir la vacunación de sus empleados antes del 4 de enero. Es un esfuerzo que las fuerzas retrógradas que simulan falsamente estar por la libertad y la Constitución, tratan de sabotear por medios judiciales, por la falsa información que difunden y que seguirán hasta las últimas consecuencias. Debemos doblegar esta oposición.

La apertura del país al transporte de pasajeros es una excelente noticia. Podría ser el comienzo del fin de la tragedia. De nosotros depende que así sea.  

 

 

 

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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