La capacidad de gobernar en México
Urge convocar a un proyecto nacional antes de que EE.UU. decida convertir a México en su Ucrania latinoamericana
La visita de Marcelo Ebrard a Estados Unidos para cabildear la situación negativa que ha planteado Donald Trump sobre México, es evidencia no sólo de la gobernabilidad limitada de nuestro país sino, además, de la constante disminución de vasos comunicantes entre el gobierno norteamericano y el mexicano.
‘Ineficacia planeada’
El gobierno de México, históricamente sólo ha servido para generar intermediaciones que, por lo general, son arreglos temporales para apaciguar los problemas. Samuel Schmidt lo llama “Ineficacia Planeada”, decirles a todos que sí; pero nunca cuando.
Schmidt coordinó, a finales del siglo pasado, una de las obras primigenias sobre el concepto de gobernabilidad. Los textos reunidos en esta obra, fundamentalmente el trabajo de Yehezkel Dror, plantean la necesidad de un liderazgo político ético y un proyecto de futuro; en efecto, sin metas y objetivos comunitarios, el país va al garete, es una nave que se conduce según los caprichos de los poderes fácticos y como el protagonista del Tambor de Hojalata es muestra de inmadurez emocional, un Estado que no quiere crecer (Ikram Antaki).
¿Puede el gobierno mexicano mantener todavía en uso el “síndrome de la quinceañera”? Probablemente no.
Hace tiempo que la situación política de México exige definiciones y el escenario que plantea Donald Trump resulta más que amenazante. La amenaza del trumpismo resulta radical contra México, enemigos del trumpismo somos todos y la consideración de terrorismo implica una negación plena de la sociedad mexicana.
Derrota norteamericana en México
Es cierto que los tiempos actuales del perfil “Sugar Daddy” pueden llevar a considerar que el trumpismo está lleno de viejos tontos y fácilmente manipulables; sin embargo, esto no es del todo cierto, al menos, no para México. Si Donald Trump no se impone contra México será evidente que Estados Unidos no gana guerras ni siquiera culturales, la derrota norteamericana en México será peor que Vietnam, Afganistán o Irak . Esta vez, el riesgo de fracasar en la operación contra la mexicanidad no sólo será una promesa incumplida para el electorado republicano sino una muestra del declive frente al mundo.
El fracaso de Estados Unidos para imponer una gobernabilidad en México será muestra de una codependencia emocional semejante a las adicción de las drogas. Es decir, Estados Unidos sólo quiere a México como piñata para conjurar sus traumas. México ha sido desaprobado constantemente por EE.UU., han sido cientos de estudios los que muestran la imposibilidad mexicana para la asimilación estadounidense; entonces, resulta complicada la razón de permanecer adheridos sin una intervención estadounidense radical por tantos problemas que genera la vecindad.
El gobierno de Claudia Sheinbaum puede tomar el sostén de los Estados Unidos para instaurar los niveles mínimos de gobernabilidad y convocar a un pacto nacional que fundamente un nuevo liderazgo social y político. Manuel Camacho Solís propuso acuerdos nacionales desde el terrible 1994 para inhibir la gobernabilidad dirigida desde Norteamérica; por lo que resulta urgente despolarizar el país y convocar a un proyecto nacional antes de que Estados Unidos decida convertir a México en su Ucrania latinoamericana.