La fórmula para las próximas elecciones: Estados Unidos vs. Trump
Cuando Donald Trump sale de una audiencia, le esperan los aplausos. Se enfrenta a tres acusaciones que podrían terminar en una condena en la cárcel e, incluso así, sus seguidores le alaban la valentía que tiene para enfrentarse a un sistema que, consideran, lo quiere sacrificar. Su fuego se aviva con cada escándalo; pareciera que ni la justicia lo para.
Es dinamita política pura.
Dos candidatos que contrastan
Biden es lo opuesto.
Moderado y a veces soso, no tiene imán para los reflectores y el electorado considera que es aburrido hasta para la polémica. No es todo gris, tiene sus contrastes que no pasan desapercibidos. Es el menos peor, para muchos pero nunca el mejor. Los que se arrepienten de haber votado por él en las elecciones pasadas sienten que en el 2024 no tendrán otra opción. Un sufragio motivado por la resignación.
La intensidad de la candidatura republicana contrasta con la tibieza de la demócrata. Eso no impide que el 2024 sea un mano a mano, otro duelo de frente, la revancha que tanto ha sido esperada después de las elecciones de 2020 y la pandemia. Será como devolver el tiempo y una contienda en la que las rencillas viejas se despertarán con esteroides.
El electorado latino en Arizona tiene tantas divisiones como contrastes. El crisol se hace cada vez más colorido. No es solo rojo o azul, hay muchos tintes púrpuras. Pero la balanza se inclina siempre a los extremos, uno que Trump ha sabido aprovechar para aventajar a sus contrincantes de partido para las primarias. Un arma de doble filo que podría terminar en su contra si llega a las generales.
El líder del culto a la anti-democracia
Trump es un fenómeno social, es mucho más que el hombre y se ha convertido, a quererlo y no, en una leyenda. No importan las acusaciones ni los escándalos, pareciera que, al contrario, le celebran ese afán de desafiar las normas, los procesos y protocolos.
Es como si sus seguidores tuvieran una venda que les cubre los ojos y los oídos, como si fuera parte de un culto. Los otros candidatos no le hacen sombra. Es el asombroso caso del expresidente que ha intentado acabar con el sistema democrático y el llegar a la corte por lo mismo lo convierte, irónicamente, en el mártir de una democracia alternativa o paralela. Sentado en el banquillo de los acusados sabe que para volver a la Casa Blanca lo único que necesita tener más de 35 años y haber nacido en Estados Unidos; el historial delictivo es solo una pequeña piedra en el zapato y una medalla a su postura firme contra los que quieren acabar con él y su movimiento.
Este año, se definirá en muchos sentidos por ser el de Estados Unidos vs. Trump. De librarla, el próximo podría ser el de Biden vs. El abstencionismo.