México: la Marcha por la democracia fue toda una farsa
La llamada “Marcha por la democracia” del pasado 17 de febrero en México fue llevada a cabo con mentiras por las fuerzas políticas y económicas que respaldan a Xóchitl Gálvez, candidata del PRIAN.
Una marcha organizada para crear temores infundados
Obviamente, los organizadores no podían decir eso. A cambio, nos dijeron que era una marcha “por la democracia”. Una marcha que supuestamente había nacido desde “la sociedad civil”, a sabiendas de que son los mismos que gobernaron al país durante 40 años. Eso sí, hay que estar conscientes de que no escatimarán en violencia ni en dinero para regresar al poder en 2024.
Al final de la manifestación, el principal orador dijo a una reportera, paradójicamente, que «las personas que piensen que la democracia está en riesgo en México simplemente no entienden nada».
Prueba de la manipulación fue que la mayoría de los participantes expresaron consignas que eran totalmente falsas, muy alejadas de la realidad, mismas que los medios de comunicación corporativos, opinólogos y partidos de oposición publicaron previamente para crear miedo entre la población, algo que no lograron porque las mayorías en México ya no se dejan engañar por aquellos que los relegaron por décadas a la pobreza y la desesperanza.
Una de las consignas más recurrentes fue la del temor a que se “expropien” viviendas si se modifica el artículo “139” de la Constitución, un artículo que obviamente no existe. La carta Magna mexicana sólo incluye 136 artículos.
Otra de las consignas fue llamar al López Obrador “narcopresidente”. Algunos participantes señalaban comentarios de una columna de Jorge G. Castañeda (“Sobre el narco y el Peje en 2006”), el reportaje de ProPublica (¿Entregaron los narcotraficantes millones de dólares a la primera campaña del presidente mexicano López Obrador?) y de LatinUs (“La FGR llama al líder de Los Ardillos a denunciar el financiamiento de Los Zetas a la campaña de López Obrador en 2006”). Este fue un nado sincronizado que no ha terminado, pero que ya ha sido desmentido incluso por la Casa Blanca; no obstante, los adversarios del presidente quieren que se quede esa narrativa en el mundo digital y han pagado millones de dólares por mantener la tendencia en X.
A esa narrativa le entró el New York Times, con un artículo sin pruebas y también ya desmentido. Y ahora llega el Wall Street Journal, culpando al presidente mexicano del crecimiento del narco por su estrategia de “abrazos, no balazos”.
Cuando no suben las encuestas, aumenta el odio
El objetivo de esas narrativas es generar un ambiente donde se crea que AMLO y Claudia Sheinbaum, candidata a la Presidencia por parte del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), utilizan al narco para ganar elecciones. Con ese señalamiento, la oposición pretende crear un ambiente propicio para anular las elecciones. Esta estrategia sobre la violencia inició hace unas semanas al ver que Xóchitl Gálvez, la candidata de la oposición, simplemente no levanta en las encuestas, mismas que dan una ventaja a Claudia sobre Xóchilt de 2 a 1, por lo menos.
Es por eso que la consigna de #AMLONarcoPresidente no se dejó de escuchar durante la mal llamada “Marcha por la democracia”.
Los asistentes también dijeron que AMLO era un “dictador”, que llevaba a México al comunismo y que quería convertirlo en Venezuela o Cuba. Hasta el día de ayer y a unos meses de terminar su gestión, el gobierno de López Obrador no ha censurado a ningún periodista, no ha impedido ninguna manifestación y ha permitido todo por la vía legal.
La verdadera democracia que vive México
Es bueno recordar, por otra parte, que AMLO quitó el fuero a todos los presidentes, incluyéndose él mismo, para ser enjuiciados si violan la ley. Estableció la revocación de mandato para que el presidente en turno se sometiera a un referéndum si la ciudadanía no estaba satisfecha con el mandatario en turno. López Obrador se sometió al voto a la mitad de su mandato y, en ese momento, la oposición llamó a no participar, aun cuando pudo terminar con su sexenio.
Recordemos también que en sexenios pasados la represión del ejército y la censura estaban a la orden del día; varios periodistas como Carmen Aristegui, solo por insinuar que el entonces presidente Felipe Calderón tenía un problema con el alcohol, fue sacada del aire; el periodista Jesús Lemus fue encarcelado tres años por publicar la relación de la hermana de Calderón con el narco en Michoacán. Un tercer caso fue el de la salida del aire y del país de José Gutiérrez Vivó, quien criticaba constantemente al exmandatario panista. Los ejemplos son innumerables, pero en ese tiempo nadie salió a manifestar por la democracia. Y qué bueno, porque hubieran sido reprimidos y posiblemente algunos desaparecidos.
En cuanto al autoritarismo y la represión de sexenios pasados, de 1988 a 2000, fueron asesinados más de 600 miembros del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en ese tiempo oposición de la que López Obrador era parte; hubo represión contra los maestros en Oaxaca; contra los campesinos en Atenco; tuvo lugar la matanza de Acteal; también la masacre de campesinos de Aguas Blancas, así como la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, entre muchos otros momentos de terror que vivió la ciudadanía a manos del ejército y las autoridades en turno. En el sexenio de López Obrador no se ha realizado una sola represión del ejército a la ciudadanía.
Si la actual administración fuera autoritaria, la manifestación para “Defender la democracia” no se hubiera podido realizar, pero se hizo con toda tranquilidad. Aunque algunos de los participantes lo llamaron “autoritario” porque ese día, según los presentes, “ordenó” que no se izara la bandera mexicana en la plaza del Zócalo. Se sabe que por ley no se iza la bandera cuando hay manifestaciones masivas, a fin de evitar daños.
También se dijo en la manifestación que todo lo que pasa en México es decisión de López Obrador, de sus “caprichos”, “autoritarismo” y en beneficio propio, aunque es el presidente que más ha invertido en la tercera edad, en los jóvenes y en infraestructura en México. Además, ha mantenido un peso fuerte frente al dólar y sin devaluación; asimismo, el precio de la gasolina permanece estable y no hay “gasolinazos” (incrementos de precios) como sucedía en sexenios pasados. Por si fuera poco, hay más inversión extranjera, se ha aumentado el sueldo mínimo en un 200% desde 2018 y el país pasó de ser de la décima sexta potencia económica en 2018, a la décima segunda en 2023. Pero aun así, ese día, muchos de los presentes insistían en que estábamos “a un paso del comunismo”.
La marcha de los insultos
Algo que fue una generalidad fue el odio y los insultos que algunos expresaron hacia el presidente, desde llamarlo “López Ladrador”, el “cacas” y “narcopresidente”, hasta la consigna de que AMLO estaba “destruyendo al país”, de la misma forma que en 2006 lo hicieron con una campaña sucia que terminó con un fraude electoral; sí, perpetrado por esos mismos que convocaron a la marcha por la democracia.
Por cierto, al final de la marcha el orador Lorenzo Córdova, expresidente del Instituto Nacional Electoral (INE), luego de hablar más de media hora sobre el “riesgo” en que se encontraba la democracia en México, respondió así a una reportera, tras preguntarle si en México verdaderamente la democracia está en riesgo. A lo que Córdova contestó. “Claro que no. Quien eche a tocar las campanas como réquiem para la democracia, nomás no entiende lo que está pasando”.
De ese tamaño fue la mentira y la manipulación de la “Marcha por la Democracia” del 18 de febrero.