Genaro García Luna, capo de la impunidad
***En la entrega anterior de México Político apuntaba al enorme poder del secretario de seguridad pública federal Genaro García Luna sobre la persona del presidente mexicano Felipe Calderón. Investigaciones periodísticas señalan que el supersecretario podría tener en su poder información valiosa y delicada que eventualmente demostraría la forma fraudulenta con que Calderón obtuvo la presidencia de la República. Se enunciaba en el despacho anterior que García Luna ejercía una especie de secuestro sobre Calderón y sus cercanos y de ahí la razón por la que pese a los nulos resultados de su gestión, lo siguen sosteniendo en el cargo.
Pero revisemos algunas tropelías del supersecretario millonario. En mayo de 2010 la investigación periodística del portal digital Reporte Indigo dio a conocer que la residencia del funcionario ubicada en la calle Monte Funiar número 21 del fraccionamiento Jardines de la Montaña (en las faldas del cerro del Ajusco) fue construida maratónicamente en un lapso de cinco meses.
La casa tiene 408.75 metros cuadrados de terreno y 711 metros cuadrados de construcción. Es de cuatro niveles: un sótano, planta baja con terraza y jardín, planta alta y planta de servicios. Según el reportaje de Reporte Indigo, la mansión tiene las siguientes características: en las dos primeras plantas hay salón de juegos, bodega, vestíbulo principal, recibidor, medio baño, sala, comedor, estancia, escalera de servicio, jardín y estacionamiento para cuatro automóviles; en la planta alta hay una estancia, una recámara principal y dos recámaras secundarias, cada una con baño y vestidor; en el último nivel hay una habitación para visitas con baño, gimnasio, hall de servicio, cuarto de servicio, cuarto de planchado y baño de servicio. La residencia tiene un valor aproximado de 20 millones de pesos.
El secretario millonario argumenta que la edificación tiene un valor de 9.9 millones de pesos, situación que no se ha podido verificar en el Registro Público de la Propiedad; arguye también que fue adquirida con los ingresos que ha tenido en su vida como empleado del servicio público junto con las actividades comerciales de su esposa, lo cual no consta en su declaración patrimonial, siendo que la ley es muy clara en ese rubro. “La Ley Federal de Responsabilidades de Servidores Públicos establece que todos los bienes compartidos con el cónyuge (propiedades y cuentas bancarias) deben ser documentados en la declaración de evolución patrimonial anual del servidor público. En ningún documento oficial de las tres propiedades: Monte Funiar 21, Montaña de Omoa 17, ni Amate Nos. 11,12 y 13 en Jiutepec, Morelos, aparece su esposa como propietaria o copropietaria. Sólo aparece Genaro García Luna como propietario.”
El sueldo del controversial secretario en el año de 2008, fue de $4.076.227,00 (cuatro millones setenta y seis mil doscientos veintisiete pesos 00/100, M. N.), en 2009, disminuyó a $4.043,646,00 (cuatro millones cuarenta y tres mil seiscientos cuarenta y seis pesos 00/100, M. N.)», 32.581,00 pesos menos que el año anterior, y en los sucesivo no se sabe, porque el funcionario no ha hecho públicas sus declaraciones. Si esto fuera así, el secretario ha gastado más dinero del que ha percibido, y la lógica elemental nos conduce a preguntarnos, ¿de dónde ha salido el resto de dinero con que el ingeniero mecánico ha amasado su importante fortuna?
A pesar de sus intentos por salir al paso de las críticas, el secretario blindado por Felipe Calderón no ofrece datos que demuestren el origen de su fortuna. Por al contrario, por el enredo de sus trazos financieros, siempre está bajo sospecha. Aún así ninguna auditoria lo puede tocar ni con el pétalo de una rosa.
“No es culpa mía, así es la ley”, expresó el millonario secretario al ser cuestionado por el presidente de la Comisión de la Función Pública, Pablo Escudero (PVEM), al referirle sobre el compromiso de pagar los sueldos caídos a las familias de siete policías federales secuestrados hace diez meses. Sobre los resultados inexistentes de la lucha contra el crimen organizado, García Luna respondió que: “la estrategia anticrimen sí está funcionando y dará resultados positivos al final del sexenio” expresó en comparecencia con legisladores en el pasado mes de septiembre.
En esa reunión, los diputados Jaime Cárdenas y Gerardo Fernández Noroña le increparon ser «un asesino» y «corrupto», lo que el ingeniero García reviró obligando a sus denunciantes a demostrar pruebas advirtiendo que él no goza de fuero político.
Sin embargo, no hay nada más lejano a la realidad como dicha declaración, pues el súpersecretario sí tiene un fuero de protección, su propio cargo público le provee de elementos de resguardo necesarios; de ahí que con toda impunidad ha implementado operativos mediáticos escandalosos que terminan siendo espectáculos montados que lo hacen quedar como un policía eficiente, aunque sea falso, como lo fue en el caso de ciudadana francesa Florence Cassez, que a todas luces es una mujer inocente víctima de García Luna.
Finalmente, el secretario protegido niega que tenga relación con el crimen organizado; razón que nada tiene que ver con las averiguaciones previas donde se le menciona como sospechoso de vínculos con los capos de la mafia. Pero peor aún, en este México político, García Luna a través de Felipe Calderón ha mandado al congreso una iniciativa de ley para que se reforme el aparato policiaco del país, para constituir una policía única la cual como característica principal tendrá un solo mando, y todavía más delicado, ese único mando será el propio García Luna, lo cual de hacerse realidad, no sería un error de los legisladores y de Felipe Calderón, insisto no sería un error, más bien sería a todas luces una verdadera estupidez.
Hasta donde se sabe el cáncer no se cura con aspirinas y la caricatura de García Luna y su policía única es precisamente, un placebo contra una enfermedad de la que él mismo se ha encargado desde que despachaba en la extinta AFI de fortalecer a base de mentiras, corrupción, pero sobre todo, de impunidad.
Primera parte: Felipe Calderón secuestrado por García Luna.