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Por el comité de la verdad

Este es el comité encargado de ofrecer un cuadro de los hechos relativos al intento de insurrección del 6 de enero, para poder tomar medidas contra quienes participaron en él, y contra quienes los incitaron , muchos de los cuales siguen haciéndolo

La democracia estadounidense está ante un parteaguas, y en los próximos meses veremos si vamos hacia una confrontación con quienes fomentan un régimen autoritario o si prevalecen nuestras tradiciones democráticas, la Constitución y la libertad de prensa. 

Tienen lugar acontecimientos decisivos para el futuro de este país. 

Entre ellos, el fortalecimiento de la extrema derecha y su control del partido que era republicano y hoy es el partido Trump. La proliferación de mentiras y teorías conspirativas. La violencia con que – como si fuesen heraldos de la muerte – rechazan el uso de mascarillas y la vacunación. El frenesí coordinado con que avanzan en 30 estados leyes de represión del voto. Las guerras culturales inventadas para incrementar la identificación de un grupo – los blancos – entre sí y en contra de las minorías. En su orden de odio: afroamericanos, árabes, latinos, chinos, judíos.  

Ataque al Congreso 6 de enero
Ataque al Congreso de Estados Unidos el 6 de enero de 2021. FOTO: Flickr

Pudimos apreciar nuestra realidad como nación el 6 de enero, cuando la violenta turba que atacó el Capitolio estuvo a punto de impedir la certificación de Joe Biden como presidente. El ataque tuve un saldo humano de varios muertos, centenares de arrestados y más de cien policías heridos.

Detrás de ellos estuvieron Donald Trump y sus aliados en el Congreso. Ese era su propósito. Por eso los incitaron durante seis semanas y aquella mañana, de manera especialmente sanguinaria y con palabras que no se escuchaban aquí desde la Guerra Civil.

Para investigar esos hechos de sangre y después de que la oposición republicana en el Senado impidiese la formación de un comité independiente bicameral, se estableció un comité selecto sólo en la Cámara Baja, con siete demócratas y dos republicanos, todos nombrados por la presidenta, Nancy Pelosi. 

Se recordará que inicialmente, el líder de la bancada republicana en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy de California, nombró cinco miembros para participar en la investigación. De dos, especialmente Jim Jordan, considerado por muchos como el heredero de Trump, se sospecha que participaron en el evento informando y coordinando la situación con el mismo Trump. Su función en el grupo hubiera sido obstaculizar su desarrollo e informar al hoy expresidente de los testimonios en su contra.

El comité es  liderado por Bennie Thompson, el único demócrata en la delegación de Mississippi al Congreso, y lo componen los demócratas Pete Aguilar,  Zoe Lofgren,  Adam Schiff Stephanie Murphy, Elaine Luria y Jamie Raskin, y los republicanos Liz Cheney y Adam Kinzinger.

Agentes de la Policía del Capitolio y de la Policía Metropolitana de Washington, D.C. ya han prestado emocionantes testimonios de la insurrección que dejó a más de 100 de ellos heridos. 

Pero la semana pasada, con el reinicio de sus sesiones, el comité selecto envió una serie de demandas de información, que podrían ser seguidos de citaciones (subpoenas), a los Archivos de la Nación, los departamentos de Seguridad Interna, Interior, Justicia y de Defensa, la FBI, la Oficina del Director de Seguridad Nacional, y el Centro Nacional de Contraterrorismo. 

Las solicitudes también apuntan a aliados de Trump acusados de ayudar a difundir información falsa, como el general Michael Flynn, exasesor de Seguridad Nacional e indultado por Trump, o la controvertida personalidad de los medios Alex Jones.

Los pedidos de información apuntan a las comunicaciones de Trump, el exvicepresidente Mike Pence y otros altos funcionarios durante el ataque, así como a los registros de visitas y llamadas relacionadas de la Casa Blanca. 

Congreso de Estados Unidos
Congreso Nacional de los Estados Unidos, Washington, DC. FOTO: Wikimedia Commons

Adicionalmente, Thompson se propone interrogar públicamente a sus colegas republicanos que han admitido haber estado en contacto con Trump durante la insurrección y en los días que le precedieron. 

En suma, a todos aquellos que intentaron anular las elecciones porque su candidato no ganó.

En lugar de cooperar en las investigaciones y participar en los intentos de dilucidar las raíces del ataque para que jamás se repita, los republicanos atacan, obstaculizan y ocultan. 

Es que quienes pensaban que con la salida de Trump de la Casa Blanca se debilitaría su influencia y el control del sector que comanda se equivocaron. Lo contrario ha sucedido. No existen en el partido republicano fuerzas importantes que se opongan al trumpismo golpista y antidemocrático.  El Partido Republicano ya ni siquiera pretende preocuparse por la decencia, la democracia o la igualdad. Su racismo y principios antidemocráticos están a la luz del sol para que todos los vean. Unos los repudian. Pero muchos los emulan.

La tonta esperanza de que Donald Trump fuera simplemente un caso atípico, una aberración, era eso, una esperanza, y se ha ido.

Es por eso que, entre nuestras instituciones nacionales, da la impresión que este comité es uno de los últimos frentes de defensa de la democracia. 

Este es el comité de la verdad, el encargado de ofrecer un cuadro de los hechos relativos al intento de insurrección del 6 de enero, para poder tomar medidas contra quienes participaron en él. Y contra quienes incitaron a la violencia, muchos de los cuales siguen haciéndolo. 

Por eso, deben llegar hasta las las últimas consecuencias necesarias para castigar a los culpables y expulsarlos del seno de nuestro parlamento.  

 

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