Trump: un segundo término en el horizonte
Aunque faltan todavía más de 600 días hasta las elecciones presidenciales del 2020, la campaña ha comenzado.
Del lado demócrata se van sumando candidatos. Al día, ya son 15, algunos respetables, experimentados y populares. Otros, candidatos por cuenta propia. Quince más podrían presentarse próximamente. Todos ellos se preparan para una larga y combatida primaria.
El partido Republicano está transformándose en una nueva entidad que llamamos el Partido Donald Trump. La transformación es acelerada y parece irreversible.
Y pese a las dificultades el actual Presidente tiene serias probabilidades de reelección.
Porque tiene el apoyo incondicional, de al menos 40% al 45% del electorado. El 90% de los declarados republicanos aprueban su gestión.
Pese a las dificultades el actual Presidente tiene serias probabilidades de reelección
“Yo podría dispararle a alguien en la Quinta Avenida y todavía me votarían”, dijo en 2016.
Porque desde que asumió el poder ha establecido su comité de reelección y ya tiene 100 millones de dólares, algo sin precedentes. Ni un centavo del dinero propio.
Porque no existe entre los republicanos una corriente que lo cuestione, y menos contradiga o desafíe con otro candidato serio.
Porque ya ha mostrado – junto con sus seguidores – la táctica que solo intensificará cada semana: tierra quemada. Instigar contra los demócratas, señalarlos falsamente como “socialistas” (como si fuera ilegal). Asesinos de niños. Traidores a la patria.
Porque sin restricciones y sin quien lo contenga en la Casa Blanca ataca en acciones y tuits todo lo que amenaza su régimen personalista y caprichoso, comenzando con el informe del inspector especial Robert Mueller.
Trump pierde la vergüenza (si la tuvo), los estribos y los aliados moderados.
Para repetir el éxito de su primera campaña, dividirá al pueblo estadounidense, atacará ferozmente a quien lo critique.
Todo lo cual y mucho más constituye una introducción de su segundo mandato si gana.
A pesar de ello para muchos, Trump y el trumpismo sigue siendo un fenómeno pasajero. No pueden creer que sea tan popular. Se equivocan.
Aquí, unos piensan que sus días de gobernante están contados. Otros, que fue ungido por Dios.
Los bandos están lastimosamente separados. Los votantes recogen información de fuentes que refuerzan aquello que ya pensaban.
Un segundo término de Trump puede ser desastroso. Y es bastante probable.
Trump pierde la vergüenza (si la tuvo), los estribos y los aliados moderados
Para los inmigrantes, los latinos, las minorías, la gente pobre, suena la alarma.
¿Qué hacer?
Lo de siempre: informarse, educarse, organizarse, participar, aumentar la intensidad de su actividad.
Aún estamos a tiempo: quien es indocumentado debe legalizarse. Quien es residente legal, hacerse ciudadano y registrarse para votar.
Y de cara a las elecciones de 2020, llegar con la sola misión de evitar un segundo término del trumpismo.
La democracia empieza por la casa. Por eso, es vital revitalizar nuestra cultura democrática.
Y pasar la voz. Pasa, pasa, pasa.