Ahora, a esperar con paciencia y optimismo
Dejemos que los votos hablen. Esperemos los resultados finales. Desde aquí no perdemos la esperanza
Al final de una campaña electoral agotadora, aún no se sabe quién ganó la presidencia de Estados Unidos. No nos queda sino disponernos a esperar los resultados.
Sin embargo, en las últimas horas se han disparado las esperanzas del equipo Biden (y de al menos la mitad del país) despues de que las cadenas anunciaron sendas victorias del candidato en Michigan y Wisconsin, con lo que, analizan, merman las opciones de un segundo término del presidente.
Millones se disponen a esperar
Lo merecen los millones de votantes que formaron largas filas y esperaron horas para que les toque su turno.
Fue una jornada ejemplar, en la que no se dieron los incidentes violentos que tanto se temían y en cambio la ciudadanía demostró conciencia política, cohesión civil y mucha, mucha paciencia. Una paciencia que ahora les toca aplicar a los protagonistas de este singular proceso.
Hoy quedaban aún sin contar millones de votos que podrían decidir el resultado de la contienda en estados clave como Wisconsin, Michigan, Pennsylvania, Georgia, Arizona y Nevada.
Sin embargo, la elección presidencial se encuentra bajo ataque directo por parte del presidente Trump, quien en la noche del martes 3 falsamente declaró victoria y demandó detener el conteo de votos. Asimismo anunció que apelaría cualquier decisión negativa ante la Corte Suprema y dio instrucciones a su equipo para que exigiera el recuento donde perdieran. Habló de fraude allí donde no lo había y confirmó lo que ya se temía: que no aceptaría una derrota electoral.
Derecho a la Suprema Corte
Una actitud similar han tomado sus simpatizantes en todos los estados de «campo de batalla».
Si el conteo final de delegados al colegio electoral le resulta adverso, el presidente apelará inmediatamente al máximo tribunal, en donde como se sabe instauró, una semana antes de las elecciones, a una jueza simpatizante con sus posturas.
La realidad es que ambos candidatos pueden aún ganar. Hay que dejar que el proceso regular de conteo siga su curso.
De parte de los demócratas cunde el descontento y con razón. Sus expectativas eran victorias claras en los estados clave, resultados que no se dieron. Nuevamente celebraron antes de tiempo. Es posible que finalmente, al término del proceso de designación del resultado estalle una pugna interna en ese partido.
Muchos esperaban un voto masivo de rechazo a Trump y éste no vino. También esperaban recuperar el Senado y las posibilidades son pocas. Pero todo es posible aún.
Los resultados son de hecho muy parecidos a los de 2016.
Entonces, no se sabe claramente quién fue el ganador, pero sí quién perdió. Los estadounidenses. La historia.
Pese al coronavirus, a cuatro años de escándalos bajo Trump, su base electoral no se ha derrumbado.
La decencia y la verdad
No habrá una victoria decisiva, no habrá una mayoría abrumadora que le diga a Trump y a quienes lo rodean que tuvimos suficiente con cuatro años como los que pasamos. Que se vayan.
La decencia y la verdad, sean cual fueren los últimos resultados, no se impusieron lo suficiente en la boleta electoral.
El país sigue dividido.
Tampoco se libra de crítica la institución obsoleta del colegio electoral, que interpone un obstáculo a la expresión directa de la voluntad del pueblo. El sistema que premia con la totalidad de los electores de un estado a quien recibe la mitad más uno de los votos genera una situación insostenible.
Dejemos que los votos hablen. Esperemos los resultados finales. Desde aquí no perdemos la esperanza.