Sería inexcusable que la comunidad inmigrante no vea una solución real tras el martirio vivido durante los cuatro largos años de la presidencia de Trump.
En el partido Republicano todos están embarrados, incluyendo la plana mayor; se hacen los indignados por la violenta intentona de golpe de estado que Trump fomentó e incitó darían risa si las consecuencias de sus despreciables actos no fueran tan serias
Las espontáneas manifestaciones públicas de alegría por la derrota de Donald Trump y el triunfo de la fórmula demócrata Biden-Harris semejaban las de naciones donde es derrocado un dictador.
En este país dividido, Trump no es una aberración, sino un reflejo y producto de eso en que es un sector de la sociedad estadounidense que ahora lo encumbra
Tras las elecciones del 3 de noviembre sabremos si los votantes de la nación optaron por un cambio de mando en la Casa Blanca, hartos de casi cuatro años de mentiras y división.
La presidencia de Trump es tan caótica que incluso el ejercicio democrático de una elección se torna en un evento que crea ansiedad por la reacción que él pueda tener si el demócrata Joe Biden emerge triunfante.
Casi 28 millones de estadounidenses han votado de forma anticipada, según un análisis de la firma Target Smart. El 53% de los votos corresponde a demócratas y 36% a republicanos.
Mientras Donald Trump busca su reelección en la lucha ante el demócrata Joe Biden, la pregunta, al igual que en el ciclo 2016, es por qué un porcentaje de latinos sigue apoyando a un presidente que ha ofendido a la comunidad latina.
La pandemia alteró cómo grupos cívicos intentan registrar y eventualmente movilizar votantes, para participar en la elección presidencial, de las más cruciales de todos los tiempos
Nada de lo presentado coincide con la dura realidad de las políticas públicas de la administración Trump en diversos rubros, como la inmigración, y mucho menos refleja el historial de este presidente y su trato discriminatorio hacia inmigrantes, minorías étnicas y mujeres.
Trump, sin fundamento alguno, se ha dedicado por años a desacreditar el voto por correo asegurando que se “presta a fraude” y a la manipulación de los resultados electorales.
El objetivo de Trump crear un caótico escenario electoral es empañar la legitimidad de la elección porque a Trump solo le importa Trump y no el sistema electoral democrático.