Donald Trump: el Mesías del nacionalismo cristiano blanco
El nacionalismo cristiano anglosajón o blanco es un movimiento político que busca
socavar la separación Iglesia-Estado y declara a Estados Unidos de América
como una «nación cristiana».
Este movimiento forma parte de la reacción contra los cambios demográficos en Estados Unidos y la lucha por conservar las estructuras de poder anglosajonas (blancas) tradicionales. El censo de población estadounidense de 2021 mostró un descenso de la población blanca, que disminuyó un 8,6% entre 2010 y 2020.
Los nacionalistas cristianos blancos temen que los cambios demográficos en
Estados Unidos cambien quién controla las estructuras de poder político, por lo que
distorsionan y manipulan el cristianismo para aferrarse a su poder. El objetivo último de la ideología nacionalista cristiana blanca es el poder étnico para
los «verdaderos estadounidenses blancos», los cristianos en el sentido étnico que
se consideran dignos de pertenecer y gobernar el país.
Los nacionalistas cristianos niegan la separación de Iglesia y Estado establecida en la Constitución estadounidense y se oponen a la igualdad de las personas de color, las mujeres, los inmigrantes y otras minorías.
El nacionalismo cristiano anglosajón no es nuevo. Existía antes de la fundación de
Estados Unidos, desde el primer desembarco de colonos europeos.
La narrativa de la llegada de los colonos ingleses construyó un mito fundacional según el cual los cristianos que llegaban eran comparados con los israelitas que llegaban a la tierra prometida. Al igual que el pueblo de Israel, perseguido por Egipto, llegó a Canaán, los cristianos, que huían de Inglaterra a causa de la persecución
religiosa, llegaron a la tierra prometida.
El libro más leído por los colonos después de la Biblia fue El libro de los mártires,
publicado en 1563 por John Foxe, un puritano inglés, donde se establece el mito
de Inglaterra como nación elegida. Destaca los méritos de que Inglaterra fuera
cristianizada por José de Arimatea, la ascendencia inglesa del emperador
Constantino y la ayuda que le prestó el ejército británico en la cristianización del
mundo.
Antes de emigrar a Estados Unidos, los colonos europeos se distinguían por su
origen étnico: eran ingleses, alemanes, franceses, escoceses, etcétera. Pero a su
llegada, se vincularon como compatriotas blancos, se distinguieron de los nativos
indígenas a los que desplazaron de sus tierras ancestrales por la fuerza y de los
africanos a quienes esclavizaron y explotaron. Fundamentalmente creen que
EE.UU. fue fundado como «nación cristiana» por cristianos blancos, que
instituyeron leyes e instituciones basadas en principios bíblicos y protestantes.
Esto establecería el carácter de su nueva sociedad, una nación de cristianos blancos designados por Dios.
En febrero de 2023, una encuesta nacional realizada por el PRRI y la Brooking
Institution reveló que aproximadamente dos tercios de los evangélicos blancos
apoyaban explícitamente la noción de nacionalismo cristiano o simpatizaban con
ella.
La proporción de evangélicos blancos que expresaron su apoyo a ciertas
ideas -que el gobierno debería declarar el cristianismo religión del Estado; que ser
cristiano es una parte esencial de ser estadounidense; y que Dios ha llamado a los
cristianos a ejercer el dominio sobre todos los ámbitos de la sociedad- superó a la
de los protestantes tradicionales blancos, los católicos blancos y los protestantes
de color.
La investigación estableció un claro vínculo entre la ideología nacionalista cristiana y el racismo, la xenofobia, la misoginia, los sentimientos autoritarios y antidemocráticos, y el apetito por la violencia política.
El hallazgo más notable: casi el 90% de los adeptos blancos al nacionalismo
cristiano estaban de acuerdo en que «Dios pretendía que los Estados Unidos de
América fueran una nueva tierra prometida» dirigida por «cristianos blancos».
Según la Encuesta de Valores Estadounidenses Post-Electoral del 2024 Public
Research Religion Institute, el 81% de los evangélicos y pentecostales votaron por
el presidente Donald Trump en las pasadas elecciones presidenciales. Trump obtuvo
el apoyo de aproximadamente 8 de cada 10 votantes evangélicos blancos.
La razón de este mayoritario apoyo es principalmente ideológica. Según la encuesta,
una gran mayoría de los estadounidenses que se califican como adherentes y
simpatizantes del nacionalismo cristiano dicen haber votado por Trump (83%).
Para aclarar, la mayoría de los cristianos en general no son nacionalistas
cristianos.
Donald Trump es el Mesías del movimiento político y del nacionalismo cristiano
y quien constantemente aviva las llamas del miedo y el odio en sus electores. El
nacionalismo cristiano y un giro hacia el fascismo, también se han convertido en
factores definitorios del atractivo de un personaje aparentemente fuerte que
«puede resolver los problemas rápidamente», incluso si los medios empleados
son antiéticos al Evangelio.
Trump dice que «recuperará el país» de los extranjeros e invasores que han
tomado el control -gente de color, inmigrantes, minorías religiosas, secularistas- y
luego se lo devolverá a sus legítimos propietarios. En la lógica de Trump, los
verdaderos estadounidenses son los cristianos blancos.
Lo que dice Trump se opone a los valores fundamentales de la fe cristiana, entre ellos preocuparse por los más marginados y vulnerables.
La mayoría de los líderes evangélicos y miembros de las iglesias anglosajonas están más influenciados por el discurso de Trump que por su fe.
Hay una desconexión entre las enseñanzas centrales de Jesús de cuidar a los
pobres, amar al prójimo y dar la bienvenida al extranjero, y las opiniones políticas
de la mayoría de los evangélicos que decidieron votar por Trump e ignoran el
hecho de que el presidente y los nacionalistas cristianos son la mayor amenaza
para la democracia en Estados Unidos y para el testimonio del verdadero
Evangelio bíblico.