El Departamento de Justicia debe encausar a Trump
Ahora es el turno del Departamento de Justicia de proceder con la determinación e imparcialidad que la gravedad del tema merece y llevar a Trump ante los tribunales
Por primera vez en la historia del país, el Congreso refirió a un ex presidente al Departamento de Justicia (DJ) para un proceso penal.
El Comité Selecto de la Cámara de Representantes para la investigación del asalto contra el Capitolio del 6 de enero de 2021 terminó ayer sus sesiones con un resumen de lo investigado desde julio de 2021 y votó unánimemente para ratificar sus hallazgos.
Asimismo, refirió a cuatro congresistas republicanos al Comité de Asuntos Éticos de la Cámara por haberse negado a obedecer una órden de comparecencia, aunque es dudoso que la medida tenga más que un valor simbólico.
Las recomendaciones al DJ hacen de Donald Trump un potencial criminal, con la probabilidad de que al menos se le prohiba postularse a un cargo público en el futuro.
Cabe felicitar a los miembros del comité por una labor minuciosa, imparcial y valiente. Tomaron los eventos del 6 de enero por lo que son: un intento de insurrección contra Estados Unidos y la culminación de meses de incitación, organización y preparación por parte de Trump y sus allegados, y los documentaron para la historia.
Aunque el Departamento de Justicia no tiene la obligación de seguir las recomendaciones, le será difícil ignorarlas. Las acusaciones contra Trump son graves. Son: incitación a la insurrección, intento de obstrucción de procedimientos oficiales, conspiración para defraudar a Estados Unidos y conspiración para formular declaraciones falsas al gobierno federal.
Metódicamente el comité develó los intentos de Trump y sus aliados de impedir la transferencia pacífica del poder
Las conclusiones del Comité no tienen precedente. Tampoco lo tiene las acciones de Trump de tratar de revertir el resultado de las elecciones que dieron la presidencia a Joe Biden – algo que sigue haciendo. Presentó 62 demandas judiciales, perdiendo 61. Implementó feroces campañas de presión e intimidación contra autoridades federales, funcionarios electorales, legislaturas estatales, jueces, y finalmente al entonces vicepresidente Pence, a quien conminó a que en sus función constitucional al frente del Senado ilegalmente detenga la certificación de los votos. Cuando todo esto fracasó, incitó a una turba armada – a la que planificaba unirse – a invadir el Capitolio y detener la certificación de votos electorales.
En el transcurso del asalto y durante 187 minutos fatales, Trump se negó a detener a sus huestes y siguió arengándolas.
El destino de la democracia estadounidense pendía de un hilo. Podía haber caído.
Hoy, Trump sigue avivando el fuego del odio, el resentimiento y la violencia.
Ahora es el turno del Departamento de Justicia de proceder con la determinación e imparcialidad que la gravedad del tema merece para que Trump enfrente la justicia. El DJ debe entonces encausar a Trump.
Porque no puede ser que los centenares de “soldados” participantes hayan sido enjuiciados y condenados pero no así sus jefes, incitadores, organizadores y autores intelectuales.