El Tren de Aragua: una amenaza transnacional

Es fundamental no confundir a los inmigrantes con criminales, un error que líderes como Donald Trump, sectores de la derecha conservadora y elementos racistas han promovido durante años con fines políticos.

Pero quienes de manera purista se preguntan si existen criminales en la frontera, no puede caber la menor duda que sí los hay. Los hay en la política, en la Iglesia, en las escuelas… y también en la frontera.

Pero enfocarnos exclusivamente en los inmigrantes como si fueran la fuente principal de criminalidad distorsiona la realidad. Es más, hay estudios que sugieren que la tasa de criminalidad de inmigrantes es más baja que la de las personas nacidas en Estados Unidos.

Aparte no hay que olvidar que cuando hablamos de inmigrantes, la gran amplia mayoría son hombres y mujeres que trabajan arduamente en los campos de California, limpian nuestras casas o cuidan nuestros jardines, soñando con una vida mejor para ellos y sus hijos.

Dicho esto, también es necesario reconocer la complejidad de las zonas fronterizas en un mundo globalizado. Una complejidad que incluye la presencia de organizaciones criminales transnacionales, como El Tren de Aragua, un grupo delictivo que se originó hace casi una década en una prisión del estado de Aragua, Venezuela, se expandió por otros países latinoamericanos y ahora representa una amenaza significativa en Estados Unidos.

El Tren de Aragua y su expansión en EE.UU.

Según reportes del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), esta organización criminal tiene operaciones confirmadas en al menos 16 estados de EE.UU., lo que la convierte en un peligro para la seguridad pública.

Tom Homan, exdirector interino de ICE y una figura prominente en el diseño de las políticas antiinmigrantes de Donald Trump, ha identificado al Tren de Aragua como un objetivo prioritario en su estrategia contra el crimen organizado.

En una entrevista con NewsNation, Homan, designado Czar de la Frontera en la nueva Administración Trump, afirmó que su enfoque inicial será atacar a esta pandilla directamente en los lugares donde operan y residen. «Vamos a detenerlos y colocarlos en centros de detención», aseguró.

Respuesta del Estado de Texas

Por su parte, el gobernador de Texas, Greg Abbott, intensificó los esfuerzos contra el Tren de Aragua al anunciar una recompensa de $5,000 dólares  por información que lleve a la captura de miembros de la pandilla. Abbott designó al Tren de Aragua como una organización terrorista extranjera y creó un equipo especializado dentro del Departamento de Seguridad Pública de Texas (DPS) para combatirla.

“El Tren de Aragua ha sembrado terror y destrucción en todos los países donde opera, y Texas no permitirá que se establezcan en nuestro estado”, declaró Abbott, instando a los ciudadanos a colaborar de manera anónima.

El Tren de Aragua está vinculado con crímenes graves como asesinatos, tráfico de drogas, delitos sexuales, extorsión y violencia. Según Jason Owens, jefe de la Patrulla Fronteriza, 70 miembros confirmados de esta banda han sido arrestados en distintas regiones del país, incluyendo uno recientemente capturado en El Paso.

Desafíos para el control fronterizo

El Tren de Aragua representa un desafío, especialmente en los estados fronterizos. Si bien las recientes acciones gubernamentales demuestran una renovada determinación para enfrentar esta amenaza, es esencial que estas medidas no se utilicen como pretexto para criminalizar a los inmigrantes en general.

La preocupación es válida: líderes como Homan y Abbott, alineados con Trump, han promovido políticas que buscan deportar a millones de indocumentados. Esto genera dudas sobre si la ofensiva contra las pandillas transnacionales también tiene como objetivo indirecto justificar detenciones y deportaciones masivas.

Es importante reiterar que, a pesar de la desinformación promovida por la ofensiva xenofóbica y racista de las últimas décadas, los inmigrantes no son delincuentes. Son personas que vienen huyendo de la violencia de bandas criminales, la opresión de gobiernos autoritarios, la pobreza extrema y los desastres naturales en busca de un futuro mejor. Combatir al Tren de Aragua es necesario, pero debe hacerse sin estigmatizar a quienes solo buscan una vida digna y segura en el país del Sueño Americano.

Autor

  • Martín Ocampo

    Escritor y periodista de Paysandú, Uruguay, quien actualmente reside en Nueva York, EE.UU., en donde ha trabajado en diversos medios. Su corazón es charrúa y su pluma es latina.

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