Operativos, no redadas

ARIZONA- Afuera de una carnicería mexicana en Phoenix hay una cinta de seguridad que asegura el perímetro. Agentes de diferentes departamentos de seguridad resguardan la zona en una calma aparente; ellos tranquilos, pero una comunidad migrante los observa de lejos con la piel chinita. ¿Qué estarán haciendo? Portan los chalecos que los identifican como policía, alguaciles o investigadores, con todos los acrónimos que escuchamos con frecuencia en operativos, pero que muchos no terminan de entender qué hacen, solo saben que trabajan para el gobierno.
Mi gente, está la migra en la 31 avenida y la Van Buren, ándense con cuidado, es una redada. #WachaLaMigra. Ese mensaje lo recibimos de diferentes personas en WhatsApp y lo vemos publicado y copiado en múltiples perfiles de Instagram y Facebook. La gente se organiza. Yo ando cerca.
No es un martes cualquiera; ya ninguno se siente normal. Han pasado poco más de seis semanas de la toma de protesta de Donald Trump como presidente y no ha habido tregua. Las protestas disminuyen, pero las alertas continúan. Vi una patrulla afuera de la tienda; hay una redada en una gasolinera; mucha migra afuera de una escuela… los reportes se multiplican. El miedo es real: Arizona es la tierra de los estados migratorios mixtos. A veces el temor da fuerza, pero otras, nubla la razón. Al final, nadie puede bajar la guardia.
La misma tarde, el Departamento de Seguridad Pública informó que fue un operativo de investigaciones financieras y no de motivos migratorios; 19 arrestos en diferentes partes del Valle del Sol y muy pocos detalles de la naturaleza del caso. El dueño de la carnicería confirmó que no fue una redada, sino una investigación que tenía un blanco en específico y que ninguno de los empleados terminó en custodia de las autoridades.
Pero saber que solo iban por una persona, no tranquilizó a quienes viven pendientes de la presencia policial en sus comunidades.
Hace un año, esto hubiera sido otro caso aislado que se reportan en las noticias todos los días: una investigación, los arrestos y nada más. Hoy hay escepticismo. La mera presencia de una patrulla o de un carro oficial sin logotipos provoca ansiedad; los uniformados se han convertido en símbolo de aprehensión y estrés y no en el sinónimo de seguridad. No es el individuo, es el sistema. No es la ley, sino las muchas teorías que nacen de la incertidumbre y el exceso de poder.
No se puede ignorar ni minimizar el impacto de una retórica antiinmigrante en una comunidad vulnerable que ha sido abatida por la política, pero tampoco se puede amplificar lo que no sucede, solo porque nos da consuelo. Hasta el momento en Arizona, son operativos con blancos específicos los que han provocado el desazón y preocupación; no hay redadas, tampoco deportaciones masivas. Aún no llega el fenómeno Trump con toda la fuerza y, para ser sinceros, no es cuestión de saber si tocará tierra en Arizona, sino de cuándo lo hará.