Es hora de eliminar el embargo a Cuba

Hace quince años llegué a este país. Venía con el dolor del que ha sufrido la prisión política por haberme acercado a grupos disidentes y de derechos humanos. Traía conmigo el resentimiento de quien se vio privado de su tierra natal.  Me sentía discriminado y humillado por un sistema que ha lanzado al exilio y la emigración a casi dos millones de cubanos.

Tenía yo todas las razones del mundo para pensar que ahogando la isla que tanta admiración y odio ha suscitado, se resolvería la crisis allí existente. Estando allá ya tenía mis propios criterios sobre el asunto y ni aún la peor represión vivida en carne propia me haría cambiar. Contrariamente a muchos de mis paisanos, yo creía y creo firmemente que el embargo a Cuba es un grave error.

Me imagino la reacción de aquellos venidos de mi patria de origen que piensan lo contrario. Comprendo el dolor y la rabia de los que perdieron todo en el nombre de una revolución que cortó libertades y destruyó una economía floreciente. No obstante, el haber vivido más de tres décadas en ese fenómeno que iniciaron los rebeldes barbudos me permite comprender desde adentro un problema complejo, más allá de mis convicciones personales.

El embargo a Cuba nace de las desavenencias entre una nación que confiscó propiedades y no respetó derechos democráticos y por otro lado de la imposición de medidas por parte de una nación muy poderosa. Ya dura casi cincuenta años. ¿Ha logrado su cometido? Como me dijo un buen amigo conservador nacido en California, lo que no funciona hay que cambiarlo. El embargo es un fracaso que sólo ha justificado al gobierno comunista para desarrollar sus propias campañas y auto-bloqueos.

Por otro lado, es el pueblo cubano, sus personas más humildes,  los más perjudicados de esa aberración que ha sobrevivido la guerra fría, los tratos con China,  el fin de las tensiones con Vietnam por sólo citar algunos casos que han derramado mucha sangre americana y que también confiscaron propiedades. En mi lugar de nacimiento se hace difícil conseguir equipos y medicinas indispensables para la salud de sus ciudadanos por una interpretación obtusa y cruel de esa doctrina.

El gobierno de los Castro ha justificado durante decenios muchas de las escaseces, de la falta de libertades por ese mecanismo que afecta la vida diaria de Cuba. Es cierto que mucha culpa de los problemas del día a día parten de la  ineficiencia de esos gobernantes para satisfacer necesidades espirituales y materiales. Ahora bien, eso no justifica lo que casi todo el mundo civilizado considera fallido y condena cada vez que se puede. Conste que me refiero a gobiernos de todas las ideologías.  Los embargos no tumban gobiernos. Sólo perjudican al ciudadano promedio que tiene que sufrir las escaseces que le acompañan.

Hay quien dice que es la cuota de sacrificio de aquel pueblo para alcanzar su libertad. ¿Quién lo afirma? ¿Alguien con el estómago lleno del primer mundo? ¿Un fanático impulsado por odio? ¿Alguien que no tiene parientes en la isla y que ya no tiene conexiones con ella? No somos oportunistas los que creemos que aún el má extremistas de aquellos dirigentes es un ser humano que pudiera abrir la puerta al cambio. ¿Cómo lograrlo con la puerta cerrada?

También me dirán que hoy en día Estados Unidos es uno de los socios comerciales más importantes de Cuba. Bien. Pero en la vida moderna, no importa con quién comercies, eso se hace en base a normas que implican igualdad de condiciones. Comercio en dos direcciones. ¿Por qué no con Cuba y sí con Vietnam o China? Luego de la política de apertura de Kissinger con respecto al gran gigante asiático, muchas cosas se han trasnsformado por allá.

No es posible cambiar si se vive en una situación estática. Cuba evolucionaría por la lógica del intercambio. Eliminando el embargo se abrirán las puertas a Cuba para  beneficiar a un gobierno con el cual discrepo, pero también ayudará y mucho  a su pueblo que es lo más importante. ¿Cómo vamos a imponer en los otros nuestra lógica cuando el odio, el disentimiento nos guía a esas posiciones radicales?

Finalmente, creo firmemente que con la eliminación del embargo,  de las restricciones de viajes a los norteamericanos y  de las limitaciones en las comunicaciones y el flujo de información,  los cubanos de a pie podrán constatar en el hombre común norteamericano a un portador de valores que traen consigo la libertad y la posibilidad de eliminar la desinformación en que han vivido por tantas décadas. Desmantelando el embargo, se abrirá al mundo ese país miserable y maravilloso que es Cuba. Dejemos la emoción y pongamos el razonamiento al servicio de la justicia que vendrá con la apertura.

Autor

  • Julio Benitez

    Fue asesor literario y profesor de la Universidad Pedagógica de Guantánamo, Cuba, y educador en Los Ángeles, California. Obtuvo premios nacionales como narrador en los concursos Rubén Martínez Villena, Frank País y el Regino E. Boti así como distinciones en poesía y crítica. Ha publicado La Reunión de los Dioses Cuba (cuentos, 1991). En USA, El Rey Mago (poesía 2007) y la novela La Reunión de los Dioses (2007). Su obra crítica se encuentra en publicaciones de Cuba y Los Estados Unidos. Miembro del consejo editorial de la revista electrónica La Luciérnaga.

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2 comentarios

  1. Gracias Margarita. Lo que escribi entonces y lo que pienso ahora es lo mismo. No al embargo. Cada uno con su propio concepto y el pueblo es quien debe decidir que camino va a tomar. El tiempo es el unico que resolvera todo. Saludos. Julio

  2. Estoy completamente de acuerdo con Julio, el embargo ha sido un lastre, además de un arma que utilizan los disparattados hermanos Castros que de gobernar no saben nada.

    Hablarles de mi huida de Cuba con mis dos hijos de 7 y 8 años y llegar a Puerto Rico con $10.00 no me interesa, ya de esto se ha publicado bastante en la prensa de Oregon y la Peninsula de Monterey, CA

    Lo que me importa decir aquí es: FUERA EL EMBARGO por la razones ya expuestas por el compatriota Julio.

    Margarita Noguera.

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