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La lotería, el mayor impuesto regresivo del mundo

La suma es exorbitante. Enorme. Inabarcable. Nadie ganó el primer premio por varias semanas, un efecto adrede. Por eso, el primer premio del Mega Millions subió a 303 millones de dólares. Se juega los martes y los viernes. Y el de la lotería Powerball, que se sorteará este miércoles a la noche y el sábado, es de por lo menos 193 millones de dólares. La suma que crecerá hasta que se anuncie a el o los ganadores. Quizás haya un nuevo récord y millones están… ¿cómo llamarlo? Solo en inglés: excited.

El Mega Millions se juega en 43 estados más el Distrito de Columbia (Washington, DC) y las Islas Vírgenes estadounidenses. La lotería Powerball, en 44.

El frenesí del último día

Los estados sin lotería estatal son Alabama, Alaska, Hawaii, Mississippi, Utah, y sorprendentemente, Nevada, el estado de Las Vegas.

En ocasiones como esta, a medida que se acerca el cierre de los puestos crece el frenesí de compras. Muchos de los jugadores solamente participan cuando el primer premio es especialmente alto.

Y el premio es alto y sube cada vez que no se declara ningún ganador y el sorteo pasa a la siguiente semana.

“Cuanto más sube, más significa que nadie está ganando, y muchos van a seguir comprando más y más billetes de y uno nunca sabe, puede tener suerte si elige los números correctos”, dijo a la AP Meghan Graham, de Brookline, Massachusetts, mientras compraba una docena de billetes de Powerball.

“Un cambio reciente en el juego… incrementó la frecuencia de los grandes primeros premios”,  por lo que el sorteo viene solamente pocos meses después de otros premios gigantescos. Antes podían pasar años entre premios de envergadura.

Trucos para no perder

El 13 de enero de 2016 tres familias ganaron el mayor premio de la historia, un Powerball, de $1,586,000,000. De Tennessee, Florida y California. Mil quinientos millones, explicaba CNN Money.

La particularidad de Powerball es la manipulación de dos sets de números o bolas. Uno de 59 números de los cuales se extraen 5, y otro de 35 números, de los cuales se extrae uno solo.

Tom Romero, director general de la lotería del estado de Nuevo México y presidente del Grupo Powerball, recuerda que hace no muchos años “el premio de 100 millones de dólares hacía que todo el mundo comprase… hoy la marca ha subido a 500 millones o 600 millones” para entusiasmar a la gente.

El precio del billete subió en enero de 2012 de 1 a 2 dólares, sin cambiar desde entonces; las reglas se cambiaron para que más personas ganen premios más bajos, así como premios de 1 y 2 millones de dólares, lo que subió las ventas en 52 por ciento a un total de 5,900 millones de dólares en el año fiscal que finalizó en junio.

Ventas gigantescas

El premio mayor es de por lo menos 40 millones de dólares en 30 pagos anuales. Se juega un minuto antes de la medianoche, hora del Este de Estados Unidos. El último momento para comprar un billete es como máximo dos horas antes. El sorteo se lleva a cabo en la capital de Florida, Tallahassee.

El total de ventas por estado es enorme. En 2016, en Nueva York, fue de casi 10,000 millones de dólares, según el portal Statista. En California, 6,280 millones; Florida, unos 6,000 millones. En 2014, en todo el país, fueron $70,000 millones.

Y ya que vamos por estado, en Dakota del Norte el gasto por persona es de $36 por año. Pero en Dakota del Sur es 755 dólares. Y en Rhode Island, unos 800 dólares por persona.

Eso significa, claro, que mucha gente gasta mucho dinero en la lotería. The Atlantic dice que la suma supera lo que se gasta en libros, juegos de vídeo, entradas para películas y entradas para eventos deportidos. Todos juntos.

A primera vista, entusiasma. Pero… ¿y la probabildad de ganar?

Aaaaaah. Eso es otra cosa. La realidad es que cuanto más personas participan, y aunque suba el premio mayor, las probabilidades bajan en proporción.

Y ya son muy, extremadamente bajas.

Probabilidades miserables

En números, de acuerdo con la misma Lotería, es 1 en 175,223,510; las de ganar 1 millón de dólares, 1 en 5,153,632.65, y de ganar 10,000 dólares, 1 en 648,975.96.

Y en porcentajes, según esta publicación de España, un 5.3 por ciento de ganar algo. Y nada puede ayudar a mejorar su “suerte”:

Ni trucos, ni números bonitos, ni números feos, ni velas a la virgen o a un santo o un antepasado.

Los números son astronómicos, ¿verdad? No por nada la lotería, económicamente hablando, es un impuesto más sobre la población, un impuesto que recae especialmente en gente de bajos recursos, que son los que, en su desesperación, más juegan. Un impuesto regresivo, el mayor del mundo.

Agréguese a eso que solamente el 80 por ciento de las combinaciones posibles se vende, en el mejor de los casos. Eso reduce aún más, y significativamente, las probabilidades de ganar algo.

Pierden todo su dinero

Pero, tal como se demuestra una y otra vez, basta con mencionar la también enormidad del primer premio para que se disipen las dudas y se olvide el raciocinio y las matemáticas y teorías de probabilidad, para correr al quiosco más cercano.

Ah, y otro dato. El Fondo Nacional para la Educación Financiera calcula que el 70 por ciento de los ganadores suele perder todo su dinero en un par de años. Así que, bueno, piénselo bien.

La base de esta nota la publiqué, ya en 2013, en mi sitio personal, Minutario. 

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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