La marcha de la manipulación y del odio

Miles salieron a las calles, algunos acarreados y otros no, pero todos con desinformación sobre la reforma electoral

Con una gran dosis de desinformación por parte de los medios corporativos en México, miles marcharon el domingo, algunos gritando y en muchas veces ofendiendo al presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) por supuestamente intentar la “eliminación” del Instituto Nacional Electoral (INE), lo cual es totalmente falso.

También lo acusaron de querer terminar con la democracia en México, de querer llevar al país a una dictadura como Venezuela, de querer eliminar el voto libre de los mexicanos y de querer imponer a los consejeros del INE por “puro capricho” y para “perpetuarse en el poder”.

“Este hombre que tenemos como gobernante lo único que ha hecho es hundir al pueblo”, dijo una de las manifestantes. “No está haciendo nada a favor del pueblo y por eso estamos aquí”.

Con la consigna “El INE no se toca”, miles marcharon y muchos de ellos fueron acarreados por parte de las alcaldías gobernadas por la oposición (algunas apoyadas por Ricardo Monreal). Otro grupo sí fue legítimo, pero más desinformado y con declaraciones que no tenían nada que ver con la reforma electoral que propone el Presidente.

En dicha reforma, en ningún lado aparece que el gobierno busca “eliminar” al INE o se busque eliminar el voto de los mexicanos. Si algo propone, es hacer el proceso de elección más democrático, ya que establece que los tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo) sometan una lista de 10 posibles candidatos; y es el pueblo mismo el que elegirá con su voto a los representantes del INE.

Actualmente, la ley establece que el partido en el poder elija a los consejeros del INE sin ningún tipo de votación o consulta a la oposición o al pueblo mexicano. Así lo hizo el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en el pasado y ahora lo hará el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), lo que significa que con los cuatro puestos que quedarán vacantes en abril de 2023, el partido del Presidente tendrá la mayoría en el INE.

Eso es lo que se trata de evitar con la reforma que propone López Obrador. Pero por no leer la reforma electoral, por seguir creyendo a esos medios de comunicación que hasta el momento lo único que han hecho es tergiversar lo dicho y hecho por el actual gobierno, los mexicanos que salieron el domingo 13 de noviembre desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución marcharon por las causas equivocadas.

Lo que hicieron es simplemente dejar el camino libre a Morena para que elija a los consejeros el próximo año y se establezca como fuerza única en ese INE que no quieren que se toque.

Lo peor de todo es que cuando se le preguntaba a la gente: ¿Quiere reducir el número de Senadores?, ¿el de diputados?, ¿quiere menos presupuesto para los partidos políticos?, ¿implementar el voto electrónico?, o ¿le gustaría reducir el presupuesto al INE, ya que un gran número de los consejeros ganan hasta más del doble que el Presidente?, la mayoría decía que sí.  Y todo eso es lo que plantea la reforma electoral de AMLO, pero los miles de mexicanos que marcharon el domingo dijeron que “El INE no se toca”.

Una encuesta realizada por el propio INE reveló que 87% de la gente quiere que se reduzca el número de diputados; el 78% quiere que se elija al Tribunal Electoral y al INE a través del voto popular; el 78% que se reduzca el número de consejeros del INE y de Magistrados del Tribunal Electoral;  y por último, el 93% de la gente apoya destinar menos recursos a los partidos políticos.

Otro sondeo dio a conocer que el INE es el más caro del mundo, pues cuesta $25 dólares por voto en México, muy por arriba de los $12.73 en Brasil (país con el doble de población y más grande en extensión de territorio), y de los $11.76 en EEUU (país con casi el triple de población y el doble del territorio); también muy por arriba de los $1.88 en Francia y $0.44 dólares en Rusia.

Lo peor de todo es que la marcha había sido, en gran medida, convocada, apoyada y liderada por personalidades impresentables y muy oscuras de la política mexicana, como la maestra Elba Esther Gordillo, recién salida de la cárcel; Roberto Madrazo, acusado y con pruebas en la mano de Santiago Creel, del fraude que hizo en Tabasco en 1994; Vicente Fox, quien dijo que él cargó los dados para que López Obrador no llegara a la presidencia en 2006; Claudio X. González, participó en el fraude de la elección de 2006 y pidió a Enrique Peña Nieto que se robara la elección en 2012; Margarita Zavala, quien falsificó un medio millón de firmas en el 2018 para lograr un registro para el partido México Libre, que desapareció meses después; y por último Alejandro “Alito” Moreno, investigado por malversación de fondos y enriquecimiento ilícito, entre otros cargos.

Todos ellos y otros fueron personalidades políticas que en un momento participaron o hicieron fraude, pero ahora vociferan por un INE democrático, autónomo y justo, cuando verdaderamente la reforma electoral lo hace más democrático e invita a la población a ser parte del proceso.

Es por eso que la movilización del domingo pasado de la “oposición” puede denominarse la marcha de la manipulación y del odio, porque la mayoría de la gente no sabía lo que defendía, al mismo tiempo que vociferaba ataques y ofensas llenas de ira contra el Presidente, por ejemplo la más emblemática y que encierra ese racismo y discriminación que es tan generalizada entre la derecha mexicana, privilegiada en todos los sentidos: “Indio de Macuspana, tienes unas patas rajadas que ni el mejor zapato que te pongas te quita lo naco”, frase que quedará para la historia del racismo ancestral en México, proferida por una de las más enconadas participantes.

Eso se debe a que el sentimiento de exclusión y odio describe ampliamente a quienes siguen, dentro y fuera de México, a esa “oposición” desdibujada políticamente, pero vociferante en su siniestra idea de seguir pisoteando a los sectores más vulnerables de su propio país, porque esa era la “cultura” a la que estaban acostumbrados.

Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.

Autor

  • Agustin Duran

    Agustín Durán es un inmigrante que ha ejercido el periodismo en diferentes medios de Los Ángeles por 23 años y actualmente es editor de Metro de La Opinión. Es graduado de Ciencias de Comunicación en Ciudad de México y tiene una maestría en Comunicación Masiva de la universidad de Northridge. Es padre, esposo y es tan escéptico que no le cree ni a su madre cuando le dice ´te quiero´, se lo tiene que probar.

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