Los pensamientos de José Saramago

Vivimos para decir quiénes somos.
Cuadernos de Lanzarote

***

Sólo escribo sobre aquello que no sabia antes de haberlo
escrito. Debe de ser por eso por lo que mis libros
no se repiten. Me voy repitiendo yo en ellos,
porque, aun así, de lo poco que continúo sabiendo,
lo que mejor conozco es éste que soy.
Cuadernos de Lanzarote

 

Por los participantes de Llover sobre Mojado,
blog literario de José Antonio Velasco

José Saramago, si se nos permite decirlo, fue más que un gran escritor. Saramago, para nosotros —y habrá entre nuestros lectores quienes sientan lo mismo— fue un padre que nunca conocimos, pero que con sus historias y sus pensamientos nos ayudó en momentos cruciales. Como pocos pensadores el Nobel portugués nos dijo en sus versos, novelas, entrevistas y cuadernos  que estaba bien ser siempre niños, llorar, y equivocarnos, que escribir es descubrir, que la pregunta más importante es «Quiénes somos» y que hay que pensarla hasta el final.

Preferimos no alargarnos más en este breve homenaje y dejar que quienes alguna vez tuvieron uno de sus libros lo recuerden releyendo lo que para nosotros  fueron algunos de sus pensamientos más interesantes. Vale la pena aclarar que no son todos y que no se ha leído en su totalidad la obra del laureado.

Esta es simplemente una recopilación de rayones en libros, suficientes para quienes nunca lo “conocieron”, sepan lo que se están perdiendo. Porque como él mismo nos repitió hasta el cansancio: mientras se esté vivo, nunca es tarde.

Con el objetivo de facilitar la lectura de estas joyas —pues son muchas— hemos puesto estos pensamientos de José Saramago agrupados por obras. Esperamos las disfruten.

New York, junio 18, 2010

La muerte de Ricardo Reis

De la vida iremos tranquilos, no teniendo ni el remordimiento de haberla vivido.

§

A los dioses pido sólo que me concedan el no pedirles nada.

§

Dios quiera que no se extinga nunca la caridad para que no se acabe la tristeza.

§

Cuando se cree en milagros ya no hay nada que esperar de la esperanza.

§

También en el interior del cuerpo la tiniebla es profunda, y pese a todo la sangre llega al corazón, el cerebro es ciego y puede ver, es sordo y oye, no tiene manos y alcanza, el hombre, claro está, es el laberinto de sí mismo.

§

Razón tenia aquel francés que dijo que la palabra le fue dada al hombre para disfrazar el pensamiento

§

Tal vez este desdén ante la comodidad mueva a compasión las bolsas de los viajeros, portamonedas que dicen ahora, y la compasión se convierta en propina, pueblo atrasado, de mano tendida, cada uno vende lo que le sobra, resignación, humildad, paciencia, y que sigamos encontrando quien haga comercio en el mundo con tales mercancías.

§

Hay gente así, que repite las palabras que oye, las personas, realmente, son papagayos unas de otras, no otro sistema de aprendizaje.

§

Por eso es dudoso que Cristo se haya despedido de la vida, con las palabras de la escritura, las de Mateo y Marcos, Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado, o las de Lucas, Padre, en tus manos entrego mi espíritu, o las de Juan, Todo se ha cumplido, lo que Cristo dijo fue, palabra de honor, cualquier persona del pueblo sabe que es verdad, Adiós mundo, que vas cada vez peor.

§

Volved a nuestra casa, buscad en ella la cosa más vil y encontrareis que es vuestra propia alma.

§

No tenía miedo, era la soledad,

Vaya, la soledad, le queda mucho por aprender aun hasta que sepa qué es eso.

Siempre he vivido solo.

También yo, pero la soledad no es vivir sólo, la soledad es no ser capaz de hacer compañía a alguien o a algo, que está en nosotros, la soledad no es un árbol en medio de una llanura donde sólo está él, es la distancia entre la savia profunda la corteza, entre la hoja y la raíz.

§

Sentí el beso como el mar debe sentir la ola.

§

El verdadero ridículo es no haber recibido nunca una carta de amor.

§

Ensayo sobre la ceguera

Sólo Dios nos ve, dijo la mujer del primer ciego, que a pesar de los desengaños y las contrariedades mantenía firme la creencia de que Dios no es ciego.

§

No encontró respuesta, las respuestas no llegan siempre cuando uno las necesita, muchas veces ocurre que quedarse esperando es la única respuesta posible.

§

Probablemente sólo en un mundo de ciegos serán las cosas lo que realmente son.

§

En verdad aún está por nacer el primer ser humano desprovisto de esa segunda piel a la que llamamos egoísmo, mucho más dura que la otra, que por nada sangra.

§

Y cuándo es necesario matar, se preguntó a sí misma mientras se dirigía hacía el zaguán, y a sí misma se respondió, cuando está muerto lo que aún está vivo.

§

Debimos haber aprendido ya, y de una vez para siempre, que el destino tiene que dar muchos rodeos para llegar a cualquier parte.

§

Todos los nombres

Sólo los dioses muertos son dioses siempre.

§

No hay nada que canse más a una persona que tener que luchar, no contra su propio espíritu, sino contra su abstracción.

§

El sabio es sabio de acuerdo con la prudencia que lo exorne.

§

En general no se dice que una decisión se nos aparece, las personas son tan celosas de su identidad, por vaga que sea, y de su autoridad, por poca que tengan, que prefieren dar a entender que reflexionaron antes de dar el último paso, que ponderaron los pros y los contras, que sopesaron las posibilidades y las alternativas, y que, al cabo de un intenso trabajo mental, tomaron finalmente la decisión. Hay que decir que estas cosas nunca ocurren así. A nadie se le pasa por la cabeza la idea de comer sin sentir suficiente apetito y el apetito no depende de la voluntad de cada uno, se forma por sí mismo, resulta de objetivas necesidades del cuerpo, es un problema físico-químico cuya solución, de un modo más o menos satisfactorio, será encontrada en el contenido del plato. Incluso un acto tan simple como es el de bajar a la calle a comprar el periódico presupone no sólo un suficiente deseo de recibir información, que, aclarémoslo, siendo deseo, es necesariamente apetito, efecto de actividades físico-químicas especificas del cuerpo, aunque de diferente naturaleza, como presupone también, ese acto rutinario, por ejemplo, la certeza, o la convicción, o la esperanza, no conscientes, de que el vehiculo de distribución no se atrasó o de que el puesto de venta de los periódicos no está cerrado por enfermedad o ausencia voluntaria del propietario.

Además, si presintiésemos en afirmar que somos nosotros quienes tomamos nuestras decisiones, tendríamos que comenzar dilucidando, discerniendo, distinguiendo, quién es, en nosotros, aquel que tomó la decisión y quién es el que después la cumplirá, operaciones imposibles donde las haya.

En rigor, no tomamos decisiones, son las decisiones las que nos toman a nosotros. La prueba la encontramos en que nos pasamos la vida ejecutando sucesivamente los más diversos actos, sin que cada uno vaya precedido de un periodo de reflexión, de valoración, de calculo, al final del cual, y sólo entonces, nos declararíamos en condiciones de decidir si iremos a almorzar, a comprar el periódico o a buscar la mujer desconocida.

§

Entonces no cree en mí, No, Por qué, si me permite la pregunta, Porque lo que afirma que ha hecho no entra en mi realidad, y lo que no entra en mi realidad no existe.

§

Quiénes somos nosotros para hablar de consecuencias, si de la fila interminable que incesantemente camina en nuestra dirección apenas podemos ver la primera.

§

Se ha dado cuenta que está respondiendo preguntas, Sí, pero ahora no me importa, a lo mejor es así como se aprende, respondiendo.

§

Comenzaré preguntándole si sabe cuántas personas forman un matrimonio, Dos, el hombre y la mujer, No señor, en el matrimonio existen tres personas, está la mujer, está el hombre y está lo que llamo tercera persona, la más importante, la persona que está constituida por el hombre y la mujer juntos, Nunca había pensado en eso, Si uno de los dos comete adulterio, por ejemplo, el más ofendido, el que recibe el golpe más profundo, por muy increíble que esto le parezca, no es el otro, sino ese otro que es la pareja, no es el uno, es la unión de los dos, Y se puede vivir realmente con ese uno hecho de dos, a mí ya me cuesta trabajo vivir conmigo mismo, Lo más común en el matrimonio es que se vea al hombre o a la mujer, o a ambos, cada uno por su lado queriendo destruir a ese tercero que ellos son, ese que resiste, ese que quiere sobrevivir sea como sea.

§

Las vidas son como los cuadros, conviene siempre mirarlos cuatro pasos atrás, incluso si un día llegamos a tocarles la piel, a sentirles el olor, o a probarles el gusto.

§

Cuadernos de Lanzarote

Estar sentado frente al mar. Pensar que ya no quedan muchos años de vida. Comprender que la felicidad es apenas una cuestión personal, que el mundo, Ese, no será feliz nunca. Recordar lo que se hizo y parecer tan poco. Decir: «Si tuviese más tiempo…», y encoger los hombros con ironía porque son palabras insensatas. Mirar la piedra volcánica que está en mitad del jardín, bruta, áspera y negra, y pensar que es un buen sitio para no pensar en nada más. Debajo de ella, claro.

§

«¿Otra vez el compromiso?», preguntó alguien del público y yo respondí: «Sí, otra vez el compromiso, si quisiéramos darle ese nombre. El error de los escritores (otra vez con el debido respeto), en los últimos treinta años, ha sido haber negado un empeño simplemente social con miedo a ser acusados de estar vendiendo la literatura a la política. El resultado, si el juego de palabras me es permitido, es que no tenemos ahora quien nos compre…».

§

Confieso que he tenido alguna dificultad para comprender la resistencia de muchas personas a entender que son, esencialmente, el pasado que tuvieron. Aunque con cierta resistencia, son capaces de aceptarlo en el plano individual, porque más o menos se reconocen inseparadas e inseparables de su pasado propio, pero, en el plano colectivo proceden como si, en cada momento, sólo estuviesen viviendo el presente que cada momento precariamente es, y el pasado estuviese constituido por una secuencia de momentos discontinuos, cada uno de ellos apenas su propio presente, con principio y fin en sí mismo. Ahora bien, nosotros avanzamos en el tiempo como una inundación avanza: el agua lleva detrás de sí agua, por eso se mueve y es eso lo que la mueve.

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El espíritu es, admirablemente, una creación de la carne.

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Nadie es más tolerante que un ateo.

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Sobre el caballete el pintor ha colocado una tela blanca. La mira como a un espejo. La tela es aquel único espejo que no puede reflejar la imagen de lo que está ante sí, de aquello con lo que se confronta. La tela sólo mostrará la imagen de lo que apenas en otro lugar es encontrable. Es eso la pintura. La pintura no está en el espejo blanco y opaco que es la tela. La pintura no está, siquiera, en el mundo que, por todos los lados, rodea tela, caballete y pintor. La pintura está, entera, en la cabeza del pintor. Al pintar, el pintor no ve el mundo, ve la representación de él en la memoria que de él tiene. La pintura es, en suma, la representación de una memoria.

§

Qué vida. Cada vez tengo más claro que los dioses fueron hechos todos a imagen y semejanza de los hombre y que él, Aquél, tuvo poca suerte con los que lo inventaron.

§

Dicen los antropólogos que a las manos, en gran parte, debemos el cerebro que tenemos. No cuesta nada creer que sea así, tan fácil es saber lo que un cerebro es, sólo por ver lo que hacen las manos.

§

Más allá de una imagen ¿qué será entonces el rostro para el fotógrafo? ¿Un discurso, una voz, una pluralidad de discursos y de voces? Expresivos hasta la frontera de lo inefable, los rostros son lo que más fácilmente mostramos y lo que más frecuentemente ocultamos. Los rostros sólo son verdaderamente auténticos cuando están desprevenidos: el miedo, la cólera, un impulso que no puede vigilarse, expresan la verdad total de un rostro.

§

Y ahora cabo de saber, por Carmélia, que Graça murió solo. Creo que esta última soledad me dolió más aún que la propia muerte. No va a faltar quien diga que Lopes- Graça, muriendo a los ochenta y ocho años, había vivido ya su vida. Como frase de consolación quizá sirva para quien se satisfaga con lo que le fue dado. Por mi parte, pienso que nunca acabamos de vivir nuestra vida.

§

A una niña que nació en los últimos días de la guerra civil española le dieron los padres el justo nombre de Libertad. (Digo justo porque está claro que ellos amaban a ambas por igual). Como al fascismo no le podía gustar un nombre así, los sinsabores y contrariedades fueron tales y tantos que la pobre no tuvo otro remedio que pasar a llamarse Josefa. Cuando se entró en la «transición democrática», Libertad quiso recuperar su verdadera identidad. Sólo ahora ha llegado a conseguirlo, al cabo de casi veinte años de insensateces burocráticas, despachada de ventanilla en ventanilla, escribiendo instancias, presentando pruebas, todos los días derrotada por la indiferencia o por la mala voluntad de funcionarios que serian de ella, regresando todos los días a la carga con estas simples palabras: «Quiero mi nombre». Finalmente ya lo tiene, pero la democracia fue más lenta en restituírselo que el fascismo en quitárselo.

§

Al final de la conferencia un alumno, muchacho alto, fuerte, de tipo atlético, que por el aspecto no parecía de los más propensos a sentimentalismos fuera de moda, se aproximó tímidamente y consiguió decir: «Me gustó aquella idea suya de que los libros llevan una persona dentro, el autor». Le agradecí haberme comprendido.

§

Toda escritura es narcisista.

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Al contrario de lo que piensa el sentido común, las cosas de la voluntad nunca son simples, lo que es simple es la indecisión, la incertidumbre, la irresolución.

§

Lo peor de la Libertad de Expresión, fue la Libertad sin expresión.

§

Los brindis fueron muchos, todos referidos al lado izquierdo, el del corazón y el de la política.

§

Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos, sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.

§

La debilidad alimenta la fuerza para que la fuerza aplaste a la debilidad.

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Dios: un todo arrancado a la nada por quien es poco más que nada.

§

Los hombres, a Dios, le perdonan todo, y cuanto menos lo comprenden más le perdonan.

§

Antes de Jesús ya los hombres eran capaces de perdonar, pero los dioses no.

§

Cada hombre que muere es una muerte de Dios. Y cuando muera el último hombre, Dios no resucitará.

§

Los muertos en guerra no sirven para novelas policiales porque nadie está interesado en saber quién los mató ni por qué…

§

Este mismo lector me confiesa que, por causa de una grave depresión, llegó a intentar suicidarse, pero que hoy ama profundamente la vida. Le respondí que no sé si la vida merece que la amen profundamente, que creo más que es el amor por nosotros mismos lo que nos hace amarla, principalmente si otra vida «alguien a quien amemos y que nos ame» nos va ayudando a encontrar para la existencia de un sentido suficiente.

§

¿Cuántas maneras habrá de ser feliz?

§

Regreso a un tema recurrente. Todas las características de mi técnica narrativa actual (yo preferiría decir: de mi estilo) provienen de un principio básico según el cual todo lo dicho se destina a ser oído. Quiero con esto señalar que me veo como un narrador oral cuando escribo y que escribo las palabras tanto para ser leídas como para ser oídas. Ahora bien, el narrador oral no usa puntuación, habla como si estuviese componiendo música y usa los mismos elementos que el músico: sonidos y pausas, altos y bajos, unos breves, largos otros. Determinadas tendencias que reconozco y confirmo (estructuras barrocas, oratoria circular, simetría de elementos) supongo que me vienen de una cierta idea del discurso oral tomado como música. Me pregunto a mí mismo si no habrá más que una simple coincidencia entre el carácter inorganizado y fragmentario del discurso hablado de hoy y las expresiones «mínimas» de cierta música contemporánea…

§

Que quien se calla cuando me calle

No podrá morir sin decirlo todo

§

Es difícil que pueda haber cultura viva en un país muerto, como es el caso de Portugal, ahí pregunto para qué sirve un país que depende, para vivir, de todo y de todos…

§

Como también va siendo costumbre fue muy alabada mi sinceridad, pero creo que, por primera vez, esta insistencia y esta unanimidad me hicieron pensar si realmente existirá eso a lo que damos el nombre de sinceridad, si la sinceridad no será apenas la última de las máscaras que usamos, y, justamente por ser la última, aquella que finalmente más se esconde.

§

Un Dios capaz de inventar el infierno no merece nuestro respeto.

§

El alpinista del cuento tenía razón: no hay ningún motivo serio para subir a las montañas, salvo el hecho de que ellas están ahí.

§

A la novela y al novelista no le resta sino regresar a las tres o cuatro grandes cuestiones humanas, quizá sólo dos, vida y muerte, intentar saber, ni siquiera «de dónde venimos y hacia dónde vamos», sino simplemente «quiénes somos».

§

En París, en Roma, en Madrid, en Londres, en el fin del mundo, Jorge Amado recordará Brasil y, en su corazón, en vez de aquella lenitiva pena de los ingenuos, que es la saudade, sentirá el dolor terrible de preguntarse: «¿Qué puedo hacer por mi tierra?»… y encontrar como respuesta: «Nada». Porque la patria, Brasil, Portugal, cualquiera, es sólo de algunos, nunca de todos, y los pueblos sirven a sus dueños creyendo que es a ella a quien sirven. En el largo y siempre crecido rol de las alienaciones, ésta es, probablemente, la mayor.

§

Habló de Dante, de Ariosto, de su Galicia natal, de Sartorio («Donde yo, Sartorio, esté, estará Roma»), evocó a los soldados romanos que se reunían en los peñascales de Finisterre para oír el ruido del sol al caer en el mar…

§

Lo más probable, viendo bien las cosas, es que América Latina no alcance nunca a ser América Latina…

§

El arte no avanza, se mueve.

§

Mientras no alcances la verdad no podrás corregirla. Sin embargo, si no la corrigieres, no la alcanzarás.

§

Comentaba que este genero servía para expresar aquellas vivencias que no encontraban otra manifestación, la intelectualidad, la conceptualiza como vivencia sentimental, como realidad inmediata, como principio espontáneo de la existencia, «la concepción del mundo en su deseada pureza, como acontecimiento anímico».

§

La caverna

Buena verdad es que ni la juventud sabe lo que puede, ni la vejez puede lo que sabe

§

Autorizantes, paralizantes, circulares, a veces elípticas, las frases de efecto, también jocosamente llamadas pepitas de oro, son una plaga maligna de las peores que pueden asolar el mundo. Decimos a los confusos, Conócete a ti mismo, como si conocerse a uno mismo no fuese la quinta y más dificultosa operación de las aritméticas humanas, decimos a los abúlicos, Querer es poder, como si las realidades atroces del mundo no se divirtiesen invirtiendo todos los días la posición relativa de los verbos, decimos a los indecisos, Empezar por el principio, como si ese principio fuese la punta siempre visible de un hilo mal enrollado del que basta tirar y seguir tirando para llegar a la otra punta, la del final y como si, entre la primera y la segunda, hubiésemos tenido en las manos un hilo liso y continuo del que no ha sido preciso deshacer nudos ni desenredar marañas, cosa imposible en la vida de los ovillos y, si otra frase de efecto es permitida, en los ovillos de la vida.

§

Leyendo se acaba sabiendo casi todo,

Yo también leo,

Por tanto algo sabrás,

Ahora ya no estoy tan seguro,

Entonces tendrás que leer de otra manera,

Cómo,

No sirve la misma forma para todos, cada uno inventa la suya, la suya propia, hay quien se pasa la vida entera leyendo sin conseguir nunca ir más allá de la lectura, se quedan pegados a la pagina, no entienden que las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos allegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa,

A no ser,

A no ser qué,

A no ser que esos tales ríos no tengan dos orillas sino muchas, que cada persona que lee sea, ella, su propia orilla, y que sea suya y sólo suya la orilla a la que tendrá que llegar,

Bien observado, dijo Cirpriano Algor, una vez más queda demostrado que no les conviene a los viejos discutir con las generaciones nuevas, siempre acaban perdiendo, en fin, hay que reconocer que también aprenden algo.

§

No me atrevía a pedirle tanto, señor, es mucha bondad la suya, Yo no soy bueno, soy practico, corto el jefe de compras, Tal vez la bondad también sea una cuestión práctica

§

Lo malo no es tener una ilusión, lo malo es ilusionarse

§

No habíamos pensado en eso,

Es difícil pensar cuando no se sabe,

No estoy de acuerdo, se piensa precisamente porque no se sabe.

§

La peor pena, hija mía, no es la que se siente en el momento, es la que se sentirá después, cuando ya no haya remedio, Se dice que el tiempo todo lo cura, No vivimos bastante para hacer esa prueba

§

Dicen los entendidos que viajar es importantísimo para la formación del espíritu, sin embargo no es preciso ser una luminaria del intelecto para comprender que los espíritus, por muy viajeros que sean, necesitan volver de vez en cuando a casa porque sólo en ella consiguen alcanzar y mantener una idea pasablemente satisfactoria acerca de sí mismos

§

Es suficiente con que lo piense una, no me interesa nada, sólo finjo, Ante usted mismo, claro, Ya eres bastante mayor para saber que no hay otra manera, aunque lo parezca, no fingimos ante los otros, fingimos ante nosotros mismos.

§

El hombre duplicado

Encuentro admirable lo que acaba de decir, creo que hasta el ministro se dejaría convencer por su elocuencia,

Lo dudo, los ministros están puestos ahí para que nos convenzan a nosotros

§

Hubo ya quién afirmó que todas las grandes verdades son absolutamente triviales y que tendremos que expresarlas de una manera nueva y, si es posible, paradójica, para que no caigan en el olvido

§

Una victoria,

Que no servirá de nada,

De hecho nunca se saben muy bien para que sirven las victorias, suspiró el profesor de Matemáticas,

Pero las derrotas se sabe muy bien para que sirven, sobre todo lo saben los que pusieron en la batalla todo lo que eran y todo lo que tenían, pero de esa permanente lección de la Historia nadie hace caso

§

Quieres dejar la enseñanza,

No sé con exactitud, ni siquiera vagamente, lo que pienso o lo que quiero, pero imagino que seria una buena idea,

Abandonar la enseñanza,

Abandonar cualquier cosa.

Los pensamientos de josé saramago

§

Ensayo sobre la lucidez

Pero aquí estamos tratando con humanos, y los humanos son universalmente conocidos cómo los únicos animales capaces de mentir, siendo cierto que si a veces lo hacen por miedo, y a veces por interés, también a veces lo hacer porque comprenden a tiempo que esa es la única manera a su alcance de defender la verdad.

§

Lo que no tiene remedio, ya se sabe, remediado está.

§

Todas las personas que votaron al partido de la derecha o al partido del medio, estarían ahora haciendo las maletas para emigrar con destino a su verdadera patria, esa que siempre tiene los brazos abiertos para recibir a quienes más fácilmente pueden apretar.

§

El diablo tiene tan buen oído que no necesita que se le digan las cosas en voz alta,

Entonces que Dios nos valga,

No vale la pena, ése es sordo de nacimiento.

§

Es interesante cómo nos pasamos todos los días de la vida despidiéndonos, diciendo y oyendo decir hasta mañana y, fatalmente, en uno de esos días, el que fue último para alguien, o ya no está aquél a quien se lo dijimos, o ya no estamos nosotros que lo habíamos dicho. Veremos si en este hasta mañana de hoy, al que también solemos llamar día siguiente, encontrándose el alcalde y su conductor particular una vez más, serán capaces ellos de comprender hasta que punto es extraordinario, hasta que punto fue casi un milagro haber dicho hasta mañana y ver que se cumplió cómo certeza lo que no había sido nada más que una problemática posibilidad.

§

Si son ciertas las informaciones que me han llegado a última hora, poco antes de venir aquí, están organizando una manifestación,

Que pretenden conseguir,  las manifestaciones nunca han servido para nada, de otra manera nunca las autorizaríamos (gobierno).

§

Es regla invariable del poder que resulta mejor cortar las cabezas antes de que comiencen a pensar, ya que después puede ser demasiado tarde.

§

La diferencia más segura que podríamos establecer entre las personas no es dividirlas en listas y estúpidas, sino en listas y demasiado listas, con las estúpidas hacemos lo que queremos, con las listas la solución es colocarlas a nuestro servicio, mientras que las demasiado listas, incluso cuando están de nuestro lado, son intrínsecamente peligrosas, no lo pueden evitar, lo más curioso es que con sus actos continuamente nos están diciendo que tengamos cuidado con ellas, por lo general no prestamos atención a los avisos y después tenemos que aguantarnos con las consecuencias.

§

No hay policía en la ciudad, señor comisario, la retiraron cuando se declaró el estado de sitio, dijo el inspector,

Ah, ahora comprendo, ya me estaba extrañando tanta tranquilidad.

§

Sucedió realmente, o estoy soñando,

Lo que soñamos también sucede realmente comisario.

§

Las intermitencias de la muerte

La iglesia, señor primer ministro, está de tal manera habituada a las respuestas eternas que no puedo imaginarla dando otras,

Aunque la realidad las contradiga,

Desde el principio no hemos hecho otra cosa que contradecir la realidad, y aquí estamos.

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Gracias, José Saramago

 

El rincón mágico de mi pensamiento, un poema de Gabriel Lerner

 

Emigrantes del espacio: de la Luna a la Tierra

Autor

  • Jose Antonio Velasco

    José Antonio Velasco nació en Cali, Colombia, en 1978. A los diecinueve años emigró a los Estados Unidos, donde completó sus estudios en ingeniería y trabajó —como todo el mundo— para ganarse la vida. Años más tarde, el vicio de la lectura y las ganas de escribir hicieron que siguiera estudios de literatura y periodismo. Ha escrito cuentos, una novela pequeña y artículos de periodismo para varias revistas. Vivió en Nueva York por tres años, donde siguió su doble vida de literato e ingeniero. Hoy hace lo mismo, pero en Paris, y publica su blog Llover sobre mojado.com.

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3 comentarios

  1. mi ami andrea es muy renegona no nos cae muy bien a mi y a mis amigos chu ami te queremos no reniegues.

  2. Hace algunos años me comenzaron a interesar los escritos de Jose Saramago. Su pensamiento es claro y profundo. Una de las piezas que he disfrutado es el discurso queo ofreció cuando le concedieron con el premio nobel. Es un reto poder leer y vivir su obra. Hoy leo su pensamiento, que bueno que hay personas como Jose Antonio Velasco hijo al igual que yo de esta patria latinoamericana que dedica tiempo a ilustrarnos sobre tan valioso escritor que mete punzada por un lado y de repente aparece muy tierno como cuando caminaba al lado de su abiuelo de quien dijo que era el unico hombre inteligente que conocia a pesar de que no sabia leer ni escribir.

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