Moriremos el día indicado y no la víspera, por Rafael Carvajal
El problema no es que si queremos aceptar la vida tal como es, el problema es que tenemos que.
Hay veces que lo que parece bueno de lejos, de cerca no es tan bueno como parece.
No se trata de acercar a Dios hacia la gente sino a la gente hacia Dios.
Según nuestro destino, moriremos el día indicado y no la víspera.
Los imbéciles sufren de estreñimiento mental.
El alumno al profesor: «Encontrará errores de ortografía en mi composición si los busca a propósito».
Hasta ahora, mi plan de vivir para siempre me está dando resultado.
Más vale tarde que nunca… excepto para trasplantar un órgano.
Hay quienes creen que con apagar el televisor se acaba la violencia.
El propósito de un negocio no debe ser el dinero sino ofrecer algo que dé dinero.
No entiendo eso de zapatos de segunda mano.
Hay que disfrutar el aquí ahora porque no sabemos si habrá un aquí mañana.
Las cosas no se logran sino hasta en el último intento.
El problema que enfrenta todo gobierno es la emancipación del pueblo. El problema que encara todo pueblo es la corrupción del gobierno.
No es lo que sabemos, es lo que no sabemos lo que nos mete en problemas.
Mientras que el casado pierde su identidad, el divorciado gana su dignidad.
Que alguien me explique: Por qué los letreros que dicen: «En caso de emergencia use las escaleras», no indican dónde están las escaleras.
En materia de cine, la originalidad de la película es proporcional a la falsedad de los actores.
Aparte de su valor adquisitivo, el dinero no tiene ningún valor significativo.
Los jóvenes de hoy son gente del siglo pasado.
Quienes no leen los periódicos, no ven los noticieros y no escuchan las noticias, viven sólo de rumores.
La virginidad es como la juventud: una vez que se pierde, no se puede recuperar.
Definición de Prójimo: Aquel a quien debemos amar pero que hace lo posible para que lo odiemos.
Definición de Presidente: Marioneta del Senado y títere del Congreso.
Máximas y Mínimas #789 y #790, por Rafael Carvajal.
Rafael Carvajal nació en Bogotá, Colombia. Tras cursar estudios de periodismo en su país, se radicó en Los Angeles, California. Sus escritos han sido publicados en revistas y periódicos tanto en Estados Unidos como en Colombia. Su forma de esribir denota una mezcla de filosofía lógica con humor absurdo. Es miembro fundador de la peña literaria La Luciérnaga de Los Angeles.
