Presentación del libro Una pálida memoria

Fue en la altura del paisaje alpino de Peio, en la región del Trentino-Alto Adigio, que el último funeral de la Primera Guerra Mundial tuvo lugar hace apenas unos años. Dos jóvenes soldados austríacos que habían luchado en el tercer frente habían sido encontrados luego del centenario del conflicto gracias al derretimiento de algunos glaciares. Sin embargo, sus identidades permanecerán por siempre perdidas.

Fue presenciando ese momento que Laura Spinney, enviada por The Telegraph para escribir una nota al respecto, comenzó a pensar sobre el dolor de aquellas madres cuyos hijos nunca serían encontrados. Conmovida como estaba por la situación, volvió a su casa y compartió con su marido el impacto que el suceso había tenido sobre ella. Él le recordó que más personas habían muerto por la gripe española que por la primera guerra. Spinney debió investigar un poco para comprobar los hechos y quedó desconcertada por la verdad en la declaración de su marido. Desde ese momento, decidió estudiar la pandemia de 1918 que había cambiado al mundo y que no obstante, pocas personas parecían recordar.

El libro

El propósito de su libro Pale Rider fue desde el inicio ponerle una cara humana al desastre y a los números detrás de éste. El título viene de la obra Pale Horse, Pale Rider(1939) de Katherine Anne Porter y refiere a la tez de las víctimas y a la pálida memoria colectiva que rodea al infortunio. Señal de ello es que existen muchos monumentos conmemorativos actualmente en el mundo que mantienen vivos los efectos de la primera y la segunda guerra, pero pocos o ninguno que hacen lo mismo por la devastadora epidemia de la gripe española. La autora solamente pudo encontrar uno dedicado a los soldados que murieron de la influenza. Los civiles y otros miembros de la sociedad se mantienen como víctimas en las sombras.

Obstáculos que contribuyeron a su olvido

¿Por qué olvidamos un evento de tales magnitudes y fundamental para entender el desarrollo del siglo XX?

La falta generalizada de registros en aquella época hizo muy difícil la tarea de contar la cantidad de muertes. La dificultad para diagnosticar una enfermedad que compartía el campo con otras, como la tuberculosis y el tifus y el cólera, hacía más incierto el trabajo de investigadores y doctores, quienes aún no conocían el concepto de virus. Las barreras lingüísticas y la extensión de la pandemia en tiempo y espacio en tres olas consecutivas generó mayor confusión y falta de información.

El nombre

Entre miles de historias, Laura Spinney admite haber sido selectiva con los casos que expone en su libro. Uno de los desafíos más importantes que enfrentó fue el hecho de que la narrativa misma de esta enfermedad era un problema. Comenzando con el nombre por el cual es internacionalmente conocida hoy.

Si bien existen tres teorías principales sobre el origen de la epidemia, ninguno de estos lugares es España. El nombre es meramente una injusticia política e histórica, dado que España era neutral en aquel momento y no había censura de prensa, a diferencia de Francia y Alemania. Cuando el rey Alfonso XIII se enfermó en aquel tiempo, fue otra razón para que la pandemia adquiriera ese nombre ya que era un caso de mucha visibilidad internacional. Como dice la autora, la moda en aquella época era culpar al país vecino. Aun en la actualidad no podemos precisar dónde comenzó exactamente el brote de la enfermedad.

Pocas obras artísticas

Quizás el misterio más increíble para Spinney es la razón por la cual artistas de la época no prestaron más atención a la gripe. La escasez de pinturas y escritos que muestran los estragos de la influenza de 1918 es desconcertante si entendemos que estas personas estuvieron demasiado cerca del contacto con la muerte. «La familia» de Egon Schiele es probablemente una de las pocas excepciones.

La religión

Además de la falta de narrativa artística, otro detalle que sorprendió a Spinney es cómo las sociedades de ese entonces acudían a la religión para sentir que podían controlar lo que pasaba en sus vidas. Ceremonias como «las bodas negras» tenían lugar en entornos tan distantes como Nueva York u Odessa para intentar paliar lo que los creyentes entendían como castigos divinos. Para efectuar tal rito, se buscaban dos personas «entre las más desafortunadas de la sociedad» para casarlas en un cementerio. Si bien el rito corresponde a la religión judía, la práctica se replicó en otras comunidades en búsqueda de sosiego.

Presentación de Spinney en DC

La presencia de la autora en la East City Book Shop, en DC, fue un encuentro entre dos personalidades. La investigadora y la escritora que, colaborando entre sí, intentaban contar esta historia reparando imprecisiones fácticas. Y, al mismo tiempo, acercando al lector a una diégesis que parece perdida en el tiempo. Como señala Spinney: «La gripe española es recordada personalmente, no colectivamente. No como un desastre histórico sino como millones de tragedias discretas y privadas». Millones de jinetes pálidos que cabalgan hacia el ocaso y que hemos perdido de vista.

Percibo a este libro como una oportunidad para reeducarnos y reflexionar sobre nuestra vulnerabilidad en un mundo más conectado que nunca y que, sin embargo, necesita reconstruir aquella memoria que se ha extraviado en los anales de la historia.

Enfrentar los próximos brotes inevitables implica entender la epidemiología, historia y cultura que ha rodeado a este fenómeno y comprender que el hombre y la naturaleza seguirán configurándose mutuamente.

Autor

  • Victoria Berasaluce Guerra

    Victoria Berasaluce Guerra es licenciada y profesora en Letras por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especialista y magíster en Tecnología Educativa por la Universidad de San Andrés (UDESA). Tiene amplia experiencia docente y se desempeña también como traductora, editora y redactora. Se especializa en alfabetización informacional y cultura digital. Actualmente reside en Virginia, EE.UU.

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Un comentario

  1. ¡Muchas gracias por darme a conocer esta novela! Está presentada de una manera cautivadora, con un panorama claro y revelador. ¡Voy a estar esperando más recomendaciones!

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