Tambalea la investigación del 6 de enero
Es un momento decisivo para la investigación del 6 de enero, proceso que los republicanos están tratando de normalizar, de Trump para abajo, incluyendo a los llamados sectores moderados o que no son parte del Trumpismo, como el senador Chuck Grassley. El ex-presidente dijo ayer que el verdadero acto de insurrección fue el robo de las elecciones.
Pero ahora, los primeros llamados a testificar dentro del círculo del ex-presidente anunciaron que no acatarán la orden.
La comisión investigadora está compuesta por 10 demócratas y solamente 2 republicanos, precisamente por la negativa de estos últimos de cooperar y participar, a sabiendas de que la pesquisa revelaría la participación de muchos de los congresistas en el complot y su cooperación con los asaltantes.
Los testigos materiales del involucramiento del ex-presidente Trump en el concepto, su planificación, la incitación y el encubrimiento, rechazan acatar la orden legal.
Se trata de Steve Bannon, ex-estratega de Trump, junto con el ex-jefe de gabinete de la Casa Blanca, Mark Meadows, el ex-director de redes sociales Dan Scavino y Kashyap Patel, quien fue jefe de gabinete del secretario de Defensa de Trump. Todos eran miembros del círculo “interno” de Trump.
Su excusa es que Trump ha declarado que su “privilegio ejecutivo” lo protege a él y a quien él quiera de pesquisas, investigaciones, acusaciones y juicios.
Pero la ley no concede privilegios ejecutivos a ex-presidentes. Además, quienes podrían estar protegidos son solamente empleados del gobierno y, por ejemplo, Bannon a la hora de los acontecimientos era un ciudadano privado.
La herramienta en manos de los congresistas investigadores es emitir una remisión penal por desacato al Congreso, en la que solicita al departamento de Justicia llevar a los infractores a corte, en donde si fueran hallados culpables podrían recibir una pena de hasta un año de cárcel.
En ese caso, la decisión estará en manos del secretario de Justicia Merrick Garland. Pero Garland se comprometió durante su audiencia de confirmación en el Senado que el departamento no actuaría más como herramienta utilizada para fines políticos, que es lo que hizo Trump durante sus cuatro años de desgobierno.
Es posible que Garland se niegue a utilizar al FBI para obligar a la pandilla en torno a Trump a prestar testimonio.
Ese sería obviamente el final de la investigación, que es una de las tareas más importantes para prevenir un segundo ataque y castigar a los culpables del intento de insurrección.