Trump comienza campaña amenazando deportar a millones
El presidente Donald J. Trump oficializó su campaña de reelección en Orlando, Florida, utilizando a los inmigrantes como su piñata favorita, eso sí, sin olvidar a la prensa. No fue casualidad que como antesala a su anuncio indicara que a partir de la semana entrante ICE deportará a “millones” de indocumentados, declaración diseñada para complacer a su base y aterrorizar a la comunidad inmigrante, dos de sus pasatiempos favoritos, aparte de jugar golf.
El mismo chivo expiatorio
Su lema de campaña será “Mantengamos a EEUU grandioso”, aunque en realidad lo único que mantendrá Trump es su obsesión antiinmigrante.
En 2020, como en 2016, serán la inmigración y los inmigrantes sus chivos expiatorios para mantener a su base energizada. Trump apuesta una vez más al prejuicio y a la división como sus cartas de triunfo. No lo perturba siquiera su doble discurso de mano dura contra los indocumentados, al tiempo que los ha empleado y explotado en sus diversos negocios.
La interrogante es si los votantes que no integran su base, que son la mayoría, se movilizarán, ya sea para darle un hasta aquí al caos, la crueldad, las mentiras y la truculencia del gobierno de Trump, o si la buena economía y la apatía confabularán para entregarle a este mandatario en bandeja de plata un segundo periodo presidencial.
Como en cada ciclo electoral, la clave es la participación de los votantes.
De momento, todo parece indicar que los diversos sectores de electores afirman que votarán en 2020.
A favor
Trump tiene algunos elementos a su favor: por una parte, más de 100 millones de dólares en fondos de campaña y, por otra, es el titular. No tiene que enfrentarse a un proceso de primarias como los 24 demócratas que aspiran a la nominación presidencial de su partido. Tiene una fiel base, pero necesita más que eso para reunir los 270 votos electorales que le garanticen la reelección.
Florida y los independientes
Por eso Trump escogió Orlando, en el Corredor I-4 de la Florida Central, para arrancar su campaña de reelección. Se trata de un sector clave para ganar los 29 votos electorales de la Florida y, por ende, la Casa Blanca, porque a pesar de que otros sectores del estado son de clara tendencia demócrata o republicana, la Florida Central es más independiente, y en pasadas elecciones ha inclinado la balanza a favor de candidatos de los dos partidos.
Trump ganó la Florida en 2016 por estrecho margen. Barack Obama ganó Florida en 2012 y 2008. Y George W. Bush ganó en 2004, y en 2001 la Corte Suprema lo declaró ganador tras una contenciosa elección ante el demócrata Al Gore. Bill Clinton ganó Florida en 1996, pero perdió ante George Bush, padre, en 1992, aunque de todos modos Clinton ganó la presidencia.
Puertorriqueños
Florida es hogar de más de un millón de puertorriqueños, en su mayor parte asentados en Orlando y el Corredor I-4 procedentes de otras partes de Estados Unidos, particularmente del Este del país, pero también directamente desde Puerto Rico, especialmente tras la crisis económica exacerbada por el huracán “María” en 2017. Aunque los puertorriqueños se inclinan a votar demócrata, muchos se registran como independientes.
Precisamente el mal manejo del gobierno de Trump a la emergencia generada por “María” tiene el potencial de determinar cómo voten los puertorriqueños de la Florida Central. Hay varias “joyas” de Trump en torno a “María”, como afirmar que la asistencia a Puerto Rico estaba afectando el presupuesto federal, o entorpecer la medida de gastos que incluía los fondos para desastres por su antipatía hacia Puerto Rico y sus líderes, a quienes ha catalogado de ineptos o corruptos, o minimizar las casi 3,000 muertes en la Isla directa e indirectamente relacionadas a la pobre respuesta federal al huracán. Y no hay que olvidar que en su visita a la Isla lanzó rollos de papel toalla a los damnificados.
Otros hispanos
Pero en Florida hay otros sectores con los que Trump piensa contar: los hispanos de otras nacionalidades de tendencia más conservadora, como los cubanos y cubanoamericanos. También están los venezolanos, y Trump apuesta a que su respuesta a la crisis en Venezuela en forma de sanciones le valga algunos adeptos, aunque hay otros que piensen que no ha hecho lo suficiente ante la crisis humanitaria, económica y política del país sudamericano.
Florida es también hogar de hondureños, haitianos, guatemaltecos y de otras nacionalidades, cuyas vidas Trump ha puesto en jaque al cancelar el Estatus de Protección Temporal (TPS) que les ha permitido vivir y trabajar en este país por décadas, formar familias, abrir negocios y contribuir de diversas formas.
Y claro está, hay que ver qué impacto tenga sobre los votantes el abismal récord migratorio de Trump con sus crueles políticas de separación familiar en la frontera, niños enjaulados o familias enteras hacinadas a la intemperie o en centros de detención en condiciones infrahumanas.
Encuestas
De hecho, una encuesta de la cadena televisiva favorita de Trump, Fox, encontró que 50% de los votantes considera que las políticas migratorias de Trump han ido demasiado lejos.
La presencia de Trump en la Florida también confirmaría lo revelado sobre sus encuestas internas: que estaría en aprietos en estados que ganó en 2016. Trump busca los 270 votos electorales requeridos para ganar la Casa Blanca en otros lugares, y el Estado del Sol es un botín de guerra.
En las elecciones intermedias de 2018 echó mano del prejuicio antiinmigrante, pero le salió el tiro por la culata. Los republicanos perdieron la Cámara Baja.
En 2020, Trump apuesta otra vez a la misma carta antiimigrante. Los votantes tendrán la última palabra.