Capellanes del Desierto (2): En California, Arizona, Nuevo México y Texas

"Nosotros lo que hacemos es únicamente rescatar a las personas que están en dificultades o recuperar los cuerpos..."

ADVERTENCIA: Este artículo incluye detalles y fotografías que algunos lectores pueden considerar perturbadores.

En el vasto e implacable desierto de Sonora, donde el calor abrasador y el terreno traicionero cobran la vida de innumerables migrantes cada año, los Capellanes del Desierto se dedican a la noble tarea de rescatar a migrantes perdidos y recuperar los cuerpos de aquellos que no lograron sobrevivir la ardua travesía.

Oscar Andrade, director del grupo sin fines de lucro, narra cómo inicialmente el grupo, que se formó en 2021, tenía mucho entusiasmo, pero pocos conocimientos prácticos de cómo operar en el desierto. Esto cambiaría después de recibir una llamada telefónica.

Rescate con un final feliz. Foto: Capellanes del Desierto

«En una de las búsquedas que hicimos migración se dio cuenta y el supervisor Mario Antunes, que ya se retiró, y que creó el programa Migrante Extraviado, se comunicó conmigo y me pidió una entrevista», relata Andrade. Fue esta reunión la que marcó un punto de inflexión en la labor de los Capellanes del Desierto. «Él me empezó a enseñar cómo podíamos trabajar juntos con Migración para ser más profesionales y prepararnos mejor», añade.

Desde entonces, el equipo ha recibido capacitación de FEMA, Search, el Sheriff, los bomberos, la Cruz Roja y los Marines. Esta preparación ha sido crucial para enfrentar las extremas y a menudo mortales condiciones del desierto.

24/7

Andrade explica que su trabajo no tiene horario. «Nosotros estamos 24/7… Por ejemplo, si ahorita llega a entrar una llamada de alguien que todavía está con vida, pasamos el reporte a Migración, y Migración se encarga de buscarlos y rescatarlos. Si no dan con él, ellos nos avisan y, si para las 5:00 de la tarde no hay respuesta, ya nos preparamos nosotros para salir a buscarlo en la noche», detalla.

El desierto no es lugar para los débiles de corazón. Trabajan durante toda la noche, salen a las 6:00 o 7:00 de la tarde y regresan a la mañana siguiente.

Los fines de semana se dedican a la recuperación de cuerpos, dividiendo el equipo entre quienes se encargan de esta labor y quienes responden a emergencias. «El fin de semana, lo que hacemos es recuperar cuerpos. A veces es viernes, pero la mayoría de las veces es sábado y domingo», comenta Andrade.

De California a Texas

El área de operación de los Capellanes del Desierto es extensa, abarcando Arizona, partes de California, la franja fronteriza de Nuevo México y hasta Texas. Aunque en este último estado las operaciones son limitadas debido a la falta de tiempo y fondos.

Los Capellanes han encontrado áreas particularmente preocupantes, como Sunland Park en Nuevo México, donde las condiciones del terreno son traicioneras. Andrade describe una experiencia que tuvo lugar en esta región: «Hay una parte que cuando usted va caminando, ahí en Nuevo México, ve la tierra pareja, pero se empieza a hundir. Es como arena. Se ve un piso sólido, pero al ir caminando empieza a hundirse… Uno de los compañeros al pisar se hundió más arriba de la rodilla y entonces al sacarlo, salió con un pedazo de dedo, o sea un hueso, y nosotros al mirarlo y tomarle fotos para analizarlo, vimos que era un dedo humano«.

Los capellanes del Desierto encuentran demasiado tarde una migrante. Foto: Capellanes del Desierto

En muchas ocasiones, la coordinación con las autoridades mexicanas resulta ser un desafío. Andrade explica que, aunque han reportado personas con vida en el lado mexicano del desierto de Sonora, la respuesta es lenta o inexistente. «Hay reportes de cuerpos del lado mexicano y de lugares donde los cuerpos siguen ahí sin que los remuevan. En una ocasión hablé con un supervisor de migración mexicana que me explicó que allí ellos no pueden entrar así como así, como nosotros aquí que tenemos la libertad de poder entrar hasta el muro fronterizo y explorar todo el terreno. Ellos no. Ellos para poder entrar necesitan autorización de la mafia, porque no pueden entrar nomás así», lamenta.

La peligrosidad del desierto se agrava por la falta de agua y las largas caminatas que deben realizar los migrantes desde el lado mexicano. Andrade menciona que han encontrado cuerpos de niños y adultos en áreas inhóspitas sin acceso a agua, evidenciando las duras condiciones a las que se enfrentan estas personas en busca de un futuro mejor. Un futuro que para muchos involucra arriesgar la vida. «Nos dimos cuenta que del lado mexicano caminan de 3 a 5 días para poder llegar a la frontera», señala.

Proveer asistencia

Los Capellanes cuentan con el apoyo y el respeto de algunos de los residentes de la frontera. Los propietarios de tierras privadas les permiten el acceso, y la comunidad comprende y valora su misión humanitaria.

«Las personas que nos han visto siempre nos ven con respeto. Ellos saben que nosotros pues para lo único que estamos allí es para ayudar al migrante, no para detenerlo. No somos oficiales del gobierno para hacer detenciones, para entregarlos a migración. Nosotros únicamente lo que hacemos es rescatar a las personas que están en dificultades o recuperar los cuerpos«, enfatiza Andrade.

Los Capellanes encuentran restos humanos en el Desierto de Sonora. Foto: Capellanes del Desierto

«Si vemos un grupo que cruzó, que está caminando, lo único que le preguntamos es si tienen agua, si tienen comida, si están bien, si hay alguna persona con alguna dificultad. Y si llega a haber una persona con dificultad, esa es la persona en la que nos enfocamos«, explica Andrade.

En casos graves, intentan convencer a los migrantes de contactar a las autoridades para que puedan recibir atención médica y evitar una tragedia.

«Si la persona no quiere, pues con todo el dolor del alma, nosotros respetamos eso”, explica Andrade. Entonces, les enseñamos fotos, les enseñamos videos. ‘Mira, si sigues caminando te vamos a buscar y te vamos a encontrar de esta manera. O tal vez, nunca te encontraremos'», relata.

Las fotos de restos humanos en medio del desierto que Oscar Andrade compartió con Hispanic LA muestran un panorama desgarrador, similar a escenas de guerra. Sin embargo, en medio de esta realidad devastadora, los Capellanes continúan su labor, ofreciendo una chispa de esperanza y humanidad en uno de los lugares más inhóspitos del planeta. Su dedicación y valentía no solo salvan vidas, sino que también brindan consuelo a las familias de aquellos que no lograron sobrevivir.

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Este recurso cuenta con el apoyo total o parcial de fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la California State Library en asociación con el California Department of Social Services y la California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs como parte del programa  Stop the Hate . Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener ayuda, visite CA vs Hate.

Autor

  • Nestor M. Fantini, M.A., Ph.D. (ABD), is an Argentine-American journalist, educator, and human rights activist based in California. Since 2018, Fantini has been co-editor of the online magazine HispanicLA.com. Between 2005 and 2015 he was the main coordinator of the Peña Literaria La Luciérnaga. He is the author of ´De mi abuela, soldados y Arminda´ (2015), his stories appear in ´Mirando hacia el sur´ (1997) and he is co-editor of the ´Antología de La Luciérnaga´ (2010). He is currently an adjunct professor of sociology at Rio Hondo College, Whittier, California. As a refugee and former political prisoner who was adopted as a Prisoner of Conscience by Amnesty International, Fantini has dedicated his life to promoting the memory of the victims of state terrorism of the Argentine civil-military dictatorship of the 1970s and is currently coordinator of Amnesty International San Fernando Valley. Fantini graduated from Woodsworth College and the University of Toronto. - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - Néstor M. Fantini , M.A., Ph.D. (ABD), es un periodista, educador y activista de derechos humanos argentino-estadounidense que reside en California. Desde 2018, Fantini es coeditor de la revista online HispanicLA.com. Entre 2005 y 2015 fue el coordinador principal de la Peña Literaria La Luciérnaga. Es autor de De mi abuela, soldados y Arminda (2015), sus cuentos aparecen en Mirando hacia el sur (1997) y es coeditor de la Antología de La Luciérnaga (2010). Actualmente es profesor adjunto de sociología, en Rio Hondo College, Whittier, California. Como refugiado y ex prisionero político que fuera adoptado como Prisionero de Conciencia por Amnistía Internacional, Fantini ha dedicado su vida a promover la memoria de las víctimas del terrorismo de estado de la dictadura cívico-militar argentina de la década de 1970 y actualmente es coordinador de Amnesty International San Fernando Valley. Fantini se graduó de Woodsworth College y de la Universidad de Toronto.

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