Convencer a los padres, vacunar a los niños
En buena hora la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó este lunes el uso de la vacuna de Pfizer-BioNTceh contra el COVID para niños de 12 a 15 años de edad.
Listos para vacunarlos
En los próximos días, un comité del Centro para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC) dará el visto bueno definitivo, después de lo cual más de 20,000 farmacias en todo el país estarán listas para vacunar a nuestros niños.
Anteriormente, la vacuna de Pfizer había sido igualmente aprobada para los de 16 a 17 años. Y tanto Pfizer como Moderna ya comenzaron a probar sus vacunas en bebés de entre 6 meses y 12 años.
Estas son muy buenas noticias.
La vacuna proporcionará la defensa contra la pandemia al sector de la población hasta ahora relativamente desprotegido. Unos 17 millones de jóvenes podrán regresar a la escuela, asistir a campamentos de verano o simplemente a reunirse con sus amigos.
Entonces, parecería que lo peor de la pandemia está tras nuestro, y que es solamente una cuestión de pocas semanas hasta que volvamos a la normalidad. ¿No?
Los padres que dicen que no
Sin embargo, existe un impedimento que podría echar por tierra todos los esfuerzos.
Según recientes encuestas, solamente el 30% de los padres aseguraron que van a vacunar a sus niños lo antes posible.
Una proporción similar dijo que esperaría a ver cómo funciona la vacuna antes de inocular a sus hijos. Otros lo harán solo si la escuela lo requiere como condición para volver a clases.
Un 19% definitivamente no sería vacunado.
Si estos números no mejoran, no habrán suficientes personas vacunadas como para asegurar la inmunidad de grupo (herd immunity).
El Dr. Anthony Fauci estima que entre el 70% y el 85% de la población necesita ser inmune al virus, ya sea a través de la inoculación o por una infección previa, para suprimir su propagación. De lo contrario, nuestra nación podría ver una nueva ola en los casos de coronavirus este invierno. Después de tanto esfuerzo y sacrificio de toda la población.
También los latinos
Es dramático que tantos padres piensen – por indiferencia, por ignorancia, por militancia política – que es preferible correr ese terrible riesgo que aceptar su error inicial en rechazar la vacuna, corregirlo, y salvar a sus niños.
Lamentablemente, existe un importante segmento en la comunidad latina estadounidense, que también se niega a vacunarse. Esta actitud es especialmente prevalente entre los jóvenes.
En un análisis del hesitancy, la vacilación os encuestas de la Fundación Familiar Kaiser (KFF) arrojan que el 18% de los latinos adultos no se van a dar la vacuna, que un adicional 8% “seguramente” no lo hará, y que el 43% adicional «esperarán y verán», no se sabe bien qué.
La comunidad latina, junto con la afroamericana y los nativoamericanos, es la más castigada por el coronavirus. Somos propensos a sufrir más mortandad. Y nuestros adultos son los más afectados por el impacto económico de la pandemia, especialmente porque más de la mitad de los de los trabajadores hispanos son esenciales, los que necesariamente deben trabajar fuera de su hogar.
Otras preocupaciones de nuestra comunidad son que los indocumentados sienten aprehensión al dar su información personal y que muchos carecen de seguro médico. Pero en todos los estados, especialmente Nueva York y California, se resguarda la privacidad de los vacunados, no se entrega información a las autoridades migratorias, y se suministra la vacuna tenga o no seguro médico.
Las vacunas son seguras. La evidencia clínica y los meses de experiencia real aclaran que son extremadamente efectivas para protegernos del COVID-19. También son efectivas contra las variantes del coronavirus descubiertas hasta ahora.
Los padres de familia entonces, deben asegurarse de vacunar a los niños ni bien puedan. Y quienes ya se vacunaron, deben aminar a sus familiares, amigos y compañeros para que se lo hagan Porque confían en ellos.