Crónicas desde el Hipódromo | Educación
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Desde un punto
del Valle de Anáhuac
Luis y Rosa son maestros retirados en México. Ambos reciben los beneficios por la jubilación de un par de plazas cada uno y se sienten orgullosos de tener la oportunidad de heredarle a su hijo mayor, que a duras penas terminó el bachillerato, una plaza de secundaria para dar clases de matemáticas, otra de física y una más de inglés.
Ambos de quejan de la calidad de la educación, pero el problema son los otros maestros, los malos, no ellos.
Me pregunto si los padres de esos niños saben en manos de quien recae la educación de sus hijos.
Lo más interesante del asunto es observar como los ciudadanos le hemos dado credibilidad a una lideresa como Elba Esther Gordillo, que a duras penas sabe leer bien y quien a lo largo de los años ha generado a su alrededor un aparato político que se mueve a conveniencia de sus propios intereses.
A final de cuentas a cada ciudadano nos cuesta mantener la estructura educativa nacional y es nuestra responsabilidad exigir que cada peso invertido sea en beneficio de la educación y no de los privilegios de los que goza el sindicato de maestros.
Pero como suele suceder con este y otros rubros del país, en los cuales tenemos que ser evaluados por organismos internacionales, los resultados terminan siendo lamentables y siempre buscamos a quien descalificar o echarle la culpa.
El creador del Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos (PISA), Andreas Schleicher, señala que se pierden 25 mil millones de dólares por los malos resultados en la prueba aplicada en el país durante 2009.
El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) calificó como «sólo un pretexto» las acusaciones que recibe de ser el principal responsable del atraso educativo en México.
«El SNTE está convencido de que es hora de pasar de las descalificaciones y las acusaciones a un trabajo en equipo».
«Algunos actores y organizaciones de nuestro país se dedican a descalificar al SNTE y a denostar a los maestros, pretendiendo que organismos internacionales lo vean como un opositor a las reformas, cuando en realidad es el Sindicato quien ha propuesto la estrategia de la Alianza por la Calidad de la Educación».
«Es injusto que se quiera hacer ver que los únicos responsables de elevar la calidad educativa son los maestros, mientras se deja de lado la participación social auténtica; la atención de la infraestructura, equipamiento y conectividad; la capacitación pertinente y oportuna de los maestros; la alimentación, nutrición y salud de los alumnos; la reforma curricular que responda a los retos del siglo XXI y una evaluación integral del sistema educativo que tenga como propósito evaluar para mejorar».
Tal vez nosotros y algunas generaciones que vienen detrás de la nuestra, ya estén demasiado viciadas por patrones culturales cíclicos que parecen no tener salida.
Sólo queda hacer nuestro mayor esfuerzo por implantar en las nuevas generaciones, un programa a largo plazo, tal vez de 25 años, donde podamos dar seguimiento a la aplicación y evolución de nuevos horizontes educativos para nuestros ciudadanos, que desde niños puedan cambiar el rumbo y las perspectivas de la calidad de vida, pero sobre todo de los seres humanos que queremos para este país.
