Crónicas desde el Hipódromo | Jarritos de Tlaquepaque

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Desde un punto del Valle de Anáhuac

Es el programa “Top Gear” de la BBC2. En pantalla se observa dentro de un estudio de televisión, una pequeña estancia donde conversan tres tipos para mi desconocidos, cuyos nombres son James May, Jeremy Clarkson y Mark Hammond. Tienen un monitor cercano donde se observa un Mastretta MXT, el primer auto deportivo hecho en México.

James May: «Chicos, ¿alguno de ustedes ha querido alguna vez un auto mexicano?».

Jeremy Clarkson: «Yo sí».

May: «Bueno, pues te tengo buenas noticias, porque existe uno y es éste (muestra el automóvil Mastretta en pantalla) y se llama tortilla».

Clarkson: «No puedo creer que se llame tortilla».

May: «Bueno, en realidad no puedo recordar su verdadero nombre».

Clarkson: ‘Entonces te acabas de inventar el nombre tortilla».

May: «Bueno, sí».

Clarkson: «Lo sabía».

May: «Lo olvidé lo siento».

Mark Hammond: «¿Por qué querrías un auto mexicano? Los autos reflejan las características nacionales ¿no es así? Los autos alemanes son buscados por estar bien construidos y muy eficientes, los autos italianos por rápidos y extravagantes, los autos mexicanos van a ser perezosos, inocentes, con flatulencia, pasados de peso y recargados en una barda dormidos y viendo un cactus y cubiertos con una sábana con un hoyo en medio usándola como abrigo».

May: «Es interesante, porque los mexicanos tampoco pueden cocinar ¿o sí? Todo parece ser vómito  con queso encima”.

Hammond: «Vómito refrito».

May: «Sí, vómito refrito.

Clarkson: «¿Cuánto cuesta este auto deportivo mexicano?’.

May: «El auto mexicano refrito cuesta poco más de 33 mil libras».

Clarkson: «Eso no es mucho, porque alguien tuvo que pagar para el desarrollo de este auto».

May: «Bueno, pero ellos lo describen como un auto con espacio, bien construido y con buena dirección».

Hammond: ‘¡Wow tiene dirección!, lo siento mucho pero sólo imagínate despertar y recordar que eres mexicano, ¡oh no!».

Clarkson: «¡Sería brillante, porque de inmediato puedes volverte a dormir y seguir dormido todo el día!, ¡oh soy mexicano!».

Hammond: «Eso es lo que voy a hacer todo el día».

Clarkson: «Por eso es que no recibiremos ninguna queja por esto. Porque la Embajada Mexicana y el embajador van a estar sentados con su control remoto así (se reclina sobre su asiento y hace como si roncara). No se van a quejar, no pasa nada».

Pues bien, esta conversación cayó como bomba expansiva en los medios de comunicación y la clase política nacional.

El embajador en Reino Unido, la secretaria de Turismo, diputados y senadores exigen una disculpa a la BBC.

El Instituto Mexicano de la Radio (IMER) informa que sacará de su programación los contenidos de la BBC.

Al final, las opiniones de los ciudadanos en los diferentes foros de debate se encuentran divididas.

Para empezar me pregunto cuántos mexicanos tenemos acceso a ver los contenidos televisivos de la BBC, vemos “Top Gear” y le damos importancia a los comentarios que allí se emiten.

Si leemos con atención es obvio que se carece de objetividad en el programa y se refleja una ignorancia sobre los calificativos empleados para describir a los mexicanos, con o sin intención.

“Top Gear” es un programa sobre automóviles en tono de humor, así que no podemos calificarlo de serio o formal en todos los sentidos.

Si algo nos distingue a los mexicanos en el mundo, es hacer de la vida un carnaval y tomar a broma todo lo que sea posible. El “desmadre” y la “carrilla” son el pan nuestro de cada día.

A eso hay que agregarle el ingrediente de la irreverencia que raya en el insulto a todo aquello que orbita fuera de la esfera nacional. El “diferente” o extranjero siempre será blanco de nuestro tono ofensivo y deberá ser aceptado porque al final uno es el que tiene la razón.

Si el que recibe los insultos se molesta, nuestra respuesta será aún más ofensiva. El “no aguanta nada” se repetirá hasta el cansancio.

¿Pero qué sucede cuando a nosotros nos mencionan negativamente fuera del país? Nos rasgamos las vestiduras y lloramos amargamente por ser unos incomprendidos en el escenario mundial.

Para nosotros todo es una mentira, aunque en el fondo sepamos que hay algo de verdad.

Somos extraños los mexicanos en nuestro comportamiento, pero cuando viajamos al extranjero, sobre todo a Europa, es increíble descubrir el concepto tan alejado de la realidad en que nos tienen.

Ya no andaremos en caballo y con pistola como Pedro Infante, pero desafortunadamente la información que enviamos al mundo a través de nuestros medios en nada nos beneficia

Tal vez tengan algo de razón los de “Top Gear” o las notas teñidas de rojo que resaltan la palabra México.

Pero al final es sólo imagen y sabemos comunicarnos de mejores maneras para revertir cualquier etiqueta negativa.

Ya va siendo hora de que superemos ese sentimentalismo ramplón de “jarritos de Tlaquepaque”, es decir, de frágiles y sentidos.

Autor

  • Ricardo Trapero

    Arquitecto por vocación y destino, escritor por convicción. Desde muy joven emprendí el viaje por la libertad. En mi camino he visto, percibido y palpado tanto, que un día decidí plasmarlo de la mejor forma que entendía. Las letras que han sido mis entrañables compañeras, cada día me acercan un poco más a la libertad, la cual aún no he encontrado pero que ya siento cerca. Creatura hombre, mexicano y sibarita en entrenamiento.

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2 comentarios

  1. «Para nosotros todo es una mentira, aunque en el fondo sepamos que hay algo de verdad». En el fondo no creo, como mexicano, reflejarme en ningún prejuicio, ni a favor ni en contra.

  2. Mi estimado…
    Pues te confesaré que mi primera reacción al ver la noticia sí fue de «Jarrito de Tlaquepaque».
    Después me dije: Qué caray, sólo son un trío simplón de ignorantes tratando de llamar la atención creando polémica y hasta retando entre broma y broma a la embajada al reclamo…
    Y bueno, como buenos Mexicanos, nos gusta hacer pero que no nos hagan ¿qué no? Y finalmente la carrilla la hacemos nosotros, somos los reyes de la burla hasta ahora, y seguiremos siéndolo porque tuvieron que dar la disculpa muy a su modo, pero qué más da… Es un programa que a mi muy personal opinión no me aporta absolutamente nada, a sí que si de por sí no los veía ahora menos.
    Ahora también te confesaré que me sentí mejor con la respuesta que le dieron los del Matutino express a la altura de ellos. Ok, quizá consuelo de tontos, pero me pareció más divertido e ingenioso que el soso humor inglés.
    Saludos!!!

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