Cuatro poemas de Nicolás Guillén, recitado y canción

Tercero de la serie Poetas de la resistencia, en Hispanic L.A.

No sé por qué piensas tú, soldado

No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo,
tú.

 

Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?

Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.

Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,
tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.

Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
adónde vamos yo y tú…
¡No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!

De Cantos para soldados y sones para turistas (1937)

Versión en carnavalito de Horacio Guarany, de Guitarra de Medianoche, 1999.

Fusilamiento

Lectura de Omaira Sastoque

Van a fusilar
a un hombre que tiene los brazos atados.
Hay cuatro soldados
para disparar.
Son cuatro soldados
callados,
que están amarrados,
lo mismo que el hombre amarrado que van
a matar.

—¿Puedes escapar?
—¡No puedo correr!
—¡Ya van a tirar!
—¡Qué vamos a hacer!
—Quizá los rifles no estén cargados…
—¡Seis balas tienen de fiero plomo!
—¡Quizá no tiren esos soldados!
—¡Eres un tonto de tomo y lomo!

Tiraron.
(¿Cómo fue que pudieron tirar?)
Mataron.
(¿Cómo fue que pudieron matar?)
Eran cuatro soldados
callados,
y les hizo una seña, bajando su sable,
un señor oficial;
eran cuatro soldados
atados,
lo mismo que el hombre que fueron
los cuatro a matar.

De Cantos para soldados y sones para turistas (1937)

Canción por Hilario Camacho.

La muralla

Para hacer esta muralla,
tráiganme todas las manos:
Los negros, su manos negras,
los blancos, sus blancas manos.
Ay,
una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte.
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—Una rosa y un clavel…
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El sable del coronel…
—¡Cierra la muralla!

—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—La paloma y el laurel...
—¡Abre la muralla!
—¡Tun, tun!
—¿Quién es?
—El alacrán y el ciempiés…
—¡Cierra la muralla!
Al corazón del amigo,
abre la muralla;
al veneno y al puñal,
cierra la muralla;
al mirto y la yerbabuena,
abre la muralla;
al diente de la serpiente,
cierra la muralla;
al ruiseñor en la flor,
abre la muralla…
Alcemos una muralla
juntando todas las manos;
los negros, sus manos negras,
los blancos, sus blancas manos

Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte,
desde el monte hasta la playa, bien,
allá sobre el horizonte…

 

De La Paloma de vuelo popular, 1958. Publicado en Buenos Aires, de donde al año siguiente, con el triunfo de la revolución, regresa a su país.

El recitado por Guillén y la canción de La Muralla por Ana Belén, a partir del minuto 20:39.

 

Pequeña letanía grotesca en la muerte del senador McCarthy

 

Pequeña letanía grotesca en la muerte del senador McCarthy ...

He aquí al senador McCarthy,
muerto en su cama de muerte,
flanqueado por cuatro monos;
he aquí al senador McMono,
muerto en su cama de Carthy,
flanqueado por cuatro buitres;
he aquí al senador McBuitre,
muerto en su cama de mono,
flanqueado por cuatro yeguas
he aquí al senador McYegua,
muerto en su cama de buitre,
flanqueado por cuatro ranas:
McCarthy Carthy.

He aquí al senador McDogo,
muerto en su cama de aullidos,
flanqueado por cuatro gangsters;
he aquí al senador McGángster,
muerto en su cama de dogo,
flanqueado por cuatro gritos;
he aquí al senador McGrito,
muerto en su cama de gángster,
flanqueado por cuatro plomos;
he aquí al senador McPlomo,
muerto en su cama de gritos,
flanqueado por cuatro esputos:
McCarthy Carthy.

He aquí al senador McBomba,
muerto en su cama de injurias,
flanqueado por cuatro cerdos;
he aquí al senador McCerdo,
muerto en su cama de bombas,
flanqueado por cuatro lenguas;
he aquí al senador McLengua,
muerto en su cama de cerdo,
flanqueado por cuatro víboras;
he aquí al senador McVíbora,
muerto en su cama de lenguas,
flanqueado por cuatro búhos:
McCarthy Carthy.

He aquí al senador McCarthy,
McCarthy muerto,
muerto McCarthy,
bien muerto y muerto,
amén.

La caída de Joseph McCarthy en un documental.

Escribe Javier Ortiz: Lo escribió Guillén horas después de conocer la noticia de la muerte de Joseph R. McCarthy, el senador que presidió el Comité de Actividades Antiamericanas y que desató una torva caza de brujas contra la intelectualidad progresista de los EEUU. Fabricó Guillén contra él en mayo de 1957 un exabrupto total, una maldición rabiosa.

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