Duras penas contra los Proud Boys por el ataque al Capitolio

La banda es una fuerza de choque parapolicial contra la izquierda y grupos antifascistas, con fuertes discursos machistas, misóginos y anti islámicos

Después de que el juez del distrito de Columbia Timothy Kelly abandonó la sala del tribunal en Washington y mientras los alguaciles se lo llevaban, Dominic Pezzola sonrió, levantó la mano y gritó: “Trump ganó”. El propio Donald Trump, ex presidente y precandidato republicano para las elecciones del año próximo, ha dicho algo parecido: “Una nueva sentencia en mi contra de la Justicia y ganaré las elecciones”.

Esta es la paradoja que confrenta el sistema: por un lado, la necesidad de depurarse y de condenar los ataques a la democracia. Pero por el otro lado, saber que se aviva el fuego del odio político como proyecto y les da aire a los provocadores.

La Justicia estadounidense acaba de condenar a los máximos líderes del grupo Proud Boys (Muchachos Orgullosos), por el ataque al Capitolio del 6 de enero de 2021. Las condenas incluyen a Enrique Tarrio, 22 años de prisión, Ethan Nordean, 18 años, Joseph Biggs, 17 años, Zachary Rehl, 15 años, y Dominic Pezzola, 10 años. Los primeros cuatro fueron condenados por el cargo de conspiración sediciosa, un delito que tiene su origen en la Guerra Civil o Guerra de Secesión (1861-1864). En aquel momento, esa ley buscaba penalizar a los que se alistaban en el ejército sureño que se había levantado en armas contra la institucionalidad.

Pero otra paradoja es que justamente la extrema derecha suele emplear actualmente emblemas de aquella época, como la bandera confederada y la imagen del General Robert Lee. Esa bandera de fondo rojo y una cruz azul con 13 estrellas en aspa se vio recurrentemente en el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio, mientras los congresistas confirmaban el triunfo de Joe Biden en las elecciones de dos meses antes.

Y ya que estamos con datos históricos, para dimensionar el ataque, hay que decir que una sola vez había sucedido algo tan grave en la historia del país. Fue el 24 de agosto de 1814, con la llamada “Quema de Washington”, cuando las tropas inglesas incendiaron varios edificios públicos de Washington, entre ellos la Casa Blanca y el Capitolio. El presidente James Madison se había refugiado en el pequeño pueblo de Montgomery, estado de Maryland, que hasta hoy se conoce como “la capital de Estados Unidos por un día”.

Volviendo al 6 de enero de 2021, la Justicia confirmó la interpretación de que se trató de un intento de derrocar al nuevo gobierno surgido de las urnas y de la voluntad popular, incluso antes de asumir. Más allá de eso, fue un ataque directo a la democracia y al país.

Tarrio, el jefe

El jefe de los Proud Boys, Enrique Tarrio, de 39 años, enfrentó al tribunal el martes 5 de setiembre y en el estrado dijo: “Me he pasado el último año y medio intentando averiguar cómo terminé en este estrado… El 3 de noviembre de 2020 ocurrió algo que nunca esperé: mi candidato perdió. Sentí como si me hubieran robado algo personalmente… No soy un fanático de la política. Infligir daño o cambiar el resultado de las elecciones no era mi objetivo”.

Sin embargo, luego del ataque al Capitolio de enero de 2021, Tarrio había declarado públicamente: “No puedo sentir simpatía por los congresistas, es el momento de tomar la iniciativa y derrocar al gobierno”.

Tarrio nació en Miami en 1984, de padres exiliados cubanos, y creció en La Pequeña Habana. A los 20 años fue condenado por robo y sentenciado a trabajos comunitarios y a los 30 años cumplió 16 meses de cárcel por revender equipos médicos robados. Durante esos años, entre 2012 y 2014, habría sido informante de policías locales y federales, delatando a traficantes de drogas y personas, aunque él lo niega.

Como pantallas a sus actividades ilegales, tuvo una granja avícola, una empresa de seguridad y otra de seguimiento satelital. También es dueño de una tienda en línea llamada 1776 Shop, que vende artículos ultraderechistas. Algunas camisetas hacen alusión a los Proud Boys, otras dicen que “Pinochet no hizo nada malo” y otras rezan: “Hagamos que los comunistas vuelvan a tener miedo de los helicópteros”, en alusión a los llamados “vuelos de la muerte” de las dictaduras latinoamericanas.

La revista Slate señala: “La página de términos y condiciones del sitio dice que es un proyecto de Fund the West LLC, una empresa registrada en Miami por Henry Tarrio, quien puede ser la misma persona que Enrique Tarrio, el actual presidente de los Proud Boys, y que recientemente le dijo al Daily Beast que él es el dueño del negocio de 1776.shop”

En el juicio, su abogado defensor, Sabino Jáuregui, también de la comunidad cubana de Miami, dijo de su defendido: “Mi cliente no es un terrorista, es un patriota equivocado. No se trata de un extranjero que libra una guerra contra los Estados Unidos: él pensaba que estaba salvando a este país”.

En cambio, el fiscal Conor Mulroe, quien pidió 33 años de condena para Tarrio, afirmó que el líder de los Proud Boys tiene una “capacidad tóxica para controlar a los demás” y que era el líder de esta conspiración que tenía como objetivo todo nuestro sistema de gobierno. Por su parte, el juez Kelly fue contundente: El señor Tarrio fue el máximo líder de esa conspiración, ganó fama con la violencia política”.

Unos días antes del ataque a la democracia, Tarrio había sido detenido y luego liberado con la condición de mantenerse alejado de la capital, donde ya estaba prevista la convocatoria bajo el lema “Stop the steal” (Detengan el robo). Los motivos de su detención fueron quemar una bandera de Black Lives Matter y la tenencia de armas de guerra, entre ellos, cargadores de rifle de alto calibre. Por eso, el 6 de enero de 2021, él no estaba en Washington.

Pero siguió todo a distancia, y en conversaciones con su lugarteniente Joseph Biggs, Tarrio le pidió: “Sea cual sea el resultado, haz que sea un espectáculo”. Luego posteó en redes: “Hagan lo que haya que hacer”.

Su abogado Jáuregui, en el marco de su estrategia para mostrarlo como alguien inofensivo, dijo que es “un ninja de teclado tendiente a hablar basura en redes”. Sin embargo, él y el grupo que lidera son mucho más que eso.

Fuerza de choque neofascista

El grupo Proud Boys, creado en 2016, se autodefine como un colectivo de “bebedores exclusivamente masculinos”, aunque en realidad es una fuerza de choque parapolicial contra la izquierda y grupos antifascistas, con fuertes discursos machistas, misóginos y anti islámicos. También tienen un componente místico y entre sus postulados renuncian a la masturbación para “recuperar la masculinidad perdida”. Suelen exhibirse con uniformes, chalecos antibalas, pasamontañas, parafernalia bélica y, en algunos casos, también armas.

En los juicios que se llevan adelante se los acusa mínimamente de obstrucción y conspiración, desórdenes civiles y destrucción de bienes del gobierno, pero las imputaciones llegan a delitos de conspiración sediciosa en algunos casos.

Aquel 6 de enero de 2021, ante la ausencia de Tarrio, ese día sus lugartenientes Biggs y Nordean asumieron el liderazgo y dirigieron el avance hacia el Capitolio, según probaron los fiscales. Unos 300 militantes (combatientes) se pusieron al frente de la turba, rompieron barreras y traspasaron la valla policial.

Nordean recibió una sentencia de 18 años por delitos que incluyen conspiración sediciosa, en tanto que Pezzola fue condenado a 10 años de prisión por atacar a un agente de policía, robarle el escudo y usarlo para romper una ventana del Capitolio por donde entraron los demás atacantes. En este caso los cargos fueron de agresión y obstrucción de un procedimiento oficial.

Los fiscales habían pedido penas de 27 y 20 años, respectivamente, y los habían descrito en el juicio como “soldados de a pie de la derecha que pretendían mantener a su líder (Trump) en el poder… Pero fallaron, no son héroes, son criminales”.

Para descartar la imagen suavizada de “un ninja de teclado”, hay que recordar que los ataques al Congreso dejaron 9 muertes: cinco ese día y cuatro suicidios posteriores.

Anteriormente, dos miembros más de Proud Boys fueron condenados por el juez Kelly por conspiración sediciosa. Joseph Biggs, ex capitán del ejército estadounidense, a 17 años de cárcel y Zachary Rehl a 15 años.

En mayo, otro extremista y supremacista blanco, Stewart Rhodes, fundador del grupo Oath Keepers, había sido condenado a 18 años de cárcel, también por conspiración sediciosa.

Este delito de conspiración sediciosa, que como hemos dicho, data de la Guerra de Secesión, ha sido aplicado en cuentagotas a lo largo de la historia. Principalmente se ha aplicado a militantes independentistas puertorriqueños, empezando por su líder, Pedro Albizu Campos, condenado en 1936 “por intentar derrocar a las fuerzas del Gobierno de los Estados Unidos en Puerto Rico”.

Así, otros militantes políticos puertorriqueños fueron condenados por el mismo delito, hasta los años ’80, y el otro antecedente es de 1995 el de 10 clérigos y fieles musulmanes por supuestas vinculaciones con atentados terroristas.

El rol de Donald Trump

Norman Pattis, abogado de Rehl y Biggs, en sus alegatos culpó a Trump por la difícil situación de sus clientes, a quienes, según dijo, “el funcionario más alto del país les dio buenas razones para cuestionar la legitimidad de la victoria de Joe Biden”. “De lo que son culpables es de creerle al presidente que dijo que le habían robado las elecciones”, según el abogado defensor.

Recordemos que Trump actualmente enfrenta 17 cargos penales federales y estatales derivados de su intento de aferrarse al poder, más otros 74 cargos penales por diferentes temas personales. En medio de esta situación, es el principal precandidato republicano para las elecciones de fines de 2024.

Hace casi tres años, había perdido las elecciones del 3 de noviembre de 2020 por más de 7 millones de votos, pero denunció falsamente que las elecciones fueron robadas. Con vistas a la manifestación del 6 de enero, al convocar a sus partidarios al Capitolio por Twitter, arengó a sus seguidores: “Estar allí será una locura”.

Antes de eso, durante la campaña electoral, había escrito un mensaje directo al grupo neofascista hoy en cuestión: Proud Boys… den un paso atrás y estén preparados”. Aunque luego intentó desconocerlos, está clara la relación de Trump con este grupo de extrema derecha, al que llamaba por su nombre en redes, e incluso existe la expectativa que circula en círculos políticos como un rumor de que, eventualmente de nuevo en la presidencia, los amnistiaría.

Apenas se conocieron las sentencias, la actual vicepresidenta, Kamala Harris, dijo que “los responsables del intento de anular los resultados de la elección presidencial de 2020 y la violencia que se produjo en el Capitolio deben rendir cuentas por ello, incluso Donald Trump”.

“Que las pruebas, los hechos, indiquen el camino”, dijo Harris en una entrevista con Associated Press. “Yo he sido fiscal durante la mayor parte de mi carrera y creo que la gente está obligada a rendir cuentas bajo la ley. Y cuando violan la ley, deben hacerse responsables de ello”, agregó Harris, quien fue procuradora de California antes de su elección al Senado. Y concluyó con un llamado de atención general: “Las democracias son muy frágiles, su fuerza depende de nuestra disposición a luchar por ella”.

Pero todo lo que se está ventilando en los tribunales de Washington va más allá de la democracia en Estados Unidos. El país que siempre se autoerigió en el paladín de la democracia, cayó en los abismos que nunca hubiera imaginado. Después de tantas guerras preventivas adelantándose a quienes supuestamente iban a conspirar contra su democracia. Después de tantas películas de Hollywood, demonizando a indios, alemanes, rusos y hasta extraterrestres. Después de todo eso, resulta que el peor ataque a la democracia estadounidense, vino del mismísimo seno de su sistema republicano, y de un presidente en ejercicio, aunque en retirada. Hoy, Trump podría ser condenado a penas de hasta 20 años de prisión.

Y si ese fuera el caso (probable), la gran pregunta es: ¿seguiría el magnate populista de extrema derecha en su carrera para volver a la Casa Blanca? ¿Podría hacerlo? Sí, podría.

Y en caso de ser condenado, ¿podría ser candidato y ser electo? Sí, porque la Constitución de los Estados Unidos solo pone tres condiciones: haber nacido en Estados Unidos, vivir en su territorio desde 14 años antes de la elección, y tener más de 35 años de edad.

Y en caso de ser elegido, ¿podría asumir, incluso desde la cárcel? La llamativa respuesta es sí. Después, analizar si podría gobernar la primera potencia mundial detrás de rejas, es otro tema. También podría autoamnistiarse, aunque ahí las opiniones de los constitucionalistas están divididas.

Las sentencias contra los Proud Boy traen algo de confianza en la capacidad del sistema para autodepurarse. Es un tema importante para la comunidad latina de Estados Unidos, pero también para los latinoamericanos en el resto del continente. Tengamos en cuenta que, en enero de este año, hace sólo 8 meses, y a dos años de los sucesos de Washington, fue el turno de Brasil. En el gigante sudamericano pasó algo muy parecido y los seguidores de extrema derecha del ex presidente Jair Bolsonaro atacaron el palacio del Planalto (sede del Ejecutivo) y los edificios de los otros dos poderes del Estado (Congreso y Suprema Corte de Justicia). Hasta los atuendos fueron copiados de los extremistas trumpistas. De hecho, el pasado miércoles 13 de setiembre, la Corte Suprema de Justicia comenzó a juzgar a los primeros cuatro de 1390 imputados por ese ataque a la democracia. Aquel 8 de enero, una turba de extrema derecha actuó incitada por el propio Bolsonaro, aunque a diferencia de lo que ocurrió en el Capitolio dos años antes, en Brasilia los golpistas invadieron y produjeron graves daños en los tres poderes de la república: la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema de Justicia. Los primeros cuatro imputados enfrentan acusaciones de asociación ilícita, abolición violenta del Estado Democrático de Derecho, golpe de Estado, daños calificados y destrucción de patrimonio público. Las penas pedidas por los fiscales llegan a los 30 años de prisión.

La gran pregunta es si el mal ejemplo seguirá expandiéndose por la región. En la Argentina hay elecciones dentro de poco. En el caso de que el candidato de la extrema derecha, Javier Milei, quede a mitad de camino en su carrera presidencial, ¿deberemos esperar un ataque de “enojados” y “antisistemas” contra la Casa Rosada o el Congreso de la Nación? ¿El día de mañana podría repetirse en Chile o cualquier otro país?

Lo que suceda en los próximos tiempos en la Justicia estadounidense podría servir, por una vez, para bien del sistema y para preservar la democracia en el continente.


Este artículo está respaldado en su totalidad o en parte por fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la Biblioteca del Estado de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos Estadounidenses Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Stop the Hate. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, vaya a CA vs Hate.

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Autor

  • Mariano Saravia

    Mariano Saravia es magister en Relaciones Internacionales, escritor, periodista, docente universitario, conferencista y narrador oral. Sus especialidades son la política internacional, el periodismo histórico y los derechos humanos. Divide sus tareas periodísticas entre televisión, radio y gráfica. Sus artículos y ensayos han sido publicados en Argentina y el exterior. Tiene una maestría en Relaciones Internacionales y licenciado en Comunicación Social por la Universidad Nacional de Córdoba. También realizó estudios en Italia, Alemania, Irlanda, Reino Unido, País Vasco, Polonia, Israel, Canadá, Estados Unidos y Brasil. Fue profesor titular de la materia Política Internacional de las carreras de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Católica de Córdoba. También fue profesor invitado de la Universidad de Wisconsin-Green Bay, del Boston College, de Estados Unidos, de la Universidad Nacional de Río Cuarto, la Universidad Nacional de Villa María y Universidad Católica de Córdoba Tiene 14 libros editados, algunos han sido traducidos al inglés, francés, portugués, danés y vietnamita. Varios están editados en formato e-book. Uno de ellos, La sombra azul, fue llevado al cine con el mismo nombre. En los últimos años crea y presenta espectáculos en los que intercala sus narraciones con la música de grandes artistas. Organiza viajes históricos, políticos y culturales por países de América del Sur, bajo la premisa del anti turismo y de que el viajero es la antítesis del turista. Además, recorre la provincia de Córdoba y Argentina dictando conferencias sobre temas históricos, políticos y de derechos humanos. Ha asesorado al ex presidente boliviano Evo Morales en el conflicto con Chile por la salida soberana al Océano Pacífico que perdió Bolivia en la Guerra del Pacífico (1879-1884).

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