Editorial: el principio de una nueva era

El día de hoy, 5 de noviembre, el de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, se definirá la dirección del  país por mucho tiempo. No es solo el final de las campañas electorales sino el principio de una nueva era, que puede ser de supervivencia de los valores de nuestra Constitución y la tradición de un país compuesto por inmigrantes, o de caída hacia el odio, el caos y la represión. 

De un lado tenemos la tradición histórica democrática de nuestro país. Del otro, un revisionismo racista y una ideología incoherente sin más principio que la voluntad de un dictador en ciernes.

De un lado la solidaridad de vecinos, hermanados por el bien común que significa ser estadounidense.  Del otro la confrontación, hostilidad y ataque contra cualquiera que piense diferente o tenga la piel de otro color. 

De un lado, el de la esperanza y el futuro, está Kamala Harris. Del otro, el del odio, la violencia, la persecución y deportación, está Donald Trump

Trump se ha apoderado del partido Republicano, lo ha vaciado de valores y lo ha convertido en su organización personal. El partido que apreciaba la libertad, el sacrificio, la responsabilidad individual y el bien común ya no existe.

Más aún: Trump representa un peligro existencial para la comunidad latina: hemos visto la semana pasada el insulto de sus aliados a los puertorriqueños. Es un insulto a todos los hispanos y el símbolo de lo que piensa Trump, quien califica el flujo migratorio de familias como una invasión armada y dice que los indocumentados envenenan la sangre del país. 

Convirtió sus mentiras en instrumento crítico para fomentar el odio al prójimo como estrategia electoral.   

Anuncia planes detallados para deportar a todos los inmigrantes indocumentados e incluso a legalizados. Los planes comenzarían con un millón de deportados por año, y supresión de beneficios que aún tienen para el resto. 

Trump no tiene nada bueno que ofrecer a la comunidad. 

En la elección que culmina hoy hay una sola alternativa. No debemos aceptar que Trump se asiente nuevamente en la Casa Blanca.

Por eso, si no has votado, es tu última oportunidad para hacerlo y colaborar en la definición de nuestro futuro y el de nuestros hijos. Hazlo ya. 

Si puedes votar, vota por Kamala Harris y contra las aspiraciones dictatoriales de una minoría liderada por Trump, contra el peligro del fascismo y la supervivencia de la democracia. Si no puedes, anima a quienes pueden hacerlo.

Con tu voto podrías integrarte a la última oportunidad de nuestra generación para conservar el sueño americano. Un sueño que no es la casa propia y el auto sino el vivir en libertad y en paz, en armonía con nuestros vecinos y la naturaleza. Un sueño en el que el futuro ya existe, en el que  nuestros hijos vivirán mejor que nosotros. 

A todos aquellos que el día de hoy y en las próximas semanas intentarán intimidarnos con la violencia y la mentira: no lo lograrán.  

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