El estímulo, una cruzada contra la pobreza en la que nadie cree
Esta semana empezaron a llegar los cheques de estímulo económico del gobierno federal, luego de más de un año de pandemia. Primero fueron $1,200 y luego $600 por la administración Trump. Ahora fue el turno de Biden con $1,400.
Con este dinero, algunos importantes medios de comunicación no esperaron para aplaudir al Presidente. Enfatizaron que, la lucha de Biden para sacar adelante al país de esta crisis venía en serio y es «enormemente progresista».
También enfatizaron que la administración Biden tenía otra forma de pensar –en relación a las prácticas del pasado- y que el cheque era un acto revolucionario. Pero subrayaron, que aunque el dinero no fuese suficiente, deberíamos estar agradecidos y asegurarnos que lo gastamos de la mejor forma.
Rachel Maddow, una de las estrellas de MSNBC, quien gana unos siete millones de dólares anuales y tiene un patrimonio de $25 millones , subrayó en su programa que este cheque de estímulo era un acto progresivo sin precedentes. Solo se le podía equiparar con la aprobación de Obamacare en el 2010.
Algunos periódicos como el New York Times calificaron al estímulo económico de $1,400 dólares como un acto que simbolizaba «una cruzada contra la pobreza».
Y la National Public Radio (NPR) en un análisis más profundo y serio, destacó en su titular. «Con un solo movimiento, el Congreso podría sacar a millones de niños fuera de la pobreza».
Esta propaganda no tiene lógica; o tiene una que podría ser destruida al menor asomo a la realidad. En otras palabras, «no tiene madre». Sólo confirma dos cosas. Primero: lo alejado de la realidad y de la gente común y corriente que en muchas ocasiones estamos los medios de comunicación. Segundo: que los medios buscan manipularte y hacerte creer que Biden es lo mejor que le pudo haber pasado al pueblo estadounidense.
Al editor de NPR se le olvidó que el cheque solo sería recibido una sólo vez y no mensualmente, y que en muchas ciudades estadounidenses la renta mensual de un apartamento con un solo cuarto es de $2,000. O que mientras de personas perdieron su empleo y no han podido pagar su renta en meses.
Y todavía se preguntan los expertos en medios de comunicación por qué la gente ya no cree en la prensa corporativa, o por qué tenemos candidatos como Donald Trump.
La gente ya no quiere que se le mienta o se le manipule la información. Pero para eso se requiere un cambio casi imposible de realizar cuando los principales medios en EE.UU. pertenecen a unas cuantas corporaciones.
Por último, poca reacción vemos sobre el hecho de que la actual administración, ni de chiste, piensa en darle seguro médico a toda la población, ¡aunque estemos en medio de una terrible pandemia!
Además, parece que buscan dejar en el pasado la promesa de un sueldo mínimo de $15 la hora por parte de Biden. Mientras tanto, se bombardea Siria, se le dice asesino al mandatario ruso y el gobierno chino se rebela, harto de la manipulación, injerencia y sanciones estadounidenses.
Hace muy pocos días, el propio presidente Biden dijo que el país está viviendo un momento muy crítico porque más de 500,000 estadounidenses han perdido la batalla contra el COVID, una cantidad muy superior al total de víctimas de la Primera y Segunda Guerra Mundial.
Si miramos alrededor, otros países desarrollados como Canadá han ayudado a su pueblo con pagos mensuales, prácticamente desde que inició la pandemia. Por su parte, Estados Unidos entrega su tercer apoyo, muy limitado, a un año de una de las crisis sanitarias y económicas más severas que se haya vivido desde la Gran Depresión de 1929.
Como se dice por ahí, cualquier estímulo es mejor que nada y los $1,400 (además de un crédito infantil de $3000 o 3,600 por cada hijo menor de 18 años; entre otros beneficios para organizaciones y pequeños negocios) seguro que ayudará con la deuda acumulada a miles de familias afectadas por el COVID. Pero de eso a decir que el estímulo sacará de la pobreza a la mitad de los pobres, está muy lejos de ser realidad.
Esa cruzada contra la pobreza, solo se vive en los medios de comunicación, pero no en la calle.
Agustín Durán es editor de Metro de La Opinión y ha vivido en Los Ángeles desde 1992.
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