Políticos y armas de fuego: la causa perdida de la convivencia política
Para ganar en las primarias y para no perder a su "base" política, los candidatos republicanos se muestran como son: sacos vacíos, sin otra ideología que la de la muerte y la violencia como solución al debate ; parafraseando su lema en la Guerra Civil, constituyen la causa perdida de la convivencia política en nuestro país

En la nota anterior de esta serie desarrollamos el paralelismo entre la mentalidad de los responsables por la Guerra Civil estadounidense, que prefirieron sacrificarlo todo a renunciar al motor de la esclavitud, que devino en ideal, en credo y doctrina, en religión.
El fanatismo suicida
Como se llame en otras palabras al fanatismo suicida.
El fanatismo suicida – el que prefiere el amor a las armas antes que la piedad por los seres humanos – define a nuestra generación tal como la que hizo de Robert E. Lee, contra su propia voluntad, un ídolo de la Lost Cause, la Causa Perdida de la Confederación.
Cuando el presidente Andrew Johnson sucedió a Lincoln a la muerte de éste, el núcleo de la política del Norte dejó de ser la derrota y fue la supervivencia del Sur, cultura y todo.
Poco se hizo para prevenir que el punto de vista de los vencidos sea el prevalente. Y eso fue lo que sucedió. La valentía individual, un fusil debajo de cada cama, la fantasía de que los esclavos no querían ser libres, la atribución de razones malévolas al Norte y puras a sí mismas por encima de la carnicería de los campos de la muerte.
El fetichismo de las armas no ha reemplazado la religión, porque la naturaleza de nuestro sistema económico, social, está caracterizado por la adaptación. O sea: en el ámbito de lo sacro no hay nada, o casi nada sagrado, razón principal por la cual la iglesia estadounidense es hoy en gran medida una importante parte del partido Republicano.
De esa manera, el fetichismo de las armas, la política y la cultura estadounidense se mezclan en una sopa espesa de la que podemos extraer algunas muestras.
Una serie de fotos en FaceBook muestra familias portando armas. Familias enteras. Son blanquitos, rubios, niños y niñas, sonrientes.
Todos con fusiles.
Se trata de tarjetas de Navidad. Aquí, como sabemos, la gente manda fotos de sí mismas, en familia, a todos sus conocidos. Visten trajes, visten de fiesta. Los niños pulcros y encantadores. Perros y gatos.
Ellos le agregan las armas. Son familia, ¿o no?
Esta es del congresista Thomas Massie de Kentucky, enviada poco después de las masacres de la escuela Oxford en Michigan, en diciembre pasado. Diríase sin temor a una equivocación que fue a propósito. Porque de nuevo: lo sagrado no es la vida sino mi derecho fetichista a la falsa sensación de libertad que confiere tener un frío pedazo de hierro entre las manos.
Lauren Boebert, la justiciera
La congresista Lauren Boebert, no menos adepta a la nube de justiciera que la envuelve, le devolvió el favor por Twitter:
Los comentarios al tweet son característicos. A favor y en contra. Fred Guttenberg, padre de la niña Jaime, de 16 años, asesinada durante el asalto contra la escuela secundaria Marjorie Stoneman Douglas, el 14 de febrero de 2018, es un activista contra las armas.
El 8 de diciembre de 2021 le responde a los congresistas Boebert y Massie:
“Seguridad con las armas = Responsabilidad con las armas. Lauren, el monstruo que asesinó a mi hija y a otras 16 personas, se inspiró en fotos como esta. Debido a tu incompetencia como madre, como propietario responsable de armas y como estadounidense, definitivamente veo a un futuro tirador escolar en esta foto”.
Por supuesto, hubo “contraataques” sanguinarios, de esos que jamás terminan. Ese es su propósito: provocar.
Todo esto no es nuevo. Esta foto de un político de Las Vegas es de 2015:
¿Y esta linda familia? No sé quiénes son. Solo espero que no haya sucedido un accidente en su casa, del tipo en el que un arma es activada por un niño. Para quien sigue las estadísticas, es uno de los primeros motivos de muerte violenta del país. Así que si tienes armas, deja de leer esto y corre a asegurarla.
Y podríamos pasar a las fotos de políticos republicanos con armas. No hay niños a quienes falsamente abrazan y besan como otros. Abrazan, aman, las armas y la muerte que causan.
El New York Times contó más de 100 para la campaña electoral que culminó el 8 de noviembre. En una edición de mayo. Desde entonces, fueron más.
El lápiz labial de la gobernadora
Aquí está Josh Mandel, si es él detrás del uniforme (vestí uniforme por 17 años y participé en dos guerras) y del carísimo equipo bélico que lleva colgando.
Su lema de campaña: “Pro-God, pro-gun, pro-Trump.”
Perdió. El ganador fue el escritor J.D. (James Donald) Vance, que fue aún más pro-Trump.
“En Alabama, la gobernadora Kay Ivey sacó lápiz labial, un iPhone y algo más de su bolso en un anuncio de campaña: «un pequeño Smith & Wesson .38», dijo. Un candidato republicano a gobernador en Georgia declaró en otro lugar: “Creo en Jesús, armas y bebés”. En Nevada, un anuncio del exsenador Dean Heller, ahora candidato republicano a gobernador, se jactaba de las habilidades de tiro de su esposa. Y en Carolina del Norte, un anuncio para el representante Ted Budd, candidato republicano al Senado, se jactaba de ser dueño de un campo de tiro”.
“Básicamente, tienes candidatos primarios republicanos que intentan explicarles a los votantes primarios republicanos que estarán de su lado en lo que respecta a la fría guerra civil cultural que se está librando en este momento”, dijo Robert Blizzard, un estratega republicano.
Mehmet Oz aprende a sujetar un fusil
El Dr. Mehmet Oz, quien también difundió frescas fotos de sí mismo portando armas, se definió “pro-life, pro-Second Amendment, pro-freedom.” Ganó la nominación republicana a senador por Pennsylvania, gracias al apoyo de Trump, pero perdió en la general.
Otro candidato: Dave McCormick, quien al igual que Mandel, perdió ante el candidato selecto por Trump en las primarias al Senado por el estado de Pennsylvania.
En la foto se dice”Patriota. Paracaidista”, excelentes cualidades para un senador federal… y en otra propaganda, “Probado en batalla”.
Otro loquito por las armas, el candidato al Senado de Arizona, Jim Lamon, parece estar disparando a la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, al presidente Joe Biden y al potencial oponente Mark Kelly.
Y todo en la carísima publicidad del Super Bowl.
Con excepción del absurdo en el que quienes apoyan a Lamon se parán detrás de él, en la supuesta línea de fuego, el comercial es muy claro. Deshumaniza a tus rivales y usa tus armas de fuego, dadas a tí por Dios.
Las reacciones de los medios sociales, principales vehículos de difusión de esta basura, fueron disímiles. Facebook borró este video. Twitter y YouTube le encontraron valor público.
Suficiente como para perpetuar la filosofía de la muerte.
El video de Marjorie Taylor Greene la ve prometiendo destruir la agenda “socialista” del presidente Biden. Dispara con un fusil 0.5 sobre un automóvil Prius – el favorecido por las elites liberales, por supuesto y lo hace estallar. Promete regalar una de esas armas, que serían la envidia de cualquier escuadrón como aquellos de los que formé parte.
Lo que dice no importa tanto como el mensaje. Para lograr objetivos políticos, lo que se necesita es la violencia de las armas. Todo es permitido.
Dijo al respecto Kelly Sampson, directora de justicia racial en Brady: United Contra la Violencia Armada: «[Los espectadores] reciben un mensaje de que si no estoy satisfecho con mi senador, si no estoy satisfecho con un proyecto de ley, puedo usar un arma de fuego para expresar ese descontento».
Para decir lo menos.
Este artículo fue apoyado en su totalidad, o en parte, por fondos proporcionados por el Estado de California y administrados por la Biblioteca del Estado de California.
Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021.
Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. Tiene tres hijos adultos que son, dice, "la luz de mi vida".