ALERTA: Si la ´Migra´golpea la puerta, recomiendan que no abran

Margarita Flores evitó ser detenida y separada de su familia en febrero pasado cuando aún llena de miedo, decidió no abrir la puerta de su casa en el barrio Van Nuys, de Los Ángeles, a los oficiales del Servicio de Migración y Aduanas (ICE) que desesperadamente le gritaban que les abriera.

“Eran como las seis de la mañana del 23 de febrero cuando se escucharon unos toquidos tan fuertes en la puerta que parecía que iban a tirarla”, recuerda Margarita.

Cuando se levantó sobresaltada, preguntó por detrás de la puerta quién era y qué buscaban.

Eran como tres agentes de la Migra, se enteraría más tarde a través de un vídeo que fue tomado en el momento de los hechos. “Preguntaron si ahí vivian Rubí y Jade, mis hijas menores. Les dije que sí y que eran ciudadanas estadounidenses. Después preguntaron por mi nombre. Les respondí que era yo, y estaba en proceso de obtener una Visa U. Yo no tenía ninguna orden de deportación y no había razón para que me estuvieran buscando”, dice.

Ante los gritos insistentes para que abriera la puerta, les dijo que ella sabía sus derechos y no les abriría.

Margarita recuerda que vivió momentos aterradores. Ella y sus dos hijas, Rubí de siete años y Jade de cuatro años, lloraban asustadas. Su hija menor, Perla, tenía en ese momento cuatro meses de vida.

“Gracias a Dios, él me dio la fuerza y valentía para no abrir esa puerta. Así que a cualquier persona que la quieran obligar y que le griten, porque te gritan bien feo que abras la puerta y el temor hace a muchos abrir, pero no lo hagan”, enfatiza.

La inmigrante de El Salvador dice que tomó el teléfono y llamó a la organización Hermandad Mexicana para que la aconsejaran qué hacer. “Ellos me confirmaron que no les abriera por ningún motivo”.

La Migra permaneció tratando de forzar a Margarita para que les abriera y se entregara.

“Fueron 45 largos minutos que estuvieron tocando la puerta y gritando”, remarca.

Los agentes del ICE se fueron, pero dos días más tarde detuvieron en la calle a su hijo Alfonso de 23 años. “Por fortuna, pudimos pagar un abogado. Salió libre y estamos peleando contra su deportación”, agrega.

A Margarita, el mes pasado le aprobaron la Visa U, que otorga el gobierno de Estados Unidos a las víctimas de crímenes serios que colaboran con la policía. Ella sufrió violencia doméstica a manos de las personas con las que llegó a vivir, seis meses después de venir de El Salvador en 2006.

“La Visa U va a beneficiar también a mi esposo Roberto Lobo, a mi hijo Alfonso y a Juan, de 16 años, que está en El Salvador”, comenta.

Margarita cree que la Migra llegó a tocar a su casa, porque la reportó una vecina que la había atacado verbalmente semanas atrás.

Ella solicitó su visa U en 2014 y, apenas el mes pasado, se la aprobaron. Antes había pedido el asilo político, pero el caso fue cerrado luego de que Margarita no pudo aportar pruebas suficientes.

Ante el anuncio del presidente Donald Trump de que se deportará a los inmigrantes que tengan órdenes finales de deportación emitidas por jueces federales, Margarita recomienda a quienes estén en esa situación, que no abran la puerta y se eduquen sobre sus derechos.

“Si yo hubiera abierto la puerta, no quiero imaginar lo que hubiera pasado con mis hijas. Quien sabe a quién se las hubieran entregado, y con todo lo que he visto que ha pasado con los menores en los albergues, me lleno de tristeza del peligro que pudieron pasar”, afirma.

Gloria Saucedo, de Hermandad Mexicana, la organización que educó a Margarita sobre sus derechos como inmigrante y la puso en contacto con un abogado de migración que la ayudó a obtener su Visa U, pide a los inmigrantes que guarden calma. “Sé que es frustrante y le da a uno miedo porque está acostumbrado a abrir la puerta cuando la policía llega, pero en esta temporada primero pregunten quiénes son, qué quieren, a quién buscan; y lo más importante, es no abrir la puerta”, afirma.

Además, aconseja preguntar a migración, si traen una orden de arresto de un juez federal y si dicen que sí, pidan que se las pasen por debajo de la puerta. “Así ustedes la pueden revisar y ver de qué se les acusa. En esa forma, se protegen”, indica.

Y comenta que no es justo que familias como la de Margarita, que han llegado a Estados Unidos al escapar de una vida peligrosa en sus países, sean tratados con tanta hostilidad. “Salen huyendo porque pueden morir en su país y después de sufrir mucho. Tenemos muchas familias que solicitaron el asilo político y sus casos están cerrados”, expresó.

Saucedo pide que consulten con abogados de migración para ver si existe algún alivio migratorio que los pueda ayudar a ajustar su estatus.

Mientras tanto los invita a conocer sus derechos y a unirse a algún grupo u organización de defensa de los inmigrantes para que se sientan más protegidos. “Esto es como los alcohólicos anónimos, quienes buscan encuentran apoyo en su grupo para dejar el alcoholismo y en momentos de crisis. Los inmigrantes indocumentados van a encontrar respaldo en las organizaciones de defensa para protegerse de la Migra”, dice.

El fin de semana, líderes pro-inmigrantes repartieron miles de tarjetas rojas en la Iglesia de la Placita Olvera en el centro de Los Ángeles, las cuales contienen los derechos básicos que poseen los inmigrantes bajo la Constitución de Estados Unidos.

Básicamente, la tarjeta roja pide no abrir la puerta a los agentes de migración que toquen a su puerta y no contestar ninguna pregunta. “Usted tiene el derecho de mantenerse callado, no dar su nombre y hablar con un abogado”, dice en la tarjeta roja, la cual deben entregar al oficial de migración que llegue a su casa o a quienes intenten detenerlos en la calle.

Este artículo fue originalmente  publicado en Impremedia.

RECOMENDACIONES DE LA ACLU EN: https://www.aclu.org/files/kyr/MKG17-KYR-PoliceImmigrationFBI-OnePager-Spanish-v01.pdf

Autor

  • Araceli Martinez Ortega

    Araceli Martínez Ortega tiene más de 20 años de experiencia como periodista en California. Trabaja para La Opinión desde 2006, fue corresponsal de este diario en el capitolio estatal de Sacramento; y desde 2013, está en Los Ángeles, cubriendo temas de la política local y estatal, además de asuntos comunitarios. Antes de unirse a La Opinión, trabajó para Univision San Francisco, y ha sido colaboradora constante de Radio Bilingüe. En México, trabajó para el diario El Universal, y diferentes medios impresos y de radio en Sonora, México como el diario El Imparcial, Radio S.A. y Radio Mujer, entre otros. Ha recibido una variedad de reconocimientos. Los más recientes son los dos premios que se llevó este año, otorgados Ethnic Media Services.

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