Los indígenas mayas en Los Ángeles son víctimas frecuentes del odio
Reciben insultos y agresiones no solo por su origen sino también por cómo se visten y hablan
Si alguien sabe lo que sufrir el odio por su color de piel, por su acento, su vestimenta, sus tradiciones y hasta por no saber expresarse bien en español, es la indígena maya Malkash Mateo José.
“Yo di a luz a mis tres hijas en Los Ángeles, y las cargaba amarradas a la espalda para darles calor corporal y sentirlas», explica José. «Eso me costó sufrir ataques: Ya no estás en el rancho, este es un país del primer mundo, ignorante, me gritaban”.
Dice que a ella no le importaba porque esas mujeres a quienes llama “señoras grandes de otros países», no saben lo que significa para nosotras, las indígenas mayas cargar a los hijos de esa manera.
Malkash emigró a Los Ángeles en el año 2003. Ella habla una mezcla de las lenguas mayas, el q’anjob’al y el awakateko. El español es su segunda lengua.
En la actualidad tiene un pequeño negocio de venta de botanas en el centro de Los Ángeles, y por las noches, trabaja de asistente en un estacionamiento.
“Yo soy una indígena color canela, chaparrita, pelo negro, y me han lanzado mucho odio por mi acento y como el español no es mi primer idioma, a veces no me expreso bien y me equivoco” y nos explica que las expresiones de odio y rechazo han ido desde la forma con desprecio como la miran y la tratan, y hasta como le hablan.
El difícil camino de la mujer maya migrante
“Yo he sufrido marginación y mucho racismo. Me dicen expresiones: como tú eres de Guatemala, que vienes a hacer aquí y cosas así ofensivas».
Explica que el ambiente ha mejorado un poco, pero al principio cuando usaba la indumentaria tradicional maya, la gente volteaba a verla de mala manera.
“Yo fui de las primeras indígenas mayas que empezó a usar sus trajes originales para salir a la calle en Los Ángeles. Ahora ya se ha normalizado. Muchas mujeres mayas portan su vestimenta, y nadie las insulta o las quiere humillar. Pero en esa época, me gritaban: India María y me tiraban cosas como basura, botellas de agua, latas”. Nos cuenta que no le ha sido fácil su vida como mujer maya inmigrante. “Mucha de la gente que me agrede es latina. Muchos son mis hermanos mexicanos. Entre los latinos nos comemos vivos. Es muy triste”. Ella trata de hacer oídos sordos a esos incidentes de odio.
“No les hago caso y no pasan de hacerme sentir mal, pero si se tratara ya de un acto de violencia, que me lastimaran físicamente o me pusieran la mano encima, si denunciaría”.
Aunque Malkash se pregunta, «qué tanto podrían hacer las autoridades para ayudarla en caso de un ataque».
“A lo mejor los agresores terminan por matarme cuando se enteren que los denuncié. Si te maltratan, porque no te vistes como ellos quieren, la ley no va a estar cuidándonos ante un ataque grave de odio”.
Ser indígena en Los Ángeles
Se estima que en Los Ángeles, viven alrededor de 10,000 indígenas mayas guatemaltecos.
Mario Ávila, un escultor y pintor guatemalteco, radicado en Los Ángeles, hijo de padre maya,y quien vino a este país hace 30 años como refugiado político, dice que no solo las mujeres mayas sino también los hombres mayas son víctimas de racismo y odio.
“Ya de por sí vienen con el lastre del genocidio, y la gente tiene miedo. Están aquí sin papeles, no pueden ir al médico, no se les da el espacio y no los toman en cuenta”.
Con frecuencia – dice – son objeto de incidentes de odio. “Un día estábamos en una protesta, cuando de repente, escuchamos gritar, ¡váyanse de aquí indios!
También nos relata que en otra oportunidad, un amigo iba caminando por la tienda Food For Less en la calle 6, cuando alguien le gritó, ¡vos sos indio, te odio! En ocasiones, son víctimas del odio hasta de los propios policías.
“A un indigena maya que vende flores en Whittier, intentaron detenerlo por trabajar en la calle, y fue un hombre blanco quien intervino para defenderlo y evitó que se lo llevaran arrestado”, nos explica.
Son muchas las historias y relatos del abuso y el odio hacia la comunidad indígena maya en Los Ángeles.
El artista comparte que los indígenas mayas viven una combinación de odio y racismo, motivados por sentimientos de supremacía.
“En muchas ocasiones, los incidentes han pasado de los insultos, a los golpes y patadas”.
Para Ávila, la mejor forma de combatir el odio es a través de campañas de educación en las escuelas y en los medios. “Esto deben hacerlo en todo California no solo en Los Ángeles”.
Los actos de odio son violaciones a los derechos civiles
De acuerdo a la campaña California vs Hate, un acto de odio es una expresión o acción hostil cometida, total o parcialmente, debido a la identidad o características reales o percibidas de una persona, incluida la raza, el color, la discapacidad, la religión, el origen nacional, la orientación sexual o el género, incluido el género. identidad, y/o porque esa persona es parte de un grupo protegido.
Precisan que hay dos tipos principales de incidentes de odio: actos de odio que no son delitos pero violan las leyes de derechos civiles, y actos de odio que pueden no violar la ley. Ambos tipos causan daños importantes a las comunidades.
Algunos ejemplos de incidentes de odio pueden incluir: insultos despectivos, intimidación, correos de odio y el rechazo a prestar un servicio.
En tanto, según la ley de California, un crimen de odio es un acto criminal cometido, total o parcialmente, debido a una o más de las siguientes características reales o percibidas de la víctima: discapacidad, género, identidad de género, nacionalidad, raza o etnia, religión, orientación sexual; o debido a la asociación de la persona con una persona o grupo con una o más de estas características reales o percibidas.
De acuerdo a la campaña estatal California vs Hate es importante denunciar porque al hacerlo detenemos la normalización del odio en las comunidades y aseguramos que los individuos impactados reciban la ayuda que necesitan.
Las personas también pueden denunciar un incidente llamando al (833) 866-4283 o al 833-8-NO-HATE, de lunes a viernes de 9 a. m. a 6 p. m., y hablar con un agente de derechos civiles.
Las víctimas pueden recibir asistencia en algunas lenguas indígenas, llamando al 211 para reportar incidentes o crímenes de odio; también pueden contactar a sus socios comunitarios como la organización CIELO en https://mycielo.org/.
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Este artículo está respaldado en su totalidad o en parte por fondos proporcionados por el Estado de California, administrado por la Biblioteca del Estado de California en asociación con el Departamento de Servicios Sociales de California y la Comisión de California sobre Asuntos Estadounidenses Asiáticos e Isleños del Pacífico como parte del programa Stop the Hate. Para denunciar un incidente de odio o un delito de odio y obtener apoyo, vaya a CA vs Hate.
This article is supported in whole or in part by funding provided by the State of California, administered by the California State Library in partnership with the California Department of Social Services and the California Commission on Asian and Pacific Islander American Affairs as part of the Stop the Hateprogram. To report a hate incident or hate crime and get support, go to CA vs Hate.
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