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Por qué no usamos la palabra «ilegal»

De la serie "Si muero lejos de tí" por Eileen Truax

La palabra «ilegal» aplicada a una persona promueve la violencia y la discriminación y deshumaniza a quien es adjetivado con ella. Su uso influye en la actitud que la sociedad tiene hacia los migrantes, no solamente en Estados Unidos, sino en los países expulsores.

Estar indocumentado ni implica ser ilegal

El martes 2 de abril del 2013,  la agencia informativa Associated Press hizo un anuncio que, aunque a simple vista podía parecer menor, es un avance histórico para la comunidad inmigrante en Estados Unidos.

A través de un comunicado, la vicepresidente y editora ejecutiva de AP, Kathleen Carroll, informó a través del blog de la organización que «el manual de estilo [de la agencia] no utilizará más el término ‘inmigrante ilegal’ o el uso de la palabra ‘ilegal’ para describir a una persona. En lugar de ello, señala a los usuarios que ‘ilegal’ sólo debe describir una acción, como vivir o inmigrar a un país ilegalmente».

Entre las razones para realizar el cambio, la directiva hace alusión a la amplia discusión generada hace algunas semanas a partir de la publicación de la nueva versión del manual de estilo de AP, que establecía el uso del término «inmigrante ilegal. Las reacciones por parte de las organizaciones de periodistas hispanos y de grupos activistas proinmigrantes en todo el país fueron numerosas y muchas de ellas apuntaban a sustituir el uso de «ilegal» por «indocumentado», pero la agencia no cambió su postura entonces. Sin embargo, explica el texto de Carroll, cuando al hacer la revisión de otros apartados en el manual, como la sección de salud mental, se buscó eliminar etiquetas -por ejemplo, sustituir «esquizofrénico» por «diagnosticado con esquizofrenia»-, la discusión regresó al término «ilegal.

Concluimos que para ser consistentes, necesitábamos realizar ajustes; y así lo hicimos».

La discriminación sí es ilegal e inaceptable

El manual no acepta la sustitución de «inmigrante ilegal» por el término «indocumentado», y en cambio sugiere hacer mención al hecho de que la persona entró o se encuentra en el país en violación a la ley, de manera ilegal, o sin permiso legal. El término en inglés «illegal alien», utilizado principalmente por organizaciones de ideología antiinmigrante, también queda eliminado del documento salvo en los casos en que sea atribuido en una cita textual.

Aunque el debate renació a partir del caso AP, la lucha por eliminar el uso de la palabra «ilegal» al referirse a seres humanos dista mucho de ser nueva. Desde la década de los ochenta, organizaciones activistas en Estados Unidos han buscado que los medios de comunicación cesen el uso del adjetivo al hablar de inmigrantes, y recientemente la organización Colorlines lanzó una campaña para concientizar al público tanto de habla hispana como de habla inglesa sobre el efecto que tiene esta palabra en la vida de las personas.

Un estudio realizado por el Center for American Progress sobre el impacto de las políticas migratorias en los niños, sus familias y las comunidades, evaluó la influencia de los medios de comunicación en inglés en el desarrollo de los menores que viven en Estados Unidos. Los resultados mostraron que los niños asocian a la policía con la inmigración, que el concepto de ser inmigrante tiene una connotación triste para ellos, y que en algunos hay una noción de que ser inmigrante equivale a ser ilegal.

Es preciso recordar que muchas personas con estatus migratorio irregular en Estados Unidos han sido traídos al país en contra de su voluntad debido a redes de explotación laboral o sexual, o huyendo de situaciones que ponen su vida en riesgo, sea por sus creencias políticas, religiosas u orientación sexual. Muchos provienen de países afectados por desastres naturales. Otros simplemente fueron expulsados por políticas económicas de sus países. Y está desde luego el caso de los Dreamers, los jóvenes que llegaron al país de manera irregular debido a una decisión tomada por sus padres.

En todos estos casos, los inmigrantes en Estados Unidos están obligados a esperar años para que sus casos sean procesados, incluso cuando son elegibles para regularizar su situación. Algunos viven en un limbo esperando a comparecer ante un juez para determinar su situación legal. Utilizar la palabra «ilegal» es emitir un juicio sobre ellos violando su derecho a la presunción de inocencia y a un debido proceso.

El indocumentado no es ilegal
Foto: Becker1999 from Grove City, OH

La palabra «ilegal» aplicada a una persona promueve la violencia y la discriminación y deshumaniza a quien es adjetivado con ella. Su uso influye en la actitud que la sociedad tiene hacia los migrantes, no solamente en Estados Unidos, sino en los países expulsores. Medios de comunicación en países latinoamericanos como México suelen incluirla también en sus reportes, convirtiendo a sus migrantes en ciudadanos de segunda categoría sin importar cuál sea su estatus migratorio.

La decisión anunciada por la agencia AP es un parteaguas en la historia de los medios estadounidenses, y es posible que en las próximas semanas veamos a algunos otros sumarse a estos criterios. Ojalá en los países de origen de nuestros migrantes también se trabaje por eliminar las etiquetas; que exista la sensibilidad para reconocer que, sin importar su origen o su situación jurídica, ningún ser humano es ilegal.

 

Autor

  • Eileen Truax

    Periodista mexicana con más de 25 años de trayectoria. Inició su carrera en México y en 2004 se mudó a Estados Unidos, donde durante 18 años se especializó en la cobertura de migración y política. Su trabajo se ha publicado en medios como The Washington Post, Vice, El Universal (México), Proceso, El Faro, Gatopardo y 5W, entre otros. Ha cubierto cuatro elecciones presidenciales en Estados Unidos y ha publicado tres libros periodísticos con ediciones en inglés y español: Dreamers, la lucha de una generación por su sueño americano; _Mexicanos al grito de Trump. Historias de triunfo y resistencia en Estados Unidos; y El muro que ya existe. Las puertas cerradas de Estados Unidos. Sus textos se han incluido en otros ocho libros colectivos, y es editora de Una Lucha Compartida, un texto biográfico sobre la activista feminista Lucha Castro. Eileen es directora de contenido del Congreso Internacional de Periodismo de Migraciones, que se celebra anualmente en España. Ha impartido talleres y conferencias en más de 30 universidades en América Latina, Estados Unidos y España, y para entidades como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), DW Akademie, Thomson Foundation y European Press Prize. Es fellow del programa Knight-Wallace for Journalists de la Universidad de Michigan (2019-20), y miembro vitalicio de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos de Estados Unidos (NAHJ). Actualmente vive en Barcelona, donde imparte clases en el Máster de Periodismo Literario y en el programa StudyAbroad de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB)./

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