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Trump contra las tropas

Que alguien desenmascare la verdadera actitud de Trump respecto a los militares lo exaspera con razón, porque es capaz de privarlo de un segmento en el que confía para su reelección

Un reportaje de Jeffrey Goldberg, periodista galardonado y editor en jefe del The Atlantic, arroja luz sobre el desdeño y la insensibilidad de Donald Trump contra las tropas que cumplen con su obligación cívica de servir al país en tiempo de guerra.

El presidente repetidamente y como norma se ha referido con desprecio hacia los soldados, tanto los que sirven actualmente en las Fuerzas Armadas como quienes sirvieron en guerras como la de Vietnam, porque contrariamente a él no se zafaron del servicio y obedecieron las órdenes de movilización. Trump ha mostrado también una inaudita insensibilidad hacia los caídos en las guerras, incluyendo quienes combatieron a los nazis en la Segunda Guerra Mundial, y hacia quienes cayeron prisioneros en el campo de batalla.

Todos ellos son para él “losers” y “suckers”.

La información fue corroborada por múltiples fuentes, incluyendo de FoxNews, aliada del presidente.

La reacción de la Casa Blanca fue de pánico y rabia. Trump atacó a quien pudo: su exjefe de gabinete, un militar condecorado; la dueña del The Atlantic; la periodista de FoxNews que corroboró el informe, de quien exigió que la despidieran.

Fiel, nuevamente, a su axioma de atacar incesantemente y jamás reconocer un error, el presidente acusó a sus generales en el Pentágono de buscar avivar conflictos armados para beneficiar a la industria armamentista con la que supuestamente están coludidos.

Quizás sea así, pero llama la atención la acusación en momentos en que la misma administración está finalizando venta de aviones de guerra – por 150 millones de dólares la pieza – a países árabes, con entusiasta apoyoa de esa industria.

Ojalá algún día se sepa quién hizo millones (y cuántos) como mediador en estas operaciones. Lo dudo.

En suma, Trump inició ese absurdo ataque para corregir lo incorregible, que desprecia, u odia, a los soldados, así como desprecia a sus propios fanáticos. De quien su vida prácticamente depende.

Junto a él reaccionaron contra las acusaciones sus acostumbrados personeros y funcionarios nombrados por él para cargos de seguridad nacional.

Simultáneamente se dio a conocer el esperado libro del exabogado personal de Trump, Michael Cohen, que es quizás quien más lo conoce.

Cohen dice allí que Trump es «un tramposo, un mentiroso, un fraude, un matón, un racista, un depredador, un estafador», y que tiene la mentalidad de un «jefe de la mafia».

Pero lo más sobresaliente de todo esto – la evidencia de Trump contra las tropas – que surge ahora, a 56 días de las elecciones, es que ya no sorprende.

Nos acostumbramos tanto al carácter ilimitadamente narcisista, malévolo de Trump que elaboramos la nueva información casi con indiferencia.

La tragedia es que el 90% de los republicanos siguen y seguirán apoyándolo, con una tenacidad total, independientemente de la verdad.

Sin embargo, este descubrimiento sobre Trump no es como otros. Era sabida su hostilidad y desprecio hacia los afroamericanos. Su crueldad contra los inmigrantes. Su capacidad de pisotear normas y precedentes legales. Sus alusiones positivas a la violencia armada. Su llamado a que la gente votara – ilegalmente – dos veces.

Pero esto es diferente, porque la población militar y sus familias son un componente extraordinariamente importante en la estrategia electoral republicana. Contrariamente a los anteriores, le importan.

Que alguien desenmascare la verdadera actitud de Trump respecto a los militares lo exaspera con razón, porque es capaz de privarlo de un segmento en el que confía para su reelección, y para intentar mantener los asideros del poder en caso de perderla.

Pero quizás lo más importante de las revelaciones es que revelan y confirman una vez más el papel imprescindible que cumplen los medios de comunicación libres, que se encuentran en la primera fila de la lucha por la democracia que está teniendo lugar en estos mismos momentos en el país.

Autor

  • Fundador y co-editor de HispanicLA. Editor en jefe del diario La Opinión en Los Ángeles hasta enero de 2021 y su actual Editor Emérito. Nació en Buenos Aires, Argentina, vivió en Israel y reside en Los Ángeles, California. Es periodista, bloguero, poeta, novelista y cuentista. Fue director editorial de Huffington Post Voces entre 2011 y 2014 y editor de noticias, también para La Opinión. Anteriormente, corresponsal de radio. -- Founder and co-editor of HispanicLA. Editor-in-chief of the newspaper La Opinión in Los Angeles until January 2021 and Editor Emeritus since then. Born in Buenos Aires, Argentina, lived in Israel and resides in Los Angeles, California. Journalist, blogger, poet, novelist and short story writer. He was editorial director of Huffington Post Voces between 2011 and 2014 and news editor, also for La Opinión. Previously, he was a radio correspondent.

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Un comentario

  1. estimado amigo FANTINI, lo vengo diciendo en distintos medios de mi pais , ntro pais hace no menos de dos semanas atras:Es el triunfo irracional de la derecha inconsciente, sobre la racionalidad de una politica de estado. saludos atte

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