Admiro y agradezco
«Quiero contarle al mundo que en Boyle Heights hay también cosas buenas”.
“Quiero que sepan que no es solamente un lugar violento”.
Así me lo prometieron – y así lo publiqué en febrero – los catorce miembros de la redacción del Boyle Heights Beat / Pulso de Boyle Heights.
¡Cumplieron!
Este mes salió a luz el primer ejemplar de la revista, una publicación tabloide de veinte páginas, cuatro de ellas a todo color, en 22 mil copias que La Opinión gratuitamente distribuyó en el Este de Los Angeles.
Y se inauguraron los sitios de internet correspondientes: boyleheightsbeat.com y pulsodeboyleheights.com.
Desde la primera página vemos el sello del compromiso. Se reseña la colaboración de vecinos y policías contra el crimen; actualiza la triste situación de los mariachis en su plaza homónima; destaca a una mujer que ayuda como entrenadora deportiva; informa sobre una controversia en el proyecto de viviendas Wyvernwood; pinta las dificultades económicas. Celebran la cocina mexicana, el teatro y la cultura locales; el éxito y calidad de una banda musical local; poemas, biografías, el retorno de antiguos alumnos como nuevos maestros al barrio, la historia de un señor japonés que egresó de la Roosevelt en 1931 y se aborda con respeto el doloros e insondable mundo de la violencia familiar; el mercado agrícola; el edificio Sears…
Quien quiera imprimir y hojear la versión escrita, puede ir a http://bit.ly/k6wxxL o a http://bit.ly/l3VFlA .
Si solo se tratase de otra publicación barrial con ayuda institucional, hubiese alcanzado para la felicitación y el aplauso.
Pero Boyle Heights Beat es algo más.
Todos los artículos y las fotos son obra de 14 alumnos de cuatro escuelas secundarias del barrio – Mendez Learning Center, Puente Learning Center, Roosevelt High School y Boyle Heights Technology Academy – seleccionados en un proceso riguroso entre 70 peticiones.
O sea: Boyle Heights Beat, un periódico con contenido serio y de calidad, un diseño profesional dinámico y moderno y ambiciosas metas, es hecho por adolescentes.
Son muchachas y muchachos latinos y bilingues, entusiastas y esperanzados.
He acompañado al grupo desde el comienzo como colaborador y observador.
Y me declaro feliz de haber sido testigo de un proceso inigualable: la transformación de estos chicos, que llegaron atomizados e inseguros, tímidos o coloridos adolescentes, en un grupo orgulloso, unido, cohesionado, determinado, exitoso.
Los admiro. Les agradezco.
Son Alejandro Rojas, Ángel Lizarraga, Charley Patiño, Cinthia González Castro, Daniel Vidal , Diana Arellano, Diana Ochoa, Franklin Granados, Jonathan Olivares, Karissa Reynoso, María Vera, Melissa Martínez, Rosa Solache, Yazmín Núñez.
Pero no solamente ellos.
La obra no hubiese sido posible sin la labor dedicada de un puñado de voluntarios, conocedores y amantes del oficio periodístico, que asesoraron personalmente y durante semanas a los jóvenes autores con cariño e idealismo verdaderos: Anabell Romero, Augustine Ugalde, Ciro Cesar, Claudia Delgado, Gene Dean, Jennifer Harris, Jessica Pérez, Kris Rivera, Luis Sierra Campos, Rocío Zamora, Verónica Hurtado.
Patrocinado por The California Endowment es un proyecto conjunto de La Opinión y la facultad de periodismo USC Annenberg, representados por Pedro Rojas y Michelle Levander respectivamente.
Para el segundo número de Boyle Heights Beat ya se han anotado nuevos reporteros, alumnos de incluso más escuelas, reemplazando a quienes se gradúan este año.
Búsquelos. Apláudalos. Y si es del barrio, colabore.