Arde Mineápolis por asesinato de afroamericano
El video que todo el país ha visto es bien claro. Muestra a un policía que aprieta con su rodilla la garganta de George Floyd, durante minutos interminables, hasta causarle la muerte.
En medio de las heridas de una epidemia global, un policía asesina a un afroamericano y se encienden llamas en Mineápolis, Minesota, que nuevamente generan interrogantes sobre las instituciones policiales estadounidenses y los derechos civiles de las minorías.
Historia de abuso
El video que todo el país ha visto es bien claro. Muestra a un policía que aprieta con su rodilla la garganta de George Floyd, durante minutos interminables, hasta causarle la muerte.
“Mama, mama…”, ruega desesperadamente Floyd, de 46 años, entre sus últimos suspiros.
Si bien esto podría haber sido considerado un ejemplo más en ese nutrido capítulo de abuso que caracteriza a las fuerzas policiales estadounidenses, la identidad de los actores principales cambió la naturaleza de los eventos. El policía era de raza blanca y la víctima era un afroamericano. Un dato demográfico que transformó al incidente de una simple cuestión policial, de un hombre que compra cigarrillos con un billete falso, a un tema de urgencia política.
Los afroamericanos y la ciudadanía decente están hartos de casos como el de Eric Garner, Michael Brown, Laquan McDonald, Freddie Gray y tantos otros que pueblan de sangre la historia de su interacción con fuerzas policiales. Y ese hartazgo se ha transformado en una enérgica demanda que se ejemplifica en movimientos de defensa de los derechos civiles como Black Lives Matter.
Conferencia de prensa
Por eso es que la conferencia de prensa que las autoridades locales iban a dar el jueves 28 de mayo había creado tanta expectativa de que finalmente se haría justicia. Pero después que el fiscal, el FBI y otros ´ilustres´ líderes, ingenuamente explicaron que no había que preocuparse pues ellos estaban a cargo de la situación, quedó una sensación de sospecha e insatisfacción que ayudó a incrementar la tensión que ya se sentía en las calles de Mineápolis desde noches anteriores.
Sin duda, el momento más inaudito de la conferencia de prensa lo dio Mike Freeman, el fiscal del condado de Hennepin, quien pidió paciencia y describió la muerte de Floyd como “horrible y terrible”. Hasta ahí todo bien. Pero después de esa introducción conciliatoria, al fiscal no se le ocurrió mejor idea que decir que “hay otra evidencia que no apoya que se haga un cargo criminal”.
Decir que, por el momento, no se harían cargos judiciales contra los policías Derek Chauvin, Thomas Lane, Tou Thao y J. Alexander Kueng, que aparecían en el video, fue como distribuir gasolina, antorchas y fósforos entre los manifestantes que en las calles de Mineápolis, Nueva York, Los Ángeles y otras ciudades reclamaban justicia.
A las pocas horas, las pantallas televisivas de la nación se poblaron del rojo de las llamas y de la rabia de ciudadanos quienes, hartos de injusticia racial, desafiaron a las fuerzas del orden, a sus balas de goma y a sus gases lacrimógenos y quemaron edificios en Mineápolis, incluyendo una estación de policía, reabriendo el debate sobre los métodos de las instituciones policiales estadounidenses y su relación con minorías raciales.
Amenaza contra medios de comunicación
Para colmo, en medio del caos reinante en Mineápolis, un reportero de CNN fue arrestado. Supuestamente, por interferir con las operaciones policiales. Pero como se escucha en la cámara que quedó prendida durante el arresto, el hombre de prensa en todo momento manifiesta que desea cooperar con las fuerzas del orden.
Para quienes gustan de pensar en conspiraciones, la detención del periodista fue interpretada como un mensaje de la Casa Blanca y sus aliados más retrógrados contra una prensa a la que se percibe como una amenaza a las aspiraciones de Donald Trump en su campaña para ser reelegido presidente en noviembre.
Se puede especular que la misma motivación estaría detrás de la decisión del presidente de firmar un decreto, ese mismo día, a través del cual se eliminan protecciones legales de las redes sociales. No es casualidad que días antes, Twitter había calificado a unos de los comentarios de Trump como que carecía de objetividad. Una calificación que enfureció al presidente.
¿Y ahora qué?
Los cuatro policías involucrados en el asesinato de Floyd han sido expulsados de la fuerza pero tres siguen en libertad, complicando el escenario el gobernador de Minnesota ha activado a la Guardia Nacional, los manifestantes no parecen satisfechos… la nación herida y agotada por la crisis de una pandemia global y sin liderazgo en la Casa Blanca, parece no tener una respuesta.
Qué diferencia que hacen dos o tres días en este entorno alocado. Martín como profesional que es, o un editor como éste deben considerar que un artículo requiere actualización en el momento en que termina de leer la versión final.