Poesía

Hoy me toca ser urbe me toca que se cuajan tus ojos en mis pupilas mientras yo, atragantada, vomito tu luz

Manhattan Recipiente hórrido cíclico, neurálgico del siglo

Delivery man montado en bicicleta hablando por celular embiste a un griego borracho

Roedora alteridad oscura de las ardillas Persevera Nunca mueras Siembra los rieles de vida

A veces Quisiera ser Ese poeta Al que le vale madre la vida Poder corromper a la poesía, desnudarla, hacerla mía. Practica con Ella en Kama Sutra en vez de hacerle el amor Hay días que no quiero ser y me encuentro solo. Es porque estoy harto de la poesía…

La distancia entre vos y yo es infinita somos estrellas perdidas a la búsqueda de un Dios externo que no existe extraviándonos en el espacio por no saber qué hacer con tanto vacío vivimos con las imágenes borrosas de la desmemoria la bombas por recuerdos son la única luz en…

¿Qué será del almendro cuando ya no dé flor, cuando en sus brazos tersos no quepa mi dolor? ¿Qué será de la noche cuando ya no estés tú? ¿Qué será de nosotros, ¿qué seremos tú y yo? Acaso un hilo tenue sobre la alfombra gris, o quizá simplemente una efigie…

A mi hijo Por (Colombia) Como un alarido aquel encuentro con la muerte Derrumbe de tu cuerpo entre la niebla Hijo de mi adolescencia de mi dolor de mujer De una mentira de amor Cegaron tu primavera y todas las primaveras que venían Quedó en tu cuerpo a semilla fragmentada…

Quien puede decir / fue el aire / quien destruyó mi casa. / Un poema de Virgilio González

Falta el charqui, falta sol, la celeste bóveda del cielo falta la puna,

Coloca su cabeza en la centrífuga Se sienta sobre la tapa Toma un Greyhound Sale de la urbe Cruza la frontera

Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar (corrijo, al de los Latin Kings) Con el tumbao que tienen los guapos al caminar (corrijo, con los pantalones a medio culo)

Esta mañana, desde Cerro de Pasco, les canto a mis hermanos mineros de Copiapó.

Y serán testigos los cielos del sortilegio mientras la brisa canta una canción de esperanza Y después del regocijo volverá otra vez la calma a las solitarias tierras del desierto Atacama.

La poeta miraba el cielo y solía contar alguna estrella fugaz. Las estrellas fugaces abundan en el universo y atraviesan el cielo como los autos las calles, solo que la noche las oculta a casi todas con su pañuelo negro